Concepción Gimeno: "Mi condición para ser Justicia de Aragón fue que hubiera consenso"

Concepción Gimeno Gracia (Zaragoza, 1967) empieza a sentirse casi como en casa en su despacho del Palacio del Justicia, en la céntrica calle Juan de Aragón de Zaragoza, con cuadros y peluches que reflejan su arraigo a su trayectoria como jueza y le recuerdan especiales relaciones personales. La primera mujer Justicia de Aragón, de padre turolense y madre oscense, quiere que el Justiciazgo se sienta en todo el territorio.

¿Cómo ha vivido el hecho de ser la primera mujer en la historia Justicia de Aragón?

Es el honor más grande que he tenido en mi vida, con un orgullo impresionante y una enorme responsabilidad. En cuanto a qué supone para mí de proyección, es ser la cara visible de mis mujeres aragonesas, que son valiosas, competentes, tenaces, fuertes, intuitivas… Mi último equipo de trabajo era absolutamente femenino con una excepción. Que yo sea Justicia de Aragón es hacer visible lo que es la realidad. Aragón últimamente es puntera en el acceso de la mujer a las responsabilidades públicas. Y estoy convencida de que, como aragoneses, esta tendencia se extenderá a todos los ámbitos.

En su discurso también puso el acento en la atención a la vulnerabilidad. Ahora que la economía va bien y hay poco paro, ¿están invisibilizados los vulnerables?

Por lo que he podido percibir en mi ejercicio profesional y en mi vida personal, la vulnerabilidad no es una lista cerrada de categorías y estadísticas. Es una lista abierta y la puedes encontrar en situaciones que no imaginas. Por ejemplo: la brecha digital, que afecta a los mayores, y también a los menores que no tienen acceso a los medios económicos ni a la formación. Vivimos en una sociedad en la que la mayoría de las cosas están digitalizadas y no podemos dejar a una parte de la sociedad atrás.

¿Qué cree que aporta al cargo su trayectoria como jueza?

En mi decisión para decir que sí hay mucho corazón, pero también hay cabeza. Son más de 30 años en la judicatura; 24 en la jurisdicción contencioso-administrativa. Es un haber desde el punto de vista jurídico muy importante para la función de fiscalizar la actuación administrativa a través de la confianza que han depositado en mí las Cortes.

Usted fue propuesta fruto de un acuerdo entre el PP y el PSOE, al que luego se sumaron otros partidos. ¿Qué opina de que los dos grandes partidos aquí sí se pusieran de acuerdo pese al clima político de confrontación?

Si es posible suscitar un consenso amplio, no puede causarme otra cosa que felicidad. Cuando se me propuso ser Justicia de Aragón, era mi condición: que hubiera un consenso amplio.

¿Lo pidió explícitamente?

Sí, cuando se pusieron en contacto conmigo.

Sorprendió que el PP propusiera a una jueza que había sido portavoz en Aragón de Jueces para la Democracia. ¿Qué lectura hace?

Creo que demuestra un conocimiento de que la pertenencia a cualquier asociación no afecta en ningún momento a ningún sesgo en las resoluciones. He sido absolutamente imparcial cada vez que he puesto una resolución, he favorecido a unos y a otros según el momento, el caso y la situación. Creo que eso solo implica un conocimiento de que pertenecer a una asociación no afecta a la labor judicial.

Ello a pesar de que se hable de la politización de la justicia.

Eso es.

Al Justicia de Aragón le acompaña un halo de imparcialidad y prestigio. Nunca se ha hablado de que el Justicia esté politizado y quizá es una de las claves de su autoridad.

Si la sociedad aragonesa tiene ese inmenso cariño y ese respeto por la figura del Justicia es porque se ha hecho bien en este sentido. De mis antecesores solo puedo tomar nota de su forma de actuar y, a partir de este ahí, imprimir mi personalidad.

En su discurso hizo una mención especial a Fernando García Vicente como Justicia de Aragón. ¿Qué toma de cada uno de sus antecesores?

