VIDEOVIGILANCIA

El barrio Oliver refuerza su seguridad con dos cámaras de videovigilancia

Los aparatos han sido instalados en la calle Antonio Leyva y en el parque Copérnico del barrio zaragozano

Los vecinos de la zona creen que "tendrían que poner una en cada esquina"

Una de las cámaras de seguridad, en la calle Antonio Leyva.

Una de las cámaras de seguridad, en la calle Antonio Leyva. / Jaime Galindo

Judit Macarro

Judit Macarro

Un pequeño atisbo de seguridad llegó ayer por la mañana al barrio del Oliver con la colocación de dos cámaras de vídeovigilancia ubicadas en el número 69 de la calle Antonio Leyva, a la altura del mercado, y en el parque Copérnico, en una zona delimitada por la calle del mismo nombre y Monasterio de Piedra. Esta medida para reforzar la seguridad ciudadana, por parte del ayuntamiento, se suma a las cámaras ya presentes en el Casco Histórico y en el entorno de la calle Doctor Cerrada.

Entre los vecinos del Oliver, Paco a sus 64 años considera que la vídeovigilancia las 24 horas es una noticia «maravillosa». Tras muchos años de quejas y noches «sin poder dormir, ni caminar por la calle tranquilos», a partir de ahora los vecinos de la zona podrán pasear por ese tramo «con más tranquilidad».

No es así en el resto de calles, apuntan. Por ello, además de una medida necesaria, los habitantes aseguran que es «insuficiente». «Esto no sirve para mucho, tendrían que poner una en cada esquina», asegura Pilar, vecina de 50 años que se queja de las recurrentes carreras de coches que viven todas las noches en el barrio. Para Pilar, «la situación está muy mal, hay mucho maleante y se necesita mucho más que una cámara para pararles los pies».

La técnico colocando las cámaras ayer por la tarde en el barrio del Oliver.

La técnico colocando las cámaras ayer por la tarde en el barrio del Oliver. / Jaime Galindo

El sentir general es el mismo para todos: «Oliver no es un barrio seguro por las noches». Así lo cree María del Carmen, que desde hace años lleva luchando por mejorar la situación desde la asociación de vecinos. «Desde el 2015», para ser exactos. Pero tampoco hace falta irse tan atrás en el tiempo, «la semana pasada, cuando salieron los cabezudos por el barrio, unos sinvergüenzas atracaron a una mujer y le quitaron un anillo y un collar», explica la vecina.

En la panadería de la calle Antonio Leyva, la tendera es una de las vecinas que más ha sufrido el vandalismo de la zona. «Me quemaron tres furgonetas porque se pusieron a incendiar contenedores una noche, ¡que ya ves tú qué gracia!», se queja la mujer, porque la nueva cámara no llega a enfocar la calle donde pasó todo.

Carreras ilegales, atracos y quema de contenedores entre otras «burradas», incide Asunción, quien se queja de que «el ayuntamiento dice que el barrio está mejor que hace ocho años... Animo a nuestra alcaldesa a que se dé una vuelta por la noche en la zona, a ver si sigue pensando igual», concluye.