Las fiestas de San Roque de Caspe: una evolución en imágenes

16 de agosto de 1962. La reina y las damas de fiestas salen de la misa en honor a San Roque

16 de agosto de 1962. La reina y las damas de fiestas salen de la misa en honor a San Roque / Col. Pilar Cubeles

El Periódico de Aragón

Las fiestas en honor a San Roque llevan multitud de años siendo las preferidas de los caspolinos. La puesta del cachirulo, el recorrido de las peñas, la música y el baile… Todo se concentra en unos días de agosto que, año tras año, han vivido un proceso de cambio, al igual que el municipio que las acoge. En EL PERIÓDICO DE ARAGÓN, repasamos la historia de las fiestas de verano de Caspe a través de la historia que nos narran algunas fotografías del fondo gráfico de Alfredo Grañena.

Uno de los aspectos fundamentales de estas festividades, la fecha de realización, sufrió un gran cambio a comienzos del siglo XX. Las celebraciones al principal patrón de Caspe (San Cristóbal), en invierno, no incitaban de ninguna manera al jolgorio exterior, y los vecinos sugieren un cambio de fechas. Así, a partir de 1905, se escogió la época estival, mucho más animada y tranquila, aprovechando la devoción que los caspolinos tenían a San Roque (evidenciado por múltiples capillas del santo en el municipio), según se recoge en el libro ‘Fotografías antiguas de Caspe’ editado por EL PERIÓDICO DE ARAGÓN y disponible en su tienda online.

Pese a que a principios de siglo la situación económica no era propicia, pronto se incorporaron nuevos actos a los tradicionaldes festejos taurinjos y joteros. Así, se incorporaron la banda de música y los espectáculos de fuegos artificiales. Gracias al lanzamiento de los programas de fiestas, muchos comercios pudieron promocionarse, y Caspe y sus fiestas fueron apareciendo poco a poco en la prensa local. Estos programas, tras la guerra civil, sirvieron a modo de propaganda de las ideas del bando vencedor. No obstante, durante el franquismo, se irían incorporando tradiciones que hoy son imprescindibles.

En 1941, se realizó el primer desfile de carrozas, y destacará la presencia de fallas de los años 40, todo ello a cargo del taller de Amadeo Paltor. Desde entonces, la gran mayoría de las celebraciones se han mantenido para disfrute de caspolinos y foranos: verbenas, vaquillas, saludas y partes de los alcaldes, misas en honor al santo… Sin embargo, otras tradiciones han sido de incorporación tardía.

Las peñas, por ejemplo, juegan un papel esencial durante estas fiestas. Interpeñas Caspe se fundó hace más de 25 años, y ellos fueron los encargados de crear una tradición que hoy en día resulta inseparable de estas fehcas: la puesta del cachirulo a San Roque. Cada año, desde entonces, una peña diferente tiene el honor de colocarle la tela. Al comienzo, eran solamente los miembros de Interpeñas los que contaban con este privilegio, pero la oportunidad se fue abriendo al resto de peñas. Además, a partir de 2003, dada la cantidad de peñas que convivían en la localidad, se acordó otra ceremonia de retirada del pañuelo, realizada también por una peña determinada.

Hoy en día, las Fiestas de San Roque son ampliamente esperadas por propios y extraños, y cuentan con atracciones que hacen las delicias de mayores y pequeños. El espectáculo pirotécnico del toro de fuego, por ejemplo, es uno de los más sorprendentes del programa. Y la celebración, noche tras noche, de las modernas discomóviles, supone una excusa más para reír, celebrar y brindar por Caspe y sus gentes. Y son precisamente estas gentes las que se homenajean en los ‘caspolinos y caspolinas de honor’. Porque es el factor humano lo que hace que estas fiestas de San Roque sean tan inolvidables.