LA IMPRONTA EN LA COMUNIDAD DE UN EMPRESARIO ILUSTRE

César Alierta: Un legado muy presente en Aragón

El expresidente de Telefónica dejó su huella en todo el territorio, con especial acción en el Pirineo y en el Real Zaragoza

El empresario aragonés, en 2011, cuando recibió la distinción de Hijo Predilecto de Villanúa. | EL PERIÓDICO

El empresario aragonés, en 2011, cuando recibió la distinción de Hijo Predilecto de Villanúa. | EL PERIÓDICO / s. h. v.

Sergio H. Valgañón

Sergio H. Valgañón

El símbolo internacional que era César Alierta no se llegó a separar nunca de su tierra. Su reconocido prestigio como empresario de éxito no le alejó de un Aragón que hoy llora su pérdida pero se queda con la mayoría de su legado. Desde el Pirineo hasta el Real Zaragoza, varios emblemas aragoneses no entienden su pasado más reciente sin la presencia del que fuera presidente de Telefónica.

Villanúa fue el centro de su vida en el norte de la comunidad, donde pasó mucho tiempo, incluso en su infancia. Alierta llegó a estudiar en el colegio de esta localidad oscense, en la que tuvo una casa y en la que pasó tiempo en vacaciones. Su relación con Villanúa viene de lejos, ya que varios antepasados del empresario eran de la zona y se estrechó todavía más en 2011, cuando fue nombrado Hijo Predilecto del municipio, cuando Alierta todavía era presidente del gigante español de las telecomunicaciones. Una distinción que complementó con otros reconocimientos recibidos a lo ancho y largo de la comunidad, como la Medalla de Oro de Zaragoza o la Medalla de Aragón, máxima distinción de la comunidad. Alierta también fue reconocido como hijo predilecto de la capital aragonesa.

Su huella en el Pirineo aragonés también se marcó con importantes inversiones de capital, que mejoraron la proyección turística de la zona y el reconocimiento del destino para los potenciales visitantes. 

En el año 2016 compró la mayoría de las acciones de la estación de Candanchú, a través de su grupo empresarial Ibernieve. Así, Alierta tomó relevancia en el sector turístico altoaragonés, participando directamente en una de las estaciones de esquí más importantes del panorama aragonés. 

Roque Gistau, César Alierta y Alfonso Soláns posan con la camiseta del Real Zaragoza.  | EL PERIÓDICO

Roque Gistau, César Alierta y Alfonso Soláns posan con la camiseta del Real Zaragoza. | EL PERIÓDICO / s. h. v.

Su impacto en el norte de la comunidad extendió a su relación con Villanúa y los objetivos empresariales que persiguió durante toda su vida. Alierta también se dejó notar con una huella altruista, con importantes inversiones en el patrimonio local. El caso más sonado fue el de la Catedral de Jaca, a la que donó más de 320.000 euros para que se hiciera posible la restauración del órgano del templo. Alierta realizó esta aportación en 2018 y rescató entonces esas raíces que le unían al territorio pirenaico, poniendo a su abuela materna como una de las razones de peso para favorecer la restauración de esta joya patrimonial. 

Todavía más palpable en la vida de los aragoneses es su acción sobre el Real Zaragoza. Alierta fue la punta de lanza de la Fundación 2032, una unión de empresarios de la tierra que intervino en el principal club de la comunidad para sacarlo de la situación económica más complicada de su historia. 

Fue en el año 2014 cuando la mencionada Fundación 2032 entró en la vida del Real Zaragoza, provocando la salvación económica del club y evitando una quiebra que, con toda seguridad, habría llevado a la desaparición del equipo. Aunque fueron varios los apellidos de relumbrón que participaron en esta acción, el nombre de César Alierta fue el que más resaltó. Entre inversiones directas, avales y créditos, la Fundación 2032 aportó 22 millones de euros para la salvación del club: 17 de ellos pertenecían a César Alierta. 

Alierta recibe la Medalla de Aragón de manos del entonces presidente Marcelino Iglesias.  | EL PERIÓDICO

Alierta recibe la Medalla de Aragón de manos del entonces presidente Marcelino Iglesias. | EL PERIÓDICO / s. h. v.

En su etapa como máximo accionista de la entidad, el expresidente de Telefónica participó con cuentagotas en la faceta deportiva del club. Se le vio habitualmente en las pretemporadas de la primera plantilla, en los años en los que Ranko Popovic y Natxo González eran los entrenadores del equipo. El buen hacer en la faceta económica e institucional en el club no le permitió ver el objetivo deportivo que toda la afición ansía desde hace más de una década, como es el regreso del equipo a la Primera División.

Zaragocista de corazón e hijo de un presidente del club –Cesáreo Alierta ostentó el cargo entre 1952 y 1958 y fue el responsable de la construcción del estadio de La Romareda– el empresario declaraba en el verano de 2021 a EL PERIÓDICO DE ARAGÓN que entró en el Real Zaragoza por su padre. «Cuando me dijeron que podía desaparecer, me acordé de mi padre y sabía que él no lo habría consentido», admitía Alierta, que insistía en que su acción se tomaba por el bien del club: «Eso es lo más importante y todos queremos lo mejor para él».