ESTIMACOINES ECONÓMICAS DEL BANCO

Aragón resiste mejor de lo previsto y crecerá un 0,9% en 2023

Ibercaja revisa al alza el incremento del PIB de la comunidad autónoma para este año, que situada en el 0,1% hace cuatro meses. Las perspectivas mejoran por la menor repercusión de la crisis energética, pero la economía sigue amenazada por la persistencia de la inflación y el fuerte endurecimiento de la política monetaria

Enrique Barbero, director de Comunicación y Relaciones Institucionales de Ibercaja, Antonio Martínez, director financiero, y Santiago Martínez, jefe de Análisis Económico y Financiero.

Enrique Barbero, director de Comunicación y Relaciones Institucionales de Ibercaja, Antonio Martínez, director financiero, y Santiago Martínez, jefe de Análisis Económico y Financiero. / IBERCAJA

La economía aragonesa está funcionando mejor de lo previsto este año. A pesar de las turbulencias surgidas en el último año a raíz de la guerra de Ucrania, que ha disparado la inflación a niveles insoportables, los peores vaticinios se han ido esfumando, aunque la situación no es tampoco para echar cohetes. Así lo estima el servicio de estudios de Ibercaja, que ha revisado ligeramente al alza sus previsiones de crecimiento del producto interior bruto (PIB) de la comunidad para 2023, que ahora sitúa en el 0,9% cuando hace cuatro meses estimaba un estancamiento casi total de la actividad, con alza de apenas una décima (0,1%).

El pronostico de la entidad financiera es algo más optimista para el conjunto de España, con un incremento del 1,2%, ocho décimas más que en la anterior estimación (0,4%) y tres décimas por encima de la cifra apuntada para la comunidad autónoma. Las razones que explican esta mejora de las previsiones son, según el banco, la menor repercusión de la crisis energética en Europa, que ha permitido esquivar los escenarios más negativos previstos a finales de 2022, en un contexto en el que "se mantienen las tensiones inflacionistas" y la subida de los tipos de interés "supone una nueva amenaza".

Así se recoge en la edición especial del número 78 de la revista 'Economía Aragonesa', editada por Ibercaja, que fue presentada este miércoles en rueda de prensa por el director financiero de la entidad, Antonio Martínez, el jefe de Análisis Económico y Financiero, Santiago Martínez, y el director de Comunicación y Relaciones Institucionales, Enrique Barbero.

Para 2024, los expertos de Ibercaja prevén que la evolución del PIB esté condicionada por la persistencia de la inflación y por la subida de los tipos de interés y su consecuente impacto en el conjunto de la economía. Así, sitúan el crecimiento el próximo año para Aragón en el 1,1% y en el 1,5% para el conjunto de España. En este caso, la entidad rebaja las previsiones anteriores, que estaban fijadas en el 2,6% y 2,8%, respectivamente.

Existen escasas variaciones en las predicciones sobre la comunidad autónoma entre los diferentes servicios de estudios y organismos, que se sitúan significativamente por debajo de las estimación del Gobierno de Aragón. El vaticinio de la DGA es el más optimista, con una estimación de crecimiento del 2,1% en 2023, mientras que el resto de pronósticos se encuentra en una horquilla muy reducida, desde el 0,6% de la CEOE Aragón, el 0,8% de la Cámara de Zaragoza, el 0,9% de Ibercaja y el 1,3% de BBVA y la Airef (Autoridad Independiente de Responsabilidad Fiscal).

Estancamiento del mercado laboral

En el mercado laboral aragonés, las predicciones de 2023 en términos de ocupación auguran un estancamiento, situando la tasa de paro en el 9,4%, sin variación respecto a 2022, pero casi cuatro puntos porcentuales por debajo de la media de España (13,3%).

Los expertos de la entidad afirman que la coyuntura económica "no es tan negativa como se esperaba" en el anterior número de la revista, cuando se vislumbraba una crisis energética en Europa con graves consecuencias sobre la producción y el empleo.

