MACROCOMPLEJO AGROALIMENTARIO

BonÀrea prevé la ampliación del proyecto en Épila tras invertir 170 millones

El grupo dotará al complejo de instalaciones energéticas de hidrógeno y biogás, una sede corporativa y mayor capacidad de almacenaje en frío

Vista aérea de las instalaciones que BonÀrea ya ha puesto en marcha en su gran complejo agroalimentario de Épila.

Vista aérea de las instalaciones que BonÀrea ya ha puesto en marcha en su gran complejo agroalimentario de Épila. / BONÀREA

Alicia Revuelta

Alicia Revuelta

El gran centro alimentario proyectado por BonÀrea en Épila empieza a ser una realidad tangible y palpable. Tras unos años de grandes movimientos de tierra, los primeros edificios comienzan a levantarse sobre el terreno y algunos de ellos albergan ya actividad. La Corporación Alimentaria Guissona ha invertido a día de hoy en este complejo 170 millones de euros (casi la mitad de los 400 millones previstos). Y no solo eso, prevé ampliar las instalaciones sobre el proyecto diseñado inicialmente para dar cabida a nuevas fuentes de energía y disponer de una mayor capacidad de almacenaje, según explicaron a EL PERIÓDICO DE ARAGÓN fuentes de la compañía. 

En concreto, BonÀrea quiere implantar en Épila proyectos vinculados al hidrógeno, vector por el que Aragón está haciendo una fuerte apuesta, o el biogás, lo que permitiría a la compañía “una mayor circularidad con el aprovechamiento de subproductos y residuos”, indican.

Asimismo, otros acontecimientos recientes como la pandemia o los problemas de suministros derivados de conflictos internacionales han hecho plantearse a la corporación la necesidad de ampliar su capacidad de estocaje y de regulación de la producción mediante la construcción de nuevas naves de congelación en el complejo epilense. Y, como consecuencia y en previsión del gran crecimiento de la plataforma en el futuro, también ha considerado incorporar un edificio de oficinas a modo de sede corporativa en la comunidad. 

Se trata de un paso más en la apuesta que BonÀrea hizo en febrero de 2017 cuando firmó un convenio de colaboración con el Gobierno de Aragón y posteriormente con el Ayuntamiento de Épila para la construcción de su segundo centro productivo y logístico tras el de La Closa (Guissona) que estaría ubicado en esta localidad de la comarca de Valdejalón. Un proyecto de cifras faraónicas (una superficie afectada de 180 hectáreas, 400 millones de inversión y 4.000 empleos directos que llegarán a los 10.000 sumando los indirectos) que poco a poco va alcanzando hitos.

La gasolinera está en servicio desde principios de año.

La gasolinera está en servicio desde principios de año. / BONÀREA

Épila ya abastece a 100 tiendas

Con una inversión realizada de 170 millones de euros, en la actualidad un centenar de personas trabaja ya en el complejo en los distintos edificios que han entrado en funcionamiento. Es el caso de una parte de la nave logística de 22.000 m2, donde a finales del año pasado arrancó el proceso de cross-docking, un tipo de preparación de pedidos en el que la mercancía se distribuye directamente sin pasar por un periodo de almacenamiento. De esta forma, cada día llegan a Épila diez tráileres cargados con los pedidos preparados para ser expedidos con camiones de distribución a unas 100 tiendas repartidas por Aragón, Navarra, La Rioja y otras del área de influencia de Épila.

También está ya en servicio la nave de talleres con una parte destinada a oficina técnica donde trabajan más de 30 profesionales entre ingenieros, arquitectos y técnicos especialistas para el diseño y gestión de los proyectos industriales que se están llevando a cabo en el complejo. Mientras, otra parte de 13.000 m2 está dedicada a mecánicos, eléctricos, montaje de maquinaria de manutención, además de un taller de vehículos y taller de mantenimiento de instalaciones generales que dará servicio a todas las naves del complejo.

Y desde principios de año, está operativa la gasolinera que dispone de diez puntos de repostaje para coches y camiones, doce boxes de lavado de coches, dos para camiones y ocho para aspiraciones. También cuenta con dos puestos de carga eléctrica y varias plazas de aparcamiento para coches y camiones.

Montaje de estanterías en la nave de frutos secos que entrará en funcionamiento a finales de año.

Montaje de estanterías en la nave de frutos secos que entrará en funcionamiento a finales de año. / BONÀREA

Próximas aperturas

Pero las obras no paran y BonÀrea contempla poner en marcha este mismo año otros edificios como el lavadero de cajas, donde la primera línea de lavado está previsto que entre en funcionamiento en octubre. Se trata de una instalación de gran importancia para la compañía que, según indican, usa las cajas “como elemento logístico que permite evitar el consumo de miles de toneladas de plásticos y cartones de embalajes”. Para ello, la corporación trabaja con cajas reutilizables que incluso cuando termina su vida útil a los diez años, se vuelven a convertir en granza para reciclarse y fundirse otra vez como nuevas cajas. Así, esta nave de 29.000 m2 tendrá capacidad para lavar 4.000 cajas a la hora.

