La protesta de la FAS: "Hay ataques permanentes desde ciertos sectores a nuestra labor"

Medio centenar de personas se manifiestan a las puertas de La Aljafería contra el recorte del 80% del presupuesto destinado al Fondo de Solidaridad

El Gobierno de Aragón rebaja la partida para la asociación hasta cifras de 1999

Arturo Pola

Arturo Pola

Como un jarro de agua fría cayó en la Federación Aragonesa de Solidaridad ((FAS) la «feroz» rebaja a la partida del Fondo de Solidaridad en los presupuestos 2024 presentados por el Gobierno de Aragón hace unos días. Una disminución de un 80% que amenaza con quebrar la viabilidad de muchas de las más de 50 oenegés que forman parte de la institución y que ha provocado en la tarde de este jueves una concentración de protesta a las puertas del Palacio de la Aljafería a la que han asistido medio centenar de personas, entre ellas Álvaro Sanz (IU) y Joaquín Palacín e Isabel Lasobras (CHA).

La incertidumbre, la desilusión y la rabia, mucha rabia, se han apoderado de una manifestación en la que, a pesar de que aseguraron que la esperanza debe ser lo último que se pierde, ven complicado una rectificación y un cambio en los presupuestos del Ejecutiva, así que, por el momento, por lo menos quieren conocer cuál es la explicación a semejante recorte, una disminución que les lleva a cifras de otro milenio, ya que no contaban con tan pocos recursos desde el año 1999.

El sentir de las organizaciones que forman la FAS lo resume a la perfección su presidenta, Ceren Gergeroglu, que reconoce, sin medias tintas, que no sabe cómo van a afrontar este nuevo paradigma, pero se imagina muchas de las posibles consecuencias: «Muchos proyectos de cooperación ahora mismo están en el aire y otros muchos van a perder su viabilidad y su sostenibilidad. Puede que se tengan que cerrar colegios en otros países, que a algunos hospitales deje de llegar material…puede ser un drama», confiesa.

Concentración de la Federación Aragonesa de Solidaridad en Zaragoza

Andreea Vornicu

Los números son claros: el presupuesto del Fondo de Solidaridad pasa de 6,2 a 1,2 millones de euros. «Están desmantelando las políticas sociales», advierte una presidenta que se muestra perpleja ante la decisión: «Estamos muy sorprendidos. No nos habíamos sentado a hablar oficialmente, pero habíamos compartido mesas de trabajo con la consejera (Carmen Susín, consejera de Bienestar Social y Familia del Gobierno de Aragón) y nos había trasladado su apoyo y su compromiso de continuación con el trabajo que se venía realizando», apunta Gergeroglu.

Detrás de este ‘hachazo’, desde las oenegés que forman la FAS aseguran que la entrada de Vox al Gobierno de Aragón ha tenido mucho que ver, algo que, sin querer llegar a confirmar su presidenta, sí que desliza. «Desde ciertos sectores hay ataques permanentes a nuestra labor. Entiendo que ha tenido que haber influencias», asegura tajante Gergeroglu, que a la vez advierte que, con estas políticas, se está mandando un mensaje muy peligroso unido a los delitos de odio que ya se cometen. «La solidaridad no debería depender del color del que gobierna, nace de la bondad de las personas».

Supervivencia

Volviendo a la Federación Aragonesa de Solidaridad, lo cierto es que sus actuaciones, tanto en territorio aragonés como nacional, pero sobre todo en el resto del mundo, se ven ahora muy comprometidas tras el anuncio del Ejecutivo regional. «Hacemos mucho con muy poco, pero la verdad es que ahora vamos a tener que afrontar un proceso de reorganización y reconstrucción para poder sobrevivir», recalca la presidenta.

Para Gergeroglu, con este recorte de recursos, el nuevo Gobierno no solo da la espalda a la FAS, sino también a una gran parte de la sociedad. «Aragón siempre ha sido una tierra de generosidad. Cada uno tiene que tener un pensamiento crítico y entender lo que está pasando», subraya.

Por último, la presidenta de la FAS no puede ocultar su tristeza. «Es una pena que no se reconozca décadas de trabajo», lamenta Gergeroglu, que a su vez se muestra resignada a que estos recortes puedan continuar durante los cuatro años de legislatura: «Aunque ya no sé que más nos pueden quitar», finaliza.