UN FINAL DE AÑO ENTRE AMIGOS

Una Nochevieja rural, la preferida de los aragoneses

Los aragoneses vuelven a elegir el turismo interior de la comunidad como el destino perfecto para cerrar el año | Los empresarios prevcén unos meses de enero y febrero "flojos"

Las casas rurales del Pirineo aragonés siguen siendo el principal objeto de deseo para estas fechas.

Las casas rurales del Pirineo aragonés siguen siendo el principal objeto de deseo para estas fechas. / EL PERIÓDICO

Sergio H. Valgañón

Sergio H. Valgañón

Desde hace un tiempo, la última noche del año se reserva para los amigos y muchos, cada vez más, eligen el turismo rural como el destino perfecto para ese ansiado broche de oro. Un turismo rural que en Aragón sigue creciendo cada año para unas últimas fechas con muchos nuevos adeptos y, también, con mucho cliente fijo. Tanto Nochebuena, aunque menos, como Nochevieja son dos fechas señaladas en el calendario de los empresarios del turismo rural.

Para Jesús Marco, de la Asociación Aragonesa de Turismo Rural (Faratur), a unos días de la despedida del 2022, la Nochevieja «tiene una pinta estupenda y casi todas las casas rurales están llenas». Sin embargo, la tardanza en las reservas, «algo que ha pasado siempre desde que este tipo de turismo se puso de moda en estas fechas», hace que todavía queden algunas plazas libres entre la intensa oferta aragonesa.

El cliente de la comunidad espera a última hora, "menos los que quieren un sitio concreto". Los alojamientos mantienen sus precios, aunque con el nuevo año llegarán las subidas

El presidente de Faratur ya conoce cómo se comporta el cliente en la comunidad y tiene claro que la mayoría «prefieren esperar hasta la última hora para elegir la casa en la que pasarán la Nochevieja».

El perfil del cliente previsor «es mucho menor», pero Marco lo identifica con un turista que tiene las cosas muy claras: «Suelen ser personas que quieren ir a una casa concreta, que no quieren perder el turismo de nieve o que buscan pasar esos días en días concretos, porque tienen familiares o amigos en esas localidades». Unos turistas previsores que siempre tienen que lidiar con los más tardones, explica Marco, ya que «en muchos grupos llaman para interesarse y a la vez avisan de que tienen que esperar a que todos los amigos confirmen su asistencia».

Un diciembre discreto

Y mientras los más perezosos sacan de quicio a los más previsores, y los empresarios esperan al gran cierre del año, el balance del mes de diciembre no está dejando el sabor de boca deseado. «El reparto tan raro del puente de la Constitución hizo que el cliente se tuviese que repartir y, en algunos casos, no pudiera venir», resume Marco, que recupera las cifras de hace solo tres semanas: «Un 75% en la primera parte del puente y un 30% de ocupación en la segunda». ¿En líneas generales? «En torno a un 65%, siendo que de normal son unas fechas en las que rozamos el completo».

Pese a la compleja situación económica, diciembre y el año llegan a su final sin grandes variaciones en los precios del turismo rural de la comunidad. «Por ahora no hemos hecho ningún ajuste y tenemos pensado acabar la campaña de Navidad con los precios de la última temporada».

Unos cambios que, sin embargo, serán «inevitables» con la entrada en el 2023. «Los costes han subido y por ahora podemos mantenernos porque no ha llegado el frío y no ha habido que encender mucho tiempo la calefacción», detalla Marco, que achaca a eso que los empresarios «no hayamos visto una excesiva subida de nuestros gastos».

El inicio del año, con subida de precios o sin ella, siempre suele ser una época «floja» para el turismo rural: «Enero y febrero son meses complicados». Sin embargo, siempre habrá unas casas solicitadas: «Hasta que se acabe la temporada de nieve, los alojamientos cercanos a las estaciones de esquí serán los favoritos de todos».