Jornada de humanización de cáncer de mama

Las personas con discapacidad de Aragón no sienten "barreras" adicionales

Los pacientes reclaman más formación de los profesionales y rehabilitación adaptada, según una encuesta realizada al 12% de la población con la patología

Un momento de la jornada celebrada este jueves.

Un momento de la jornada celebrada este jueves. / JOSEMA MOLINA

Eva García

Eva García

Las personas con discapacidad no tienen «barreras especiales» en el proceso de cáncer de mama, ni en el «diagnóstico, ni en el tratamiento ni en el seguimiento». Esta es, según Patxi García Yzuel, gerente de la Asociación Española Contra el Cáncer en Aragón, la principal conclusión de una encuesta realizada para abordar las necesidades de las personas con discapacidad.

Se centró en el cáncer de mama porque se propuso desde la unidad de mama del Servet y se preguntó a todos los integrantes de Cermi. Participaron 52 personas, un número «representativo porque estadísticamente hablando de las personas que tienen discapacidad y cáncer de mama suponen el 12%», explica García Yzuel, ya que no aborda la discapacidad que se genera por el cáncer sino «la persona que tiene discapacidad y cáncer», aunque sí crecen las dificultades según la discapacidad. .

En el cuestionario participaron usuarios con discapacidad auditiva, física, intelectual, mental, orgánica, visual y también acompañantes y profesionales en tres vertientes: diagnóstico, tratamiento y seguimiento. Los resultados se han presentado este jueves en Ibercaja en la III Jornada Aragonesa de Humanización en cáncer de mama, donde han estado presentes profesionales y pacientes con discapacidad.

En el caso del diagnóstico, 31 personas no tuvieron ningún problema (14 síes y 7 no procede) . Contestaron sí 6 a dificultades con la recepción de citas, 9 con los accesos a los servicios, 11 con la realización de mamografías.

García Yzuel pone como ejemplo que algunas personas con discapacidad intelectual señalan que «pasan a segundo plano y la comunicación es con el acompañante».

Sí que hay barreras en el caso de los autobuses donde se realizan las mamografías, ya que no están adaptados y, una vez que han sido citadas, «tienen que pedirla en otro sitio porque no pueden acceder», explica. Esto supone que tienen que ir al hospital de referencia. En cuanto al tratamiento, 36 personas creen que no existe barreras (4 sí y 12 no precede), pero sí reclaman información «clara y concisa». Una de las quejas proviene de una persona a la que le entregan unos ejercicios de rehabilitación para evitar el linfedema, pero se trata de una persona con «dificultad de la movilidad, por lo que no los podía hacer» porque no está adaptada.

García Yzuel señala que una de las reclamaciones es una mayor formación para los profesionales, algo que ellos también reconocen; porque hay que tener en cuenta que la discapacidad es muy diversa (visual, auditiva, intelectual o motora) y «en la mayoría de ocasiones no tienen formación», sobre todo para comunicarse de forma adecuada con estas personas» y para eso es necesario contar con las asociaciones.

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