LOS DATOS DEL SECTOR PRIMARIO

La producción de pistacho en Aragón creció más de un 33% en la última campaña

Los agricultores de la comunidad ya dedican más de 1.200 hectáreas a un fruto seco que sigue en constante expansión por el territorio

Varios pistachos encima de una mesa

Varios pistachos encima de una mesa / PIXABAY

Sergio H. Valgañón

Sergio H. Valgañón

El sector primario aragonés sigue a la caza de un nuevo filón que mejore su situación económica. Por ahora, uno con cáscara y de color verde está dando buenos resultados. La cosecha de pistacho en la comunidad creció un 33% en la cosecha de 2023 respecto a la del año anterior, cada vez son más agricultores los interesados en plantar pistacheros en sus terrenos y el despegue de la producción parece que solo acaba de empezar. Tras el oro negro de la trufa aragonesa, ¿habrá lingotes verdes?

La producción de la última temporada creció hasta los 30.000 kilos, unos 10.000 más de los que llegaron hasta los almacenes de la comunidad. Todo ello ligado a un aumento paulatino de espacio dedicado a esta producción: en la actualidad, hay 1.241 hectáreas dedicadas exclusivamente a la plantación de pistacheros, según aportan los datos del balance agrario de 2023 de UAGA (Unión de Agricultores y Ganaderos de Aragón), principal organización agraria de la comunidad.

Cruzar los datos del sindicato del campo con los del Gobierno de Aragón relata cómo el pistacho está cogiendo fuerza en la comunidad autónoma. Frente a las 1.241 hectáreas que UAGA confirma que se dedican a estos árboles en la comunidad, los datos del Ejecutivo autonómico reflejan que en la campaña de 2020 tan solo se dedicaban 574,97 hectáreas al cultivo de pistacho, repartidas en 82,09 en Teruel, 83,35 en Huesca y 409,53 en Zaragoza.

La provincia central sigue siendo la que más espacio dedica al pistacho, ya que en Zaragoza hay destinadas a este cultivo 755,94 hectáreas, a la finalización de la campaña de 2023. En ese mismo momento, en Huesca se dedicaban 272,14 hectáreas y en Teruel 213,79 hectáreas. Un notable crecimiento en todos los territorios.

A más tierra dedicada, más producción, si todo va bien. Pero es que en el caso de los pistacheros, los datos son todavía más esperanzadores cuando tan solo 30 hectáreas (un 2%) de las cultivadas se encuentran en plena producción. Para que un pistachero alcance su máximo rendimiento deben pasar entre seis y ocho años.

La producción aragonesa se destino casi en su totalidad al mercado italiano, hacia las industrias heladera y harinera; mientras que el resto (tan solo 6.000 de los 30.000 kilos) se dirigieron a la venta directa para pistacho tostado.

Pistacho en flor

Pistacho en flor / PIXABAY

Los buenos vientos que soplan para el pistacho en la comunidad los sienten en Apistar (Asociación de Pistacheros de Aragón), que encabeza el presidente Ángel Morlanes. «Ha habido un crecimiento importante en los últimos años», detalla este agricultor, que nota un aumento «exponencial» de hectáreas y plantaciones dedicadas al pistacho en las campañas más recientes: «Es parte de la búsqueda continua de un cultivo que sea rentable para el agricultor».

"Tolera muy bien la sequía"

Morlanes, que fue pionero cuando plantó hace más de una década sus primeros pistacheros, cree que este árbol tiene, como cada cultivo, su parte buena y su parte mala. «Por un lado, tolera muy bien la sequía y tiene una buena salida comercial, pero por otra parte tarda mucho en producir, ya que hasta los seis u ocho años no alcanza su máximo».

Su explotación, situada en la Comunidad de Calatayud, nace de esa búsqueda de una planta que saque lo mejor de la tierra. «En mi familia siempre habíamos tenido vid, que entró en una mala situación, por lo que encontramos en el pistacho un cultivo con el que ir ampliando poco a poco cada año».

Otro caso de apuesta por este sector es José Ignacio Duarte, al frente de Pistachos del Norte, industria altoaragonesa que participa en todos los eslabones de la cadena productiva. «Tenemos plantaciones, producción y secado y asesoramiento a otros agricultores», cuenta Duarte, que detalla una parte fundamental del proceso: «El pistacho hay que secarlo en menos de 24 o 48 horas porque si no aparecen tóxinas, se fermentan o le salen manchas en la cáscara».

Contento hasta la fecha con los resultados cosechados por la empresa, Duarte explica que con este cultivo «te libras de las heladas» y se consigue producción, «porque es un árbol que te asegura cierta estabilidad en el campo». El pistachero, por su origen, crece mejor en zonas cálidas y con menor precipitaciones, «hacia lo que vamos en la tendencia de cambio climático en la que estamos inmersos». «Hace 30 años no se podría haber cultivado, pero hoy es un éxito», asegura. El futuro del sector primario aragonés puede pintarse de color verde.