El Juzgado de lo Penal número 1 de Zaragoza ha condenado a dos años de cárcel a una pareja residente en Valdespartera por generar ruidos que hacían la vida imposible a un vecino del mismo inmueble. Los hechos se remontan a fechas anteriores a abril de 2019 y duraron varios años.

Según la sentencia, los encausados, que viven en la calle La Diligencia, producían ruidos "de manera sistemática", tanto de día como de noche. Este estruendo continuo, recoge la resolución, generaba "graves molestias" a sus vecinos, en particular a uno del mismo inmueble y a otro del edificio colindante.

Los ruidos consistían en golpes de tuberías, música a elevado volumen, gritos y trabajos de bricolaje con herramienta eléctrica. En una ocasión, uno de los acusados cortó baldosas y maderas con una sierra radial delante del inmueble a las diez de la noche.

Los vecinos, hartos de esta situación, llamaron a la Policía local en numerosas ocasiones. Hasta el punto de que uno de los perjudicados llegó a instalarse en el sofá de su salón para dormir. Además cambió sus horarios de descanso y nunca se acostaba antes de las dos de la madrugada, hora a la que los ruidos cesaban o se atenuaban.

Asimismo, otro de los afectados tuvo que ausentarse de su domicilio y se fue a vivir temporadas a un piso diferente, ya que los ruidos le producían una situación de ansiedad e insomnio por la que tuvo que recibir tratamiento, pese a lo cual le ha quedado un trastorno de carácter neurótico.

La sentencia considera que J. I. H. y M. A. O. F. son responsables de un delito de coacciones en concurso con otro de lesiones, por lo que les impone dos años de cárcel y les prohíbe comunicarse con su víctima por un tiempo de tres años. Asimismo deberán abonar como responsabilidad civil 3.448 euros.

Los ruidos se grabaron en 43 cedés

La letrada María Luis García Peñafiel, que ha representado en el proceso judicial a uno de los perjudicados, ha mostrado su satisfacción por la condena, alcanzada de conformidad tras agotar la vía de la mediación vecinal con anterioridad a la judicialización del caso.

"Se castiga a los acusados por producir unos ruidos que hicieron la vida imposible a mi cliente", ha manifestado la abogada. "El juzgado considera que hubo coacciones porque el afectado se vio a obligado a cambiar de hábitos y de vivienda", ha señalado García Peñafiel, que ha precisado que su cliente ha estado de baja laboral y recibe tratamiento médico.

La letrada ha indicado además que, a falta de mediciones de la Policía Local, el juzgado ha basado la condena en 43 cedés aportados por su cliente y que él mismo grabó para captar la intensidad de los ruidos a que se veía sometido.

El estruendo causaba molestias en el rellano donde viven los acusados, pero también a los residentes en otros pisos y en un edificio colindante. En este último, un vecino llevaba cinco años durmiendo en el sofá de su salón para alejarse lo más posible de la fuente del ruido.