Se hizo en la toma de posesión un recuerdo especial a Emilio Gastón porque ya no está entre nosotros y a Fernando García Vicente, porque estuvo al frente de la institución 20 años menos 20 días. Consideré que era merecedores de una mención.

¿Tiene pensado si va a contar con un Lugarteniente?

Tengo previsto cómo será mi equipo, que estará formado por la Justicia de Aragón y, tras ella, tres pilares fundamentales: la secretaria general, María Eugenia Rubio Urbiete; la directora de gabinete y comunicación, Carmen Rivas Alonso; y el asesor jefe, Javier Oliván. Son tres personas de las que conozco su solvencia, su buen hacer y ejercicio profesional. De momento, en mi equipo no hay Lugarteniente.

¿Ha pensado ya por dónde iniciar su labor como Justicia?

Me preocupa muchísimo el tema de la sanidad y, en especial, la salud mental. Sin dejar de lado ningún otro asunto que causa sufrimiento a las personas, la pandemia puso de relieve que hay un problema muy serio de salud mental. Hay que actuar de forma urgente. Nos pondremos en contacto lo más rápidamente posible con los profesionales y, desde el Justicia de Aragón, es mi idea poder conseguir una red de apoyo donde las personas puedan acudir. Estamos más acostumbrados a las enfermedades biológicas, pero estas se han puesto en duda muchas veces, lo que genera un sufrimiento todavía mayor a quien las padece, que ni sabe qué le pasa ni sabe por qué no se le comprende. Creo que es un desamparo tan absoluto que hay que actuar con todos los medios posibles.

Otras de sus funciones será velar por el cumplimiento del Estatuto de Autonomía, del que faltan por desarrollar competencias. ¿Cuál será su papel aquí?

Desde hace mucho tiempo, la casa funciona muy bien en ese ámbito. Se colabora con la Fundación Manuel Giménez Abad y con la Comisión Aragonesa de Derecho Civil en la tutela del ordenamiento jurídico. Ahora mismo, retos predeterminados no tengo. Lo veremos conforme surjan las necesidades.

¿Cómo estará el Justiciazgo más presente en el territorio, en Huesca y en Teruel?

En Huesca, las comunicaciones son más fáciles, e iremos y vendremos. Pero vamos a destinar un asesor para Teruel, que estará allí dos o tres días a la semana para recibir las quejas y atender a los ciudadanos. Otros Justicias también han tenido asesores fijos en el territorio. Mi padre es de Teruel, mi madre, de Huesca, y yo soy de Zaragoza. La cercanía al territorio para mí es esencial. Conozco perfectamente la situación de Teruel y creo que merecen una presencia efectiva.

¿Cómo fue la primera reunión con el Defensor del Pueblo, Ángel Gabilondo?

Maravillosa, maravillosa. Y conocí a todos mis homólogos. Tuvimos la primera reunión de coordinación y pude enterarme ya de cómo funcionan en grupo.

¿Harán reuniones en Aragón?

La haremos seguro. Todavía no, porque tengo que conocer mi nueva casa en profundidad. Escuchándoles se aprende muchísimo y podemos conocer la diversidad y mantener nuestra propia identidad ante ellos. Y le tienen muchísimo cariño al Justicia de Aragón.

¿Cómo afronta el cambio de ser jueza, donde sus resoluciones son de obligado cumplimiento, a ser Justicia, donde sus decisiones no son vinculantes?

Delimitando claramente lo que es el poder judicial, donde hasta ahora he participado de manera activa, pero ahora está suspendida mi actividad jurisdiccional. Y desde el punto de vista de la juez que deja de serlo por un tiempo, para ser Justicia de Aragón, lo que va a hacer es sugerir, recomendar, aconsejar, estudiar, analizar, proponer las mejores soluciones con más libertad de la que normalmente puede hacer el poder judicial, que está más constreñido por el principio de legalidad. Yo puedo dar sugerencias y mi opinión, pero en el Justicia todo se basa en el principio de autoridad. Y eso te lo ganas. Te lo ganas con esfuerzo, con trabajo, con fundamentación, conocimiento, y te lo ganas con entrega. Y eso es lo que yo voy a hacer.