Que los alimentos lleguen en condiciones «óptimas» al consumidor. Y lo mismo el agua tanto de boca como de piscina. Este es el objetivo del Laboratorio de Salud Pública de Aragón (tiene sede en las tres provincias de la comunidad), que cada año analiza alrededor de 15.000 muestras y 60.000 determinaciones de los distintos programas de control que efectúa la Dirección General de Salud Pública del Gobierno de Aragón.

Un total de 40 profesionales (28 de ellos en Zaragoza) trabajan para analizar brotes sanitarios y la calidad de los alimentos y del agua. «Hacemos analíticas que dan fe de que los productos están en buenas condiciones desde el punto de vista de ausencia de contaminantes», señala Ana Isabel Agustín Garcés, directora del Laboratorio, que ha visitado la visita de la consejera de Sanidad del Gobierno de Aragón, Sira Repollés, y del director general de Salud Pública, Francisco Javier Falo. 

De todas las muestras que llegan (hasta la fecha han sido unas 6.000), la mayoría son «aptas», en alguna encuentran algún «patógeno o algún indicador» que requiere que servicios de seguridad alimentaria o sanidad ambiental para que realicen una inspección o control para «afianzar esos resultados».

Para analizar los alimentos, los profesionales deben quitar la grasa, quitar el músculo, se corta, se pone en unos frascos, se pesa, se tritura, se congela, se procesa y se pone a la temperatura que se necesita. Ahí se busca salmonelas o listerias y alguna vez e coli; mientras que en las aguas, sobre todo legionela y «alguna vez contaminaciones fecales» y de la refrigeración; pero no solo se analizan las aguas de consumo, si no también las de las piscinas y las zonas de baño. Lo que no se encuentra ni se analiza es la presencia de covid porque «no se determina ni en alimentos ni en aguas».

Desde este laboratorio también se llevan a cabo los ensayos de muestras para investigar la presencia de residuos y otras sustancias como antibióticos o anabolizantes en carnes, aditivos o contaminantes en alimentos, donde se requieren profesionales «muy cualificados». Además, es el encargado de realizar los análisis correspondientes al Programa de autocontrol de la Red de Hospitales Públicos de Aragón, tanto del programa de autocontrol de Cocinas Centrales como del programa de autocontrol de Legionelosis.

Este laboratorio es el eslabón de Aragón dentro de la red de laboratorios, un centro «desconocido para muchos», al igual que sus profesionales, pero cuyo trabajo permite que los aragoneses «podamos disfrutar de aguas en condiciones, carnes en condiciones y alimentación saludable», explicó la consejera de Sanidad, Sira Repollés.

Exportación a EEUU

En el laboratorio se realiza el control de la cadena alimentaria y por las manos de sus profesionales pasan los productos de todas las instalaciones cárnicas de la comunidad. Pero también de otras comunidades autónomas, como Andalucía y Castilla y León, ya que están cualificados para determinar la exportación a Estados Unidos. Para que la carne entre en América se necesita tener unos estándares que no coinciden con los de Europa y en el laboratorio aragonés se está acreditado para expedirlo, por lo que están en «auditorías permanentes».