AYUDA INTERNACIONAL

Aragón ya ha recibido en lo que va de año más de 1.500 peticiones de asilo

La oenegé Accem gestionó cerca de 800 atenciones en 2023 a solicitantes de refugio, apatridia y protección subsidaria, temporal o humanitaria en el territorio

El abogado Celestino Sánchez-Toro, en la sede de Accem junto a Ernesto, refugiado colombiano.

El abogado Celestino Sánchez-Toro, en la sede de Accem junto a Ernesto, refugiado colombiano. / MIGUEL ÁNGEL GRACIA

Alberto Arilla

Alberto Arilla

La protección internacional es más necesaria que nunca. Han pasado 35 años desde que la caída del Muro de Berlín provocase un cambio en la geopolítica internacional, que pasó de un sistema bipolar dominado por dos grandes potencias a un sistema globalizado que provoca que lo que sucede a cientos de kilómetros repercuta en mayor o menor medida en el resto del mundo. Más allá de la cuestión económica, con Ucrania o el mar Rojo como buenos ejemplos, cada día son más las personas desplazadas por los conflictos. Y ni siquiera hace falta que estos sean a gran escala, sino que las persecuciones políticas, étnicas o religiosas están a la orden del día en latitudes del mundo que a menudo son olvidadas. Es por ello que miles de personas se ven abocadas a solicitar a terceros países, como España, la protección internacional. Aragón, por ejemplo, ha registrado 1.512 peticiones en lo que llevamos de año, 1.072 de ellas en la provincia de Zaragoza. Pero, ¿cómo funcionan estos procesos?

Accem es una de las principales organizaciones españolas que trabajan en el campo de la atención al refugiado. En el caso de Aragón, esta oenegé realizó un total de 794 peticiones de protección internacional en sus centros de Zaragoza, Calatayud, Teruel y Burbáguena. En ese sentido, uno de los abogados que asesoran y trabajan con la asociación es Celestino Sánchez-Toro, quien desgrana a este diario algunas de las principales características de este procedimiento. «La principal figura es el asilo y el refugio, a la que tienen derecho todas las personas que manifiestan un terror fundado. Es decir, gente que es perseguida por cuestiones étnicas, religiosas, de género y orientación sexual, políticas, etc.», explica.

El proceso, en cambio, puede durar varios meses, incluso años, hasta que se dicta sentencia firme. El primer paso tras entrar a España, similar en todos los países de la Unión Europea, es hacer un manifestación de voluntad, momento en el que el afectado adquiere la condición de solicitante. Posteriormente, la policía le realiza una entrevista para formalizar sus motivos, en la que el solicitante debe presentar pruebas y documentación. Es entonces cuando el expediente es enviado a Madrid, a la Oficina de Asilo dependiente del Ministerio del Interior, donde se dicta una resolución favorable o desfavorable. En este segundo caso, el afectado puede interponer recurso hasta que la sentencia sea firme, momento en el que cuenta con 15 días para abandonar el país.

Derecho a trabajar

«La tardanza depende de la provincia. En Zaragoza, puede pasar un mes desde que el solicitante se manifiesta y es entrevistado», afirma Sánchez-Toro, quien detalla que, durante todo el proceso, el solicitante tiene derecho a trabajar, así como a recibir asistencia sanitaria y coberturas sociales.

En el caso de Accem Aragón, el país que encabeza la clasificación de solicitantes es Colombia, con 215, seguida de Venezuela (136), Senegal (83) y Ucrania (80). Asimismo, de las 794 atenciones que la oenegé llevó a cabo el pasado año, 80 han conseguido ser beneficiarias, más de un 10%, a la espera de las resoluciones pendientes. De ellas, 70 pertenecían a ciudadanos ucranianos que habían solicitado protección temporal, una figura para casos «excepcionales» y que especialmente es recogida en el marco de la legislación europea. Sin ir más lejos, de las 3.552 peticiones de asilo temporal recibidas en Aragón en el 2022, año que estalló la guerra, 3.488 eran relativas a personas de origen ucraniano.

Además del asilo, existen otras categorías dentro de la protección internacional. La primera de ellas es la subsidiariedad, más personalizada y destinada para personas que tienen sentencias firmes en sus países de origen. Por ejemplo, un ciudadano condenado a muerte por ser homosexual tendría derecho a acogerse a ella. También existe la protección humanitaria, una figura más abierta y que mira especialmente a crisis sociopolíticas, como la vivida en Venezuela en la última década. Por último, está la categoría del apátrida, que en Europa proviene especialmente de los ciudadanos del Sáhara Occidental.

Según los últimos datos provisionales a nivel nacional, en 2023 Zaragoza fue la quinta provincia con más solicitudes de protección internacional, 4.609, solo superada por Las Palmas, Barcelona, Málaga y, muy por encima, Madrid. Una posición que sube hasta la tercera plaza en los dos primeros meses de 2024, con 1.072 peticiones. En ese mismo período, Aragón ha sido la quinta comunidad de España con más atenciones, 1.512, con Colombia y Venezuela como países con más solicitantes. 

"Seguimos con la 'tarjeta roja', como solicitantes"

La vida de Ernesto lleva más de dos décadas sacudida por las amenazas y la persecución política. ¿El motivo? El trabajo que este colombiano realizaba junto a su esposa en su país natal, donde atendían a víctimas del conflicto con las guerrillas. "Participamos en la revuelta social de 2021 y comenzamos a sufrir persecuciones indirectas, por teléfono sobre todo", recuerda Ernesto, que usa un nombre ficticio y prefiere no mostrar su cara en imágenes.

Y es que el miedo sigue impregnado en las entrañas de este colombiano que en 2022, cuando las amenazas comenzaron a ser más directas, dijo basta. Episodios que llegaron a afectar al mayor de sus dos hijos, que en este momento tienen 7 y 14 años, y que provocaron que la familia al completo emigrase a España. Ahora, esta familia colombiana empieza a ver la luz al final de un túnel que por momentos se hizo muy largo. "Debido a la depreciación del peso colombiano, cuando hicimos el cambio vimos que no llegábamos", rememora Ernesto, que aterrizó en Madrid en noviembre de 2022, donde estuvo una semana antes de poner rumbo con su familia a Zaragoza. El colombiano, además, asegura que llegaron a la capital aragonesa "por instinto", ya que no contaban con familiares ni amigos.

Fue entonces cuando contactaron con Accem, entidad con la que Ernesto trabaja actualmente, a la espera de la decisión definitiva del ministerio sobre su situación. "Seguimos con la 'tarjeta roja', el documento que acredita que somos solicitantes de protección internacional", explica el colombiano, que llegó a la oenegé, a la que se muestra "muy agradecido", con un currículum que incluía experiencia en la Organización Internacional de Migraciones de la ONU.

Un agradecimiento que Ernesto y su familia extienden a toda la comunidad aragonesa, pues asegura que "todas las personas nos tratan espléndidamente y nos han abierto sus brazos". Y eso que, una vez en España, el temor seguía presente incluso para pedir ayuda. "En Colombia solo dan este tipo de ayudas a gente que está en la calle, en situaciones muy extremas", narra Ernesto, que ironiza: "Llegamos a dudar si teníamos que venir en harapos, pero todo lo contrario". 

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