EL TEJIDO INDUSTRIAL DE ARAGÓN

Ebroacero y Talleres Mercier celebran su 60 y 150 aniversario

Las dos compañías hermanadas, que son de los mismos propietarios, conmemoran en un acto una larga y productiva trayectoria. Suman unos 150 trabajadores y son unos referentes del sector industrial

La consejera aragonesa de Economía, Marta Gastón, este jueves en el acto del 50 aniversario de Ebroacero.

La consejera aragonesa de Economía, Marta Gastón, este jueves en el acto del 50 aniversario de Ebroacero. / GOBIERNO DE ARAGÓN

El Periódico de Aragón

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Dos industrias históricas de Zaragoza están de celebración. Ebroacero y Talleres Mercier, que están hermanadas al compartir los mismo accionistas, ha cumplido 60 y 150 años, unas efemérides que han conmemorado este jueves en un emotivo acto, que ha reunido a numerosos invitados. La primera compañía, que tiene un centenar de trabajadores, se dedica a la fabricación de piezas de acero moldeado y de fundiciones aleadas para todo tipo de aplicaciones industriales. La segunda, con 50 empleados, a proyectos de ingeniería y fabricación de maquinaria y bienes de equipo también para diversos sectores.

La consejera de Economía, Planificación y Empleo, Marta Gastón, participó en el acto, donde destacó la “trayectoria” de estas dos compañías aragonesas, ejemplo de la “fortaleza económica y empresarial de nuestra comunidad” y de la “resistencia y adaptación de las empresas familiares”. “Cuidando a su personal y siguiendo el ritmo de la modernidad en el ámbito empresarial han resistido y han crecido”, subrayó.

De ambas empresas destaca su apuesta por la diversificación de sus productos, la mejora continua de sus medios de producción, la internacionalización, la responsabilidad social y la sostenibilidad. En este último ámbito, Ebroacero es una de las 72 organizaciones que han logrado el sello Aragón Circular en su primera convocatoria. Hasta el 3 de abril está abierto el plazo para que otras empresas y entidades locales aragonesas, comprometidas con el modelo de economía circular y que destaquen por sus buenas prácticas y actuaciones en este ámbito, puedan solicitar este reconocimiento del Gobierno de Aragón.

En materia de internacionalización, han contado con el apoyo del departamento de Economía, a través de Aragón Exterior (Arex), una colaboración que Gastón confió en que siga siendo “una constante”, al igual que con el Inaem en materia de empleo. Además de ayudarles en la búsqueda de representantes comerciales y potenciales clientes a través de proyectos, eventos y reuniones organizados por la sociedad pública, ambas firmas están presentes en la plataforma web especializada en el sector de la subcontratación industrial aragonesa, puesta en marcha por Arex.

Más de la mitad de la producción de ambas compañías –el 90% en el caso de Talleres Mercier- está dirigida a la exportación. En el caso de Ebroacero hacia 17 países diferentes de los cinco continentes, y en el de la otra firma, con Francia como principal destino, aunque también tiene un importante peso en países como Alemania, Bélgica, Marruecos, Argelia, Egipto, Costa de Marfil, Rumanía, en Sudamérica (con Chile, entre otros), Bielorrusia, Rusia y Ucrania (estos tres últimos hasta que comenzó la guerra).

Fundición de piezas

Ebroacero, que nació para dar respuesta a las necesidades de Talleres Mercier, inició su actividad en 1963 como una fundición de acero moldeado y fabricación de piezas aleadas para todo tipo de aplicaciones industriales. En sus 60 años de historia, su actividad ha estado dirigida a diversos mercados y productos, entre ellos, la construcción naval, plataformas petrolíferas, cemento, minería, válvulas y generación de energía. Para ello cuenta con avanzados medios de producción y control y con un equipo técnico altamente cualificado, cuya formación es actualizada constantemente para atender a la demanda de sus clientes.

Por su parte, Talleres Mercier acumula ya más de 150 años de historia en la capital aragonesa. El ingeniero francés Juan Mercier fundó la empresa en Zaragoza hacia 1870, en principio, dedicada a la fundición de piezas de hierro y bronce para ornamentación urbana (columnas y farolas) y otros elementos relacionados con la fundición artística e industrial, unos productos a los que, en torno a la I Guerra Mundial y la Guerra Civil española, sumó el material bélico.

En su más de siglo y medio de existencia, han salido desde sus naves desde calderas de vapor, elementos para turbinas de gas, equipos para azucareras y maquinaria para las industrias de papel hasta piezas para aeronáutica, naval, telecomunicaciones y construcciones.