Entrevista | María Dolores Pascual Presidenta de la Confederación Hidrográfica del Ebro

"El trasvase del Ebro a Barcelona no está encima de la mesa"

María Dolores Pascual

María Dolores Pascual

Guillem Costa

En la pasada primavera, la sequía obligó a declarar la emergencia en el 50% de la Confederación Hidrográfica del Ebro (CHE). A día de hoy, la situación ha mejorado y los ríos pirenaicos vuelven a aportar cantidades importantes de agua. María Dolores Pascual, presidenta de la CHE, hace balance de este periodo de escasez.

-¿Ha sido la peor sequía de la historia para las cuencas del Ebro?

-No se puede hablar de las cuencas del Ebro como un todo. Son una región que incluye zonas de clima mediterráneo, atlántico y casi desértico. En los últimos 100 años se han vivido muchas sequías, pero es cierto que esta ha sido muy grave porque veníamos de un año seco.

-¿Marcará un antes después?

-Sí. La sequía ha llegado a afectar al 85% de la cuenca. Ha sido global, por lo tanto ha requerido una gestión integral. Se ha puesto a prueba nuestro modelo de gestión.

-¿Estaba lista la Confederación?

-Sí. Y lo estaremos aún más cuando venga otro episodio como este. Por primera vez, nos enfrentábamos a dos novedades: la norma de los caudales ambientales y el plan especial de sequía.

-¿Qué balance hacen?

-La gente ha cumplido en un 90% con los caudales ecológicos mínimos. Ha habido un gran compromiso ambiental de los usuarios.

-Y el plan de sequía, ¿funciona?

-Sin duda, ha sido muy útil.

-¿Cambiarán algún detalle?

-Lo estamos revisando y cuando tengamos un informe completo de esta sequía, plantearemos alguna modificación. De cada fenómeno extremo se aprende.

-¿Qué modificarán?

-La cuenca del río Siurana, que ha sufrido gran escasez, está incluida en la unidad territorial del Bajo Ebro. Seguramente las separaremos porque no tienen nada que ver.

-¿Algún ejemplo más?

-El escenario ha constatado la necesidad de modernización y digitalización de algunos cultivos, que son los principales consumidores de agua de nuestras cuencas. Algunas comunidades de regantes deberán mejorar sus protocolos.

-Son quienes tienen la competencia de distribución del agua, en ciertos casos.

-Mucha gente cree que depende de la CHE. Pero en casos como el canal de Urgell, son los regantes quienes deciden cómo repartir el agua para agricultores y municipios.

-¿Pretenden cambiarlo y que a partir de ahora mande la CHE?

-No. Ellos lo han gestionado toda la vida y seguirán haciéndolo. Pero durante la sequía hemos tenido una relación cercana y profunda que a partir de ahora se mantendrá.

-¿Puede haber más regadíos?

-Sí, pero solo en lugares donde el agua esté garantizada.

-Tras esta sequía, ¿tiene sentido seguir planteando esto?

-Las sequías son excepcionales. En la planificación, ya tenemos en cuenta el cambio climático y lo calculamos todo con un 20% menos de agua. Las comunidades autónomas tienen la pretensión legítima de ampliar estas hectáreas regables, pero tendrán que estar ultramodernizados y ser respetuosos con el medio ambiente.

-¿Hay embalses sobredimensionados?

-En absoluto.

-En momentos críticos, la Generalitat exigió más competencias sobre las cuencas del Ebro y fue crítica con una supuesta falta de previsión ¿Qué les contestan?

-A lo mejor no conocen bien las herramientas de participación incluidas en el modelo. Están en todas la decisiones que se toman.

-¿Cambiará la relación entre las cuencas del Ebro y las cuencas internas?

-En la gestión diaria, debemos tener buena coordinación y así seguirá siendo. A veces, se presenta Catalunya como si estuviera partida por la mitad. Pero no es así, en la parte catalana del Ebro el Govern tiene ciertas competencias y colaboramos constantemente.

-Para restaurar el Delta, además de proteger la costa, está previsto mover sedimentos que llevan décadas encallados en los pantanos de Riba-Roja y Mequinenza. ¿Cuándo fluirán por el río y llegarán al Delta?

-Todavía estamos en un estadio inicial. Movilizar sedimentos es algo muy novedoso. Estamos analizando dónde están, cuántos hay y cómo es mejor moverlos.

-¿No se podría ir más deprisa?

-La hoja de ruta está pactada con la Generalitat. A ellos les gustaría ir más deprisa, pero creo que hay que tener paciencia. Es un proceso tan delicado que un error nefasto podría suponer un retroceso. De momento, esperamos los resultados de las pruebas piloto de movilización de sedimentos dentro de los embalses. Todavía no sabemos cuánto tiempo y cuánto dinero costará.

-Si sigue faltando agua en Barcelona, ¿tendría sentido replantear el trasvase del Ebro?

-No está encima de la mesa. Hay obras previstas para garantizar agua en Barcelona, donde preocupa el abastecimiento. Si se planteara cualquier actuación puntual, dependería del Gobierno de España, que es quien debería determinar si el escenario requiere esta medida. Hoy por hoy no estamos en esta situación. El Ebro tiene sus necesidades y tampoco tiene un gran exceso de agua. Cualquier interconexión entre cuencas es política nacional que debe valorar el ministerio. Pero lo ideal es que cada cuenca se autoabastezca.