Joven y con discapacidad: la dificultad de encontrar trabajo en Aragón

Los aragoneses con una minusvalía tardan más en emplearse que los de su generación

En 2022 se alcanzó la cifra récord, con 3.001 contrataciones en la comunidad

Feria de empleo en la Cámara de Comercio de Zaragoza.

Feria de empleo en la Cámara de Comercio de Zaragoza. / archivo Jaime Galindo

Eva García

Eva García

La generación Z, formada por aquellos nacidos a finales de la década de 1990 y comienzos de los 2000 ha comenzado su incursión en el mercado laboral. Sin embargo, no todos los jóvenes tienen las mismas oportunidades. Los aragoneses con una discapacidad tardan más del doble en encontrar un empleo, con un total de 20 meses de media frente a los 9 meses registrados para las personas de su generación. A nivel nacional, ese tiempo asciende hasta los 24 meses frente a doce meses, respectivamente. Así se desprende del estudio Jóvenes con discapacidad, motor de futuro, elaborado por la Fundación Adecco, con la colaboración de Wärtsilä, publicado con motivo del Día Internacional de la Juventud, que se celebra el 12 de agosto.

Este estudio, basado en una encuesta a un total de 800 jóvenes, 100 de ellos aragoneses y la mitad con una discapacidad, compara las dificultades que se tiene para encontrar empleo entre los menores de 30 años que cuentan con un certificado de discapacidad y aquellos que no los tienen.

Discriminación

Es un reto para la sociedad. En 2002, se alcanzó la cifra récord de contratación de personas con una minusvalía en la comunidad, hasta las 3.001 firmas, un 5% más que el año anterior.

Aunque no existen datos oficiales con respecto a la edad, sí puede decirse, según el estudio, que los jóvenes se han beneficiado también de esa cifra. Pero las desigualdades siguen existiendo, sobre todo en el caso de las mujeres que cuentan con «dificultades mayores» para emplearse debido a una combinación de factores entre la edad, la discapacidad y el género. De hecho, este colectivo tarda una media de 30 meses frente a los 20 de los varones.

Algo más del 90% de las personas con discapacidad manifiesta en la encuesta haber sentido en alguna ocasión discriminación en la búsqueda de empleo, por su doble condición, asociada además a la falta de experiencia, mientras que el porcentaje se reduce a la mitad entre el resto de la población.

El informe también aborda las barreras a las que se enfrentan, entre las que destacan un menor nivel formativo y la falta de oportunidades de capacitación, así como prejuicios y estereotipos que frenan su contratación. Un 15,4% de la población menor de 25 años tiene estudios universitarios, una cifra tres veces superior al de las personas con algún tipo de discapacidad (no llega al 5%). Los jóvenes con estudios primarios o básicos son el 35% entre este colectivo mientras que en la población en general se reduce al 3,4%. En cuanto a los estudios secundarios, la diferencia es de 20 puntos por debajo en el caso de las personas con discapacidad.

En cuanto a los tipos de trabajo, la mayoría de los jóvenes orientar su búsqueda de empleo al sector logístico (casi el 50%), seguido de la hostelería (42%), limpieza (33%) y seguridad (21%). Además, solo uno de cada diez busca empleo en profesiones STEM (ciencia, tecnología, ingeniería y matemáticas), mientras que en el resto de los jóvenes alcanzan al 35%.

Mercado abierto

 El lugar donde buscan empleo los aragoneses menores de 30 años con discapacidad es en el mercado abierto (82%), en empresas no ordinarias donde convivan personas con y sin discapacidad. Estos jóvenes también tienen expectativas profesionales inferiores que el resto del colectivo, lo que puede repercutir en una actitud más «desfavorable» y en una baja autoestima que reduce aún más las posibilidades laborales de los jóvenes con discapacidad. En este sentido, la mitad de los encuestados aspira a un empleo con una remuneración inferior a 13.000 euros anuales; seguidos de un 39% que busca un trabajo con un sueldo entre 13.000 y 20.000 euros a año.

Para revertir esta situación, los jóvenes plantean políticas activas de empleo, colaboración público-privada, inversión en recursos educativos y pedagógicos y para las empresas, que apuesten por la inclusión y búsqueda de un nuevo modelo de talento, entre otras.