El Periódico de Aragón

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FINAL DE LEGISLATURA

Los políticos de Aragón pasan las vacaciones en las trincheras de agosto

La unidad de las opciones de izquierdas se aleja sin reuniones desde hace meses

Lambán interviene en el último pleno del curso político en Aragón. | ÁNGEL DE CASTRO

No son Las trincheras de Dios ni se le parecen, ni hay un jesuita mediante entre bandos, ni mucho menos España está en guerra. Sin embargo, el clima político, bélico en el cruce de expresiones desde hace meses, se recrudece conforme se descuentan los días para las próximas elecciones en Aragón. Son las autonómicas y las locales, que llegarán el último domingo de mayo. Diez meses quedan, un mundo en el que lo que hoy parece claro –que el PP está de subida imparable, por ejemplo– mañana puede ser, si no oscuro, al menos gris. Ya no hay tirachinas ni dardos en la palabra, silban las balas entre el Ayuntamiento de Zaragoza y el Gobierno de Aragón, entre el Partido Popular y el PSOE, con permiso de la compañía, de otros cuatro que, aunque pintan menos, mandan también en el Pilar o el Pignatelli.

El armamento es cada vez más pesado. Esta semana han sonado los obuses volando de un gobierno al otro a cuenta de dos asuntos (La Romareda y el residencial Pirineos) que, si bien son importantes, no parecen de tanta enjundia como para generar la crispación que se ha percibido en ambos contendientes. No se entendió muy bien, la verdad, que desde la DGA se señalara a Azcón por politizar la operación mientras el intermediario nombrado era el concejal de Urbanismo, Víctor Serrano, con quien comparte mandato pero no partido. El interlocutor es de Ciudadanos, el partido que todavía participa en algunas de las acciones bélicas pero que se puede ir a las trincheras de agosto para no volver.

Y por ahí empieza la gran guerra, la misma otra vez de PSOE y PP, que pugnan por quedarse con los votos de los liberales. Deberían, en teoría, caer en mucha mayor proporción al lado de la derecha, pero hace meses que el PSOE de Aragón se ha separado del socialismo sanchista. Hace tiempo que Lambán prepara la estrategia de una campaña en la que recaerá todo el peso sobre su figura, la de un hombre de izquierdas que no le patina al votante de derechas tradicional, al que le gusta, cómo no, que atice a los catalanes cuando corresponde y les pare los pies en términos olímpicos. Tampoco se detiene a desmentir la distancia que le separa del presidente del Gobierno, compañeros de partido pese a todo. Por eso recalca sus mensajes de centrismo, aragonesismo sin complejos y socialdemocracia. Más ahora que en Madrid los socialistas se han escorado a la izquierda.

También porque mientras Lambán gana terreno por el centro, al PP de Azcón se le achica el espacio. Si solo puede contar con Vox, la alternativa de sumar 34 diputados en las Cortes se aleja. Poco se sabe de los de Abascal en la comunidad autónoma, donde tampoco se ha aclarado si Julio Calvo repetirá en el Ayuntamiento de Zaragoza y Santiago Morón hará lo propio para las Cortes. Esperan tener los nombres de los candidatos antes de final de año.

Juego de Alianzas

Pero es en la banda zurda donde estará seguramente el quid de los resultados electorales, el triunfo que muchos entienden que se jugará en un puñado de votos. Es, también, la baza más segura para Lambán, que ya ha demostrado que puede gobernar a izquierda y derecha, y que, por lo tanto, tiene más cartas que el popular Jorge Azcón para tejer un gobierno.

Aun así, las aguas de la izquierda andan revueltas. A diez meses de las elecciones se desconoce cuántas papeletas habrá y cuáles serán las propuestas. Esta semana, la vicepresidenta y líder de Sumar, Yolanda Díaz, reconocía que su proyecto de escucha y de confluencia de la sociedad civil de izquierdas no llegará a estar conformada antes de las elecciones autonómicas y municipales. Si esto se confirma, el espejismo de una lista unitaria que sumara a Izquierda Unida y a Podemos en Aragón bajo la nueva marca se va esfumando. Más aún desde que la formación morada prescindiera de Nacho Escartín como portavoz parlamentario pocos días después de significarse y asistir a la presentación de Sumar en Madrid.

Tampoco es que, hasta ahora, tanto Podemos como IU hayan dado demasiados pasos adelante en ese camino de la unidad en Aragón. Ha habido intentos, impulsados principalmente por Unidas Podemos a escala estatal, pero ya han pasado meses desde el último encuentro formal entre las direcciones de ambas formaciones políticas. Ahora que las relaciones dentro de la coalición estatal no pasan por su mejor momento, tampoco se han retomado las reuniones a escala autonómica. El hecho de estar unos gobernando (Podemos) y otros en la oposición (IU) no facilita las cosas. Y suma cartuchos a la incertidumbre de cómo se presentará la izquierda a unas elecciones autonómicas y municipales en las que las encuestas favorecen, a día de hoy, a la derecha. La única certeza en este espacio es que CHA concurrirá en solitario.

La próxima cita electoral puede ser la del regreso al bipartidismo imperfecto que siempre ha imperado en Aragón, con dos partidos fuertes, PSOE y PP, y formaciones en el centro, a la izquierda y a la derecha con una fuerza mucho menor pero que puede resultar decisiva.

El granero de votos del centro que ahora atesora Ciudadanos acabará, previsiblemente, dispersándose en otras opciones políticas. Después de la dramática crisis interna del pasado otoño, en el PAR esperan poder conservar su espacio gracias a las profundas raíces del partido en el territorio.

Los que intentan echar raíces, y llevan en ello varios meses, son los descendientes de Teruel Existe en las provincias de Zaragoza y Huesca. Mientras en el sur de la comunidad autónoma esperan un buen resultado electoral, su ausencia de las principales instituciones en Zaragoza y el Alto Aragón dificultan que su mensaje cale ya en estos espacios. El proceso de organización interna del partido se espera este otoño, con las listas y los líderes por definir. Queda un último mes de respiro antes de la precampaña total. Con tantos flancos abiertos la incertidumbre es total y en el camino hasta mayo pesarán tanto los candidatos como las alianzas.

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