La industria del pistacho | Un brillante futuro a corto plazo

Agricultores, productores e industriales del pistacho coinciden en que el salto definitivo del sector en la comunidad llegará en los próximos tres o cuatro años

Los cultivos más veteranos alcanzan esta campaña su máxima producción, lo que abrirá el apetito inversor a otros agentes del campo aragonés

La producción de pistacho en Aragón creció más de un 33% en la última campaña

La producción de pistacho en Aragón creció más de un 33% en la última campaña / PISTACHOS DEL NORTE

Sergio H. Valgañón

Sergio H. Valgañón

El presente del pistacho es el de un cultivo en plena expansión. Los árboles aragoneses aún no han alcanzado su máxima producción, los precios se están estabilizando en unas cuantías interesantes para los agricultores y la cultura del cultivo cae, a cuentagotas, en la sociedad. Los buenos resultados de los pioneros del sector aventuran, por ahora, un futuro mejor, con un posible «efecto llamada» para que más productores se sumen a esta nueva empresa.

Así lo ven los productores de la comunidad que asumieron hace un tiempo el papel de pioneros. «Hay un gran interés por este cultivo», asegura Ángel Morlanes, presidente de Apistar y agricultor de la Comunidad de Calatayud. «Pese a ese atractivo que ya existe, es evidente que hay mucha gente esperando a los primeros resultados», que se atreve a poner a fecha al boom de nuevos interesados en plantar pistachos por el territorio aragonés: «En tres o cuatro años puede darse esa explosión porque ya habrá muchos pistacheros en edad adulta y produciendo el máximo posible».

No todo lo marca la cuenta de resultados, sino el trabajo existente en torno a este pujante sector. «Hay mucho que decir, también en el trabajo de alta innovación», cuenta Morlanes, implicado también en Pistara, proyecto que une a productores, asociaciones e ITA (Instituto Tecnológico de Aragón) para impulsar acciones que mejoren las cosechas. «En Ciudad Real se apostó mucho por la reintroducción en los años 80, pero nosotros nos centramos más en el almendro», explica sobre el pasado Morlanes, que cree que esas nuevas herramientas «llegan en todos los aspectos de la cadena productiva del pistacho y con otras experiencias, que ponen en muy buen lugar a Aragón».

Sobre el potencial de la comunidad, su territorio, permitirá implantar diferentes variedades de pistacheros en localizaciones diversas de la comunidad. Hasta ahora, Morlanes hace referencia a «Cinco Villas, Calatayud, Bajo Aragón, Belchite o el Valle del Ebro», pero el futuro puede ser más rico por «la buena capacidad de adaptación de este cultivo a muchos terrenos».

Una gran inversión

«Si no le viera futuro a esto, no me habría metido tan en serio», bromea entre risas José Ignacio Duarte, gerente y fundador de Pistachos del Norte. A su cargo, un trabajador en una firma que se ha especializado en cubrir todo el proceso del pistacho, desde el árbol hasta la puesta en la mesa del cliente.

Pistachos del Norte lleva en marcha algo más de un año, con plantación propia desde hace seis, el momento en el que se alcanza el pico de producción: «Entre los seis y ocho años es cuando las plantaciones comienzan a producir todo lo posible». Por eso Duarte empieza a ver, literalmente, los frutos de su gran proyecto personal.

Ingeniero técnico especializado en leñosos, Duarte llegó al sector con un conocimiento teórico del panorama. «Por ejemplo, yo sabía que con los árboles hay que tener paciencia, que el leñoso tarda en producir, algo que le cuesta más a la gente del secano, acostumbrada a tener una cosecha al año», explica este gerente altoaragonés, que con sus asesorías siempre recomienda «acostumbrarse a los nuevos ritmos, porque no son iguales con todas las plantaciones».

Con el progresivo aumento de la presencia de pistacheros en el campo aragonés, los resultados llegarán. «Es un cultivo joven en la comunidad, pero estamos cerca de entrar en producción», analiza Duarte, que considera que cuando los resultados empiecen a conocerse «se producirá un efecto llamada». «Es un cultivo con una potente trayectoria de futuro», asegura Duarte, que aclara cuál es la situación del campo aragonés: «Los pistacheros de la comunidad tienen unos cinco o seis años de vida y estos árboles viven unos 30, así que hay mucho margen». Una reacción que será atractiva para muchos: «Necesitamos menos extensión, poca agua y menos insumo, teniendo como resultado una buena producción».

Solo pone una crítica, el nivel de los precios, establecidos en la pasada campaña en torno a los seis euros. «Me gustaría que fuera un precio un poco más alto, porque el pistacho mediterráneo es el de mayor calidad del mundo», comenta el gerente de Pistachos del Norte, que considera que «el mercado debe estar acorde a la calidad». «Son precios razonables, pero podrían ser un poco más altos», termina.