Entrevista

Jesús María Royo: "Queremos ser la primera Cámara de Cuentas que asesore"

El nuevo responsable del órgano fiscalizador quiere cambiar la ley para poder incluir entre las funciones del ente el asesoramiento a los municipios, especialmente a los más pequeños que carecen de recursos.

Jesús María Royo, durante la realización de la entrevista

Jesús María Royo, durante la realización de la entrevista / Jaime Galindo

Laura Carnicero

Laura Carnicero

-¿Cómo ha sido su aterrizaje en la institución?

-Intenso (sonríe). Es una institución con muchísimo volumen de trabajo y necesitaba conocer el personal, qué cuestiones había pendientes e impulsar proyectos para este nuevo mandato, que el nuevo consejo tenga su perfil propio.

-¿Ya tiene claras sus prioridades?

-Creo que es muy importante acercar la Cámara de Cuentas a los municipios, especialmente a los pequeños. Eso requiere una labor de atención, asistencia y asesoramiento.

-La Cámara de Cuentas fiscaliza a todas las instituciones públicas, desde el Gobierno de Aragón, al ayuntamiento más pequeño, que a menudo no tiene el personal necesario para rendir cuentas.

-Una de las carencias es que falta personal cualificado en los pequeños municipios: mucha gente es interina, hay muchas plazas de interventores y secretarios vacantes... Y sin embargo, la corporación sigue funcionando. Queremos dar un paso adelante y seríamos la primera Cámara de Cuentas que haría las funciones de asesoramiento.

-¿Como una ventanilla en la que los municipios, a parte de rendir cuentas, pidan ayuda?

-Sí, que sepan cómo deben rendir cuentas, el manejo de las aplicaciones informáticas que pueden utilizar... Sería complementario a la fiscalización. Si podemos ponerlo en marcha este mismo año, lo haremos. Pero hay que ver las disponibilidades presupuestarias.

-Una de las patatas calientes que deben afrontar es el cambio de sede por las obras de La Romareda. ¿Ya sabe dónde se van a trasladar?

-La nueva ubicación vendrá en dos fases. Una provisional, que es la que estamos buscando ahora mismo para irnos el día 1 de julio, donde estaríamos de alquiler. Y, una vez que estemos asentados, proceder a la búsqueda de una sede definitiva que reúna unas condiciones específicas de espacio suficiente para los 40 trabajadores y que dote a la institución de una significación importante, en un edificio relevante del patrimonio de la ciudad de Zaragoza. ¿Posibles ubicaciones?_Valoramos en su día ir a la Casa Palafox, en San Vicente de Paúl, pero hay que analizarlo con las instituciones, con la DGA, el Ayuntamiento de Zaragoza y la DPZ. Cualquier solución pasará por el acuerdo con una institución porque nosotros no tenemos capacidad para financiarlo y porque queremos reutilizar algún edificio.

-¿De la ubicación temporal saben algo?

El problema es la falta de oferta. Queremos intentar que sea un sitio céntrico, con comunicaciones en bus y tranvía. Estamos buscando en la zona Centro y en Universidad, pero está siendo complicado.

-Sus predecesores dejaron en cartera varios informes, ¿prevé algún cambio en este primer año?

-Tenemos 18 informes que emitir del programa de fiscalización de 2024 y quedan 6 pendientes del 2023. Incorporar algo nuevo será complicado. Y la idea de poner en marcha una nueva unidad de asesoramiento llevará un trabajo adicional. También queremos crear otra unidad para el seguimiento de las recomendaciones, para que lo que diga la Cámara de Cuentas tenga continuidad. No solo analizar si se cumple, sino ver qué dificultades tienen las administraciones para aplicar las recomendaciones. A veces no se cumple porque no se quiera, sino porque hay dificultades.

-El grado de cumplimiento en la rendición de cuentas es elevado en_Aragón, ¿qué valoración hace?

-El grado de cumplimiento es de los más altos de España. Pero queremos insistir en la fiscalización de las entidades locales porque en número, son las más abundantes. También es importante que la Cámara trabaje de la mano de otras administraciones, como las diputaciones provinciales y las comarcas, para asistir a los pequeños municipios._Y queremos hacer un plan de formación que debe contar con la implicación de la comunidad autónoma y la Universidad de Zaragoza para que las administraciones se puedan adherir a él. Queremos acercar la Cámara al territorio; no que el territorio se acerque a la Cámara. Ahí nos tocará desplazarnos, reunirnos con alcaldes, concejales y técnicos. Crearemos un equipo de auditoría específico para entidades locales.

-¿Cómo harán todo esto?

-Hay que cambiar la ley de la Cámara de Cuentas para incluir las funciones de asesoramiento. Ahora estoy trabajando en el borrador, que presentaremos en las Cortes para que puedan aprobar la nueva ley. Me gustaría también hacerlo este año, antes de junio. La ley incluiría las funciones de seguimiento y de asesoramiento, y supondría actualizar la de 2009, que es cuando se creó la Cámara de Cuentas.

-¿Mantiene la previsión de aumentar el personal de la Cámara?

-Sí, sí. Estamos en pleno proceso de selección de cinco nuevas plazas, y a ellas se añadirán las necesarias para crear las unidades de asesoramiento y de seguimiento de recomendaciones, 4 o 5 personas más. Dependerá del presupuesto.

-El programa de fiscalización incluía para este año un informe sobre el Inaga. ¿En qué punto está?

Estamos en la fase inicial de petición de información con los entes fiscalizados. El informe del Inaga es uno más del programa, y se tratará como un informe más. Si a lo largo del informe surgen cuestiones de otro tipo, veremos qué hacemos.

-¿Cómo logrará aumentar la fiscalización?

-Si el objetivo es llegar a más sitios, con los mismos recursos, habría que analizar si los procedimientos actuales son los adecuados para poder ampliar esa base de fiscalización. Y otra opción es analizar cuestiones muy concretas de la Administración en un menor tiempo, no tanto obtener una visión global, sino centrarnos en cuestiones concretas, como la gestión de las subvenciones nominativas, por ejemplo. Igual hay que centrar los informes en áreas de riesgo concretas y poder hacer más informes en el mismo tiempo. Y también mantener el ritmo de fiscalización: no tiene sentido fiscalizar cuestiones que ocurrieron hace cinco años, porque los responsables ya ni están

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