De esta forma, según afirman, las industrias más expuestas a la subida de los precios energéticos y a un escenario de racionamiento del gas en buena parte de Europa, "han resistido mejor de lo previsto". No se ha destruido tejido productivo ni empleo y los efectos sobre el conjunto de la economía de una crisis energética de baja intensidad se han dado exclusivamente a través del canal de los precios, que evitaron una expansión aún mayor de la economía en 2022. 

Destacan que el coste de oportunidad para las economías aragonesa y española, atendiendo al exceso de inflación y a la evolución del consumo de los hogares, en términos reales y nominales, ha rondado el 3% del PIB. 

En los primeros meses de 2023, a juicio de los expertos de la entidad, el fuerte crecimiento de los precios sigue siendo la principal amenaza para la estabilidad económica mundial, tanto por el propio daño que inflige la inflación como por el endurecimiento monetario que conlleva. "Las subidas de los tipos de interés, sin precedentes en las últimas décadas, afectarán a las finanzas de familias, empresas y de un endeudado sector público", advierten. Además, agregan, pueden generar “turbulencias” financieras como las vividas durante el mes de marzo ante la necesidad de apoyo externo a bancos como SVB o Credit Suisse. 

"Hemos pasado de un escenario negativo por la crisis energética a otro más favorable a corto plazo, pero con importantes riesgos para los próximos trimestres por la persistencia de la inflación y por el considerable endurecimiento de la política monetaria", explicaron desde Ibercaja.

Hasta la fecha, el crecimiento económico sigue resistiendo en Europa y en Estados Unidos, si bien, algunas señales de alerta temprana, como el deterioro del sector inmobiliario norteamericano o la ralentización y peores expectativas en la industria mundial, apuntan hacia el cambio de tendencia que cabe esperar conforme se materialicen los efectos de la subida de los tipos de interés.

Señales positivas pero persiste la inflación

En la publicación también se destaca que los datos más recientes de España y Aragón ofrecen señales positivas, ya que los márgenes empresariales parecen haber resistido el incremento de los costes energéticos y los registros de afiliados a la Seguridad Social del primer trimestre muestran una inesperada reactivación del mercado laboral.

Por otra parte, la entidad empeora la previsión para 2024 (al 1,1% desde el 2,6%) para reflejar un nuevo escenario en el que los precios energéticos se han moderado pero siguen siendo muy superiores a los previos a la pandemia. Además, hay cierta persistencia en la inflación, lo que sigue dañando las cuentas de los hogares, y se traslada al conjunto de la economía la subida de los tipos de interés. 

Desde Ibercaja destacan que la riqueza financiera neta positiva de los hogares podría hacer pensar que el efecto de la subida de los tipos de interés es positivo. Sin embargo, hay que tener en cuenta que esta riqueza financiera "está muy concentrada en los percentiles más elevados de renta", de forma que es negativa para la gran mayoría de los hogares exceptuando los más ricos y aquellos donde el cabeza de familia tiene más edad, ya que en estos últimos el endeudamiento es reducido.  Además, la traslación de la subida de los tipos a los pasivos financieros de los hogares (sobre todo endeudamiento hipotecario) es más rápida y directa que en los activos. 

En lo que respecta a la situación de las empresas, el servicio de estudios del banco aragonés considera que, después de haber conseguido mantener una situación saneada a pesar de la subida del coste de los insumos gracias a un entorno favorable para su traslación a los precios finales, las compañías van a sufrir tanto la fuerte subida de los tipos de interés como la paulatina aceleración de los salarios. 

En este contexto, los analistas de la entidad considera que "va a ser difícil que las empresas puedan afrontar incrementos en el número de empleados" y se espera un estancamiento del mercado laboral después de una recuperación más positiva de lo previsto. En el caso de Aragón, las empresas están encontrando dificultades para satisfacer su demanda de trabajadores y la evolución del empleo ha venido siendo más débil que en el conjunto de España desde que comenzó la recuperación post pandémica. 

Por otra parte, el endurecimiento del crédito afectará a la inversión empresarial y, en este nuevo entorno, los fondos europeos no tendrían el efecto multiplicador deseado. Por último, la contribución del sector público se vería limitada por la necesidad de ajuste de un déficit elevado (que se deterioró de forma notable en los últimos meses de 2022) y por el aumento del coste del endeudamiento.