LA CARRERA HACIA LAS URNAS

Los tránsfugas y Dylan

Las listas del PP exponen públicamente la descomposición de Cs al constatarse la marcha de algunos de sus cargos relevantes, que para colmo niegan su transfuguismo

Todos los concejales de Cs en Zaragoza, que ya no pertenecen al partido, entrando a la sede.

Todos los concejales de Cs en Zaragoza, que ya no pertenecen al partido, entrando a la sede. / ANDREEA VORNICU

Ignacio Martín

Ignacio Martín

Más allá del pútrido caso Gomáriz que escandalizó a la sociedad aragonesa hace ya 30 años, seguramente el tránsfuga más famoso de la historia sea Winston Churchill. El gran estadista británico, más allá de ser considerado una de las figuras clave del siglo XX por su papel determinante en la II Guerra Mundial, perteneció primero al Partido Conservador y después fue liberal nada menos que 20 años antes de regresar al conservadurismo en la época más triunfal de su carrera. Incluso en el Reino Unido, donde entienden con cierta normalidad estos cambios al considerar que el primer deber de un político inglés consiste en defender en la cámara los intereses de los electores de su circunscripción y no los de su partido, fue criticado este brillantísimo orador que poco tiene que ver con los políticos de hoy en día.

Estos, los de allá pero sobre todo algunos de los de aquí, se afanan en explicar estos días que lo suyo no es transfuguismo porque no abandonan su mandato ni alteran la gobernabilidad elegida por los votantes. Ni siquiera se benefician económicamente o mejoran su cargo, aducen. Es decir, solo se cambian de partido. Como si eso fuera una bagatela. La segunda acepción de la RAE para tránsfuga dice así: ‘Persona que abandona una organización política, empresarial o de otro género, para pasarse a otra generalmente contraria’. Que cada cual saque sus conclusiones.

Sea como fuere, la implosión ha llegado en el centro, donde la crisis del Partido Aragonés y de Ciudadanos ha provocado fugas, deserciones y hasta abandonos. De hecho, tres de los seis concejales que gobiernan en coalición con Azcón en el Ayuntamiento de Zaragoza aparecen en las listas azules para las elecciones de final de mayo. Carmen Herrarte, bien posicionada en la lista para las Cortes de Aragón por Zaragoza, ya se presenta incluso como miembro del PP.

Aún no ha acabado la legislatura y la edil de Economía –aquella que dijo que su jefe era Azcón y no los responsables de su partido– ya está en otro partido. En el ayuntamiento, mientras tanto, se ha pasado al grupo de concejales no adscritos junto al resto de compañeros del grupo municipal, que está cerrado por derribo.

Así, Sara Fernández y Víctor Serrano son los números 2 y 4 de la candidatura popular al consistorio de la capital, posibilidad que habían negado repetidamente pese a que eran preguntados una y otra vez. Más allá de que su decisión sea moralmente cuestionable, les ha faltado mano izquierda. O fontanería política, como lo quieran llamar. Con la vicealcaldesa ni siquiera se han molestado en limpiarle la salida para que la rentrée fuese más elegante.

Más raro ha sido aún lo de Susana Gaspar, que fue líder de Ciudadanos hasta que llegó Daniel Pérez Calvo en 2019, se ha pasado casi toda la legislatura enfrentada a su jefe y, tras despedirse de las Cortes entre lágrimas y dar a entender que dejaba la política, a vuelta de tres semanas ha aparecido en las listas del PP. Dice que la llamaron a última hora. Dice. No pasa gran cosa en esta sociedad de sobreinformación y consumo vertiginoso, ellos bien lo saben. Juegan todos con esa fugacidad del presente.

"Aquí predomina el espíritu Dylan: 'El pasado no me interesa y el mañana a lo mejor no existe. Cada vez que despierto es siempre presente"

Saben que solo cargan unas horas con el peso de sus acciones. Ni siquiera Gaspar, que, todo sea dicho, ha hecho un buen trabajo como diputada en Cs­, o Elena Allué –otrora ultradefensora del PAR, la exdirectora general de Aliaga que dibujó la operación con tiempo y calculado márketing– tendrán que dar más explicaciones. Aquí predomina el espíritu Dylan: «El pasado no me interesa y el mañana a lo mejor no existe. Cada vez que despierto es siempre presente».

Así, Lambán dice «no esperar demasiado de la decencia de las personas», al tiempo que acusa al PP de promover el transfuguismo de forma sistemática y en beneficio propio. El PP se defiende de esas maneras al señalar a un concejal de Cs de Fraga que se ha pasado al PSOE para liderar la lista socialistas en este municipio.

Les queda mejor hablar del transfuguismo «de nueva generación con el que consiguen vaciar ideológicamente otros partidos», que así lo explica Mar Vaquero en referencia a los que han sido socios de Gobierno de los socialistas en la presente legislatura: Podemos, CHA y PAR. Bien callados, quiere decir, no como Álvaro Sanz e Izquierda Unida, que no han sido socios del cuatri y se van a colgar la medalla del entierro de la unión de estaciones.

El PAR y esa extraña coalición

Lo del PAR, por cierto, no hay quien lo entienda. Se ha partido en tres, va camino de fragmentarse en mil pedazos a vuelta de elecciones. Ahí no solo no se sabe quién es quién, sino que algunos aún esperan, de verdad, que reaparezca Aliaga para levantar esa extraña coalición Cs-Tú Aragón. Y va el vicepresidente y no lo niega. Eso no será transfuguismo, pero suena a broma.

A menos de un mes para el comienzo de la campaña, más les valdría a todos dejarse de lambanes y azcones, abrir las ventanas del tren 28-M, ventilar y llenar de propuestas los vagones con destino a la próxima legislatura. Por el camino quedan las quinielas electorales, que efectivamente son más difíciles de acertar que los tránsfugas de Cs. Está todo tan ajustado que ahí andan todos con gesto torcido. Eso sí, bien agarrados a Dylan.