También a finales de este año se pondrá en marcha la línea de procesado de almendra en la nave de frutos secos que tendrá 15.000 m2. Este proceso abarca desde la recepción, descascarado y posteriores tratamientos como el repelado, tostado, salado, etc. y el envasado y encajado final para poder ser enviado a clientes. Sin embargo, esta nave podrá albergar en el futuro otros procesos como caramelizados o chocolateados.

La nave de líquidos es otra de las que comenzarán a operar próximamente en el tratamiento y envasado de leche, zumos, agua, vino y aceite. Para ello, esta instalación contará con 15.000 m2 y con las zonas productivas segregadas según producto. Además, se engloba dentro de un conjunto de naves donde se procesarán los derivados lácteos como quesos o yogures “con el fin de conseguir el aprovechamiento máximo de las sinergias que se derivan de estos procesos, tanto de materias primas como energéticas”, subrayan desde bonÀrea. 

También se avanza en los trabajos de la nave logística en la parte de almacén, una instalación totalmente automatizada que permitirá almacenar hasta 300.000 cajas a temperatura ambiente o refrigeradas. Toda la ingeniería del almacén automático está desarrollada por personal de bonÀrea y se ha adquirido un sistema clasificador de última tecnología y alto rendimiento que es capaz de transportar y distribuir cajas a más de 10.000 unidades/hora. 

Con todo ello, BonÀrea está cada vez más cerca de llegar a la fecha de 2029 para culminar la gran plataforma agroalimentaria de Épila y cerrar así su proceso de integración vertical en Aragón, donde ya cuenta con fábricas de piensos en Bujaraloz, granjas propias en Sena, delegaciones de distribución cárnica en Huesca, centros recogida cereal en Sos del Rey Católico, etc., así como numerosos puntos de venta y socios ganaderos. 

Materia prima autóctona

Gran parte de las materias primas que se utilizarán en el complejo de Épila serán de kilómetro 0 y procedentes de productores aragoneses. Es el caso de la almendra que llegará de los centros de recogida que la compañía tiene en Aragón y de socios que forman parte de la organización de productores de frutas secas y hortalizas (OPFH nº300). También para elaborar los productos de la nave de líquidos (leche, zumos, agua, vino y aceite) bonÀrea tiene previsto ir cerrando acuerdos a largo plazo con proveedores locales en la zona de Aragón y Soria.  

Un complejo circular y sostenible

Todo el centro alimentario de Épila se ha diseñado para que tenga la máxima eficiencia energética, nivel de autosuficiencia y autoconsumo, y permita la máxima reutilización y aprovechamiento de recursos. A modo de ejemplo, la energía consumida para los procesos térmicos en la nave de frutos secos, como el tostado o repelado, procederá de una caldera de biomasa alimentada por el subproducto restante de la almendra, su cáscara. De esta forma, la compañía aprovecha todo el excedente y no necesita transportar residuos, reduciendo huella de carbono. También el proceso de depuración de las aguas residuales del complejo será exigente y con un efluente de alta calidad y se contará con un equipo para la reutilización de agua para el riego de las zonas verdes de la urbanización o ciertos procesos industriales con el objetivo de minimizar así el consumo de agua potable. Además, todas las instalaciones se han diseñado con sistemas para el aprovechamiento térmico y de aguas para reducir impacto ambiental.

BonÀrea Corporación alcanza los 2.822 millones de facturación y obtiene 69 millones de beneficios en 2022

BonÀrea ha alcanzado en 2022 una facturación de 2.822 millones de euros, un 25,4% más respecto 2021, en un ejercicio que ha estado afectado por la guerra de Ucrania con una repercusión en el suministro de energía y cereales que ha desencadenado una elevada inflación en los productos y los servicios. 

Pese a ello, BonÀrea Corporación ha superado correctamente este ejercicio con aumentos de su actividad y ventas obteniendo 69 millones de euros de beneficios .  

La compañía ha continuado con la habitual política de reinversión de los resultados, con unas inversiones totales de 148 millones de euros, un 14% más respecto el año 2021. Principalmente se han destinado unos 60 millones a las obras del nuevo centro alimentario de Épila, 35 millones a mejoras de procesos en el centro alimentario de Guissona, 37 millones en compras de locales e instalaciones para las nuevas tiendas bonÀrea y, el resto, en mejoras para las fábricas de piensos, instalaciones fotovoltaicas en edificios propios, adquisición de nuevos vehículos, etc. con el objetivo de reducir costes y aumentar la productividad.