La persistencia de la incertidumbre y la ralentización económica chocan con las previsiones de crecimiento del PIB (Producto Interior Bruto) y con los buenos resultados económicos del tercer trimestre e influyen en las expectativas de los empresarios aragoneses. El Indicador de Confianza Empresarial (ICE), elaborado por la Fundación Basilio Paraíso de la Cámara de Comercio de Zaragoza e Ibercaja, se sitúa en -1,2 en el tercer trimestre de 2022, un valor negativo, aunque mejor que el del trimestre anterior (-2,7).

Si bien las previsiones apuntan a un crecimiento económico lento, la buena marcha de la economía en el último trimestre hace que los empresarios vean con mejores ojos el comportamiento general, aunque sin llegar a confiarse, según concluyen las entidades que han elaborado el estudio de opinión.

Resulta destacable la valoración tan diferente que hacen de los resultados cosechados en el trimestre concluido respecto de la opinión que les merecen las perspectivas económicas para el cuarto y último del ejercicio 2022.

Falta de mano de obra

Si se desagrega el Índice de Confianza Empresarial en los dos subindicadores que lo conforman –el de situación y el de expectativas– vemos que ambos mejoran, pero mayormente el primero, que alcanza un valor de 3,2 frente al 1,1. El segundo índice pasa de -6,5 al -5,6.

Las empresas aragonesas sitúan a la debilidad de la demanda como el factor principal que lastra su facturación (en línea, por otra parte, con la tendencia histórica). Casi la mitad así lo manifiestan. La falta de mano de obra cualificada (15,2%) continúa como la segunda causa en importancia para explicar la atonía del crecimiento en la actividad, poniendo de manifiesto las necesidades de capital humano.