UNIVERSIDAD DE ZARAGOZA

175 años de Veterinaria en Zaragoza: pasión por los animales y la docencia

La facultad, una de las más punteras del país, está de aniversario y una muestra en el Paraninfo recoge su evolución desde el punto de vista clínico y práctico / La irrupción de la digitalización o el 'boom' del sector agroalimentario le han dado un plus a la instalación y a la enseñanza

Las maquetas que explican la anatomía de diferentes animales están hechas en papel maché y se pueden abrir, encontrando en su interior los diferentes órganos.

Las maquetas que explican la anatomía de diferentes animales están hechas en papel maché y se pueden abrir, encontrando en su interior los diferentes órganos. / ANGEL DE CASTRO

Ana Lahoz

Ana Lahoz

¿Sabía que los alumnos de Veterinaria de antaño debían examinarse de herrado y forjado; que el estudio de la anatomía de las distintas especies se hacía con maquetas fabricadas con papel maché o que la Facultad de Veterinaria de la Universidad de Zaragoza tuvo hasta cuatro sedes antes de instalarse en la actual? Todas estas curiosidades y otras tantas más están al alcance del ciudadano en la sala África Ibarra del Paraninfo, que hasta el 25 de febrero acoge una exposición conmemorativa sobre los 175 años de historia de los estudios de Veterinaria en la capital aragonesa. 

De su puesta en marcha se ha encargado Juan José Ramos, catedrático de Patología Animal y un «apasionado» de la docencia, sobre todo de la asignatura Historia de la Veterinaria que, a pesar de ser optativa, «se llena todos los cursos», cuenta orgulloso y con una sonrisa. Ese entusiasmo que siente por la Veterinaria es el misma que transmite a la hora de explicar los diferentes materiales de la muestra. «Este lienzo pintado al óleo es una pasada», señala en referencia a una imagen de 1921 que cuelga en la pared y que muestra, esquemáticamente, el sistema nervioso de una vaca. «Esto vendría a ser en la época la diapositiva de power point que ponemos actualmente. Cada parte está señalada con un número y el profesor iría explicando y preguntando a sus alumnos», explica Ramos.

Juan José Ramos, catedrático y profesor, es el comisario de la exposición.

Juan José Ramos, catedrático y profesor, es el comisario de la exposición. / ANGEL DE CASTRO

La exposición también acoge dos de los 20 cuadros que Nicolás Ruiz de Valdivia pintó en 1859 y que forman parte de la colección que servía para dar a conocer a los alumnos las capas de los caballos. «Fue un autor granadino que, tras una beca en París, se instaló en Zaragoza y no sabemos por qué, pero dejó un gran legado», matiza el comisario de la muestra.

De entre todos los materiales, son muy llamativas las diferentes maquetas anatómicas de aves, mamíferos y peces que servían para la enseñanza más práctica. Grandes, coloridas y muy bien conservadas, se trata de piezas que se abren y que guardan en su interior los distintos órganos. «Estamos hablando de material hecho con papel maché policromado, que se hizo en dos talleres y que se conserva muy bien», cuenta Ramos. En detalle, se puede observar como cada una de ellas tiene pequeñas numeraciones que servían para explicar de qué parte del cuerpo del animal se trataba.

Esta perca está expuesta en una de las salas del Paraninfo.

Esta perca está expuesta en una de las salas del Paraninfo. / ANGEL DE CASTRO

Hay incluso un gran huevo que recoge los diferentes periodos de incubación a través de capas «muy pulcras y cuidadas al máximo detalle» que a cualquier docente le gustaría tener en clase. «Quienes diseñaban estas maquetas eran auténticos artistas», dice Ramos.

La maqueta de una gallina y un huevo, que presenta los diferentes procesos de la incubación.

La maqueta de una gallina y un huevo, que presenta los diferentes procesos de la incubación. / ANGEL DE CASTRO

La historia y la evolución de los 175 años de los estudios de Veterinaria en Zaragoza también se aprecia en las vitrinas que acogen numerosos utensilios utilizados en la docencia y en la práctica. Una de las «joya» es un microscopio monocular de bronce, pero también hay unas pinzas para la castración de rumiantes y équidos o un abrebocas muy antiguo para caballos. «Incluso tenemos un aparato de Evers doble, que hoy en día ya no se usa, pero que en aquellos tiempos servía para insuflar aire en las mamas de las vacas que estaban afectadas por diversos tipos de fiebre», explica Juan José Ramos.

Las pinzas de castración y un abrebocas de caballos, entre otro material.

Las pinzas de castración y un abrebocas de caballos, entre otro material. / ANGEL DE CASTRO

Nada es como antes en Veterinaria, aunque la «esencia clínica» de la profesión se mantiene. «Antes estaba dirigida al ganado, a grandes animales, pero de un tiempo a esta parte la parte clínica y práctica se centra mucho en pequeños animales, en mascotas como gatos y perros», detalla Ramos. «La digitalización y la automatización supusieron un boom en la forma de trabajar y también en la enseñanza. El campo de estudio se ha ampliado mucho con todo lo agroalimentario, donde Aragón es un referente y esa parte de innovación e investigación nos hace ser punteros. Es algo que, en el siglo XIX, seguro que nadie imaginaba», relata el catedrático.

Como carrera, Veterinaria sigue siendo «muy vocacional», pero ya no tiene la vinculación «familiar» de antaño. «Antes la mayoría del alumnado eran hijos e hijas de ganaderos o de padres veterinarios, que influían mucho en la elección», cuenta.

El microscopio de bronce.

El microscopio de bronce. / ANGEL DE CASTRO

Vicenta Ferreres, la primera mujer matriculada

También ha cambiado el género del alumnado, ya que hasta los años 70 «la presencia de la mujer era escasa», confirma Ramos. La primera matriculada en la Escuela de Veterinaria de la capital aragonesa fue en el curso 1931-1932 y se llamaba Vicenta Ferreres Meseguer, natural de un pueblo de Castellón. «A mitad de la década de los 80, las alumnas eran alrededor del 25% de los estudiantes y en los años 90 ya subieron al 50%. A partir de ahí se empezó a notar un cambio y, en la actualidad, el 75% del estudiantado son mujeres», explica Ramos.

Diferente material expuesto en la muestra del Paraninfo.

Diferente material expuesto en la muestra del Paraninfo. / ANGEL DE CASTRO

En 175 años de historia, más de 20.000 jóvenes se han formado en esta facultad que empezó como escuela y, hasta llegar a su sede actual, pasó por cuatro edificios, todas ellas en el centro de Zaragoza. Su primera ubicación estuvo en la calle Mayor y fue en 1951, tras pasar por otras dependencias, cuando se trasladó a la calle Miguel Servet, donde continúa.

Allí ha visto expandir sus edificios tanto de docencia como de investigación. De hecho, no solo imparte se imparte aquí el grado de Veterinaria, sino también el de Ciencia y Tecnología de los Alimentos. «Hay un parte menos conocida de los veterinarios, que es la dedicada a la inspección, dentro del área de Salud Pública, que es muy interesante y amplia. Estamos hablando de una enseñanza que ha evolucionado mucho, en calidad y en cantidad, y que tiene por delante un futuro enriquecedor en la parte de innovación», recalca

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