El Colegio de Ingenieros Agrónomos entrega sus premios anuales en la celebración de San Isidro

El evento contó con la presencia de Ángel Samper, consejero de Agricultura 

El Colegio de Ingenieros Agrónomos de Aragón, Navarra y País Vaso celebró su entrega de galardones anual premiando a los colegiados que cumplían 65 años.

El Colegio de Ingenieros Agrónomos de Aragón, Navarra y País Vaso celebró su entrega de galardones anual premiando a los colegiados que cumplían 65 años. / CRISTINA MARTÍNEZ (AGENCIA ALMOZARA)

Con motivo de San Isidro, patrón de los agricultores, el Colegio de Ingenieros Agrónomos de Aragón, Navarra y País Vasco volvió a reunir a sus colegiados y colegiadas en el Restaurante Aura en una jornada de celebración que tuvo lugar ayer, 17 de mayo, y que busca reconocer y premiar el trabajo y esfuerzo de todos los alumnos, colegiados y expertos en la materia.

Durante el evento, que contó con la presencia de Ángel Samper, consejero de Agricultura, Ganadería y Alimentación, se hizo entrega de los galardones que reconocen la excelencia de los miembros del Colegio en diferentes categorías. Así, el Antonio Esteban 2024, premio que se entrega en reconocimiento a toda una trayectoria, fue otorgado a José María Sopeña Mañas, ingeniero agrónomo con 52 años de experiencia dedicada sobre todo a las plagas y la protección vegetal.

Por otro lado, el premio Manuel Álvarez Peña 2024 al mejor expediente académico en la Escuela Politécnica Superior de Huesca fue para Alba García Sáez y, el galardón Tomás Rubio de Villanueva al mejor expediente en la Escuela de Navarra para Jon Ruiz de Gauna. El premio Francisco de los Ríos 2024 al mejor Trabajo Fin de Máster, recayó en Natalia Vicien Becerra y, en la categoría Proyecto de Ejecución, fue para Daniel Díaz García.

Por último, la distinción de Colegiado de Honor condecoró a INTIA, una empresa que lleva más de 40 años trabajando para implementar los últimos avances técnicos y científicos en el sector agrario.

Miembros del Colegio premiados por sus 25 años de colegiación.

Miembros del Colegio premiados por sus 25 años de colegiación. / CRISTINA MARTÍNEZ (AGENCIA ALMOZARA)

Ángel Jiménez, decano: “Tenemos el talento y tenemos el conocimiento, ahora tenemos que ser capaces de explotar al máximo ese potencial y expresarlo en nuestro territorio”

El Colegio de Ingenieros Agrónomos de Aragón, Navarra y País Vasco es una entidad de derecho público que centra su actividad en proporcionar a los y las colegiados y colegiadas una serie de servicios que necesita todo profesional de la agronomía. Ángel Jiménez, decano de la institución, explica que desde el colegio realizan diferentes acciones que sirven para ayudar a los ingenieros a iniciar, mantener y mejorar su vida profesional.

En primer lugar, ofrecen una formación continuada a través de diversos cursos para “complementar la formación básica y cubrir todas las necesidades que van surgiendo en la sociedad”, cuenta Jiménez. Por otra parte, a los colegiados se les proporciona un seguro de responsabilidad civil en el que el colegio avala el trabajo de un ingeniero para garantizar seguridad a la persona o empresa que quiera contar con sus servicios. Otro de los aspectos más importantes del colegio es que consigue crear redes profesionales multidisciplinares, es decir, no solo entre compañeros y compañeras ingenieros e ingenieras agrónomos sino también con profesionales de otras áreas. “Trabajamos conjuntamente y tenemos una relación intercolegial muy importante”, asegura el decano.

También ofrecen un sistema de empleabilidad, uno de los servicios mejor valorados por los colegiados recién titulados y que está disponible también para los “estudiantes registrados”. Estos son jóvenes ingenieros e ingenieras que se registran en el colegio sin ningún coste para poder aprovechar algunos servicios. A partir de su currículum, un profesional de empleabilidad les hace un seguimiento de su formación y les indica qué complementos formativos podrían añadir de cara a presentarse a ofertas de trabajo.  

Todos los años, esta entrega de premios supone un homenaje al trabajo de todos los colegiados. Por un lado, están los premios que sirven como reconocimiento a la trayectoria de los profesionales mediante la entrega del premio “Antonio Esteban” y las distinciones a los que llevan 25 o 50 años colegiados.

Por otro lado, hay una parte de los galardones centrada en reconocer los expedientes y trabajos de jóvenes ingenieros e ingenieras que empiezan en el sector. “Con estos premios tratamos de incentivarlos para que hagan proyectos innovadores, con proyección de futuro y que sirvan para abrir nuevos campos dentro del área de la ingeniería agrónoma”, afirma Ángel Jiménez.

En la jornada también se reconoció a los ingenieros que cumplían 50 años de colegiados.

En la jornada también se reconoció a los ingenieros que cumplían 50 años de colegiados. / CRISTINA MARTÍNEZ (AGENCIA ALMOZARA)

Relevo generacional, un reto de futuro

Uno de los principales desafíos de esta profesión es “el importante déficit de ingenieros e ingenieras en general y de ingenieros agrónomos e ingenieras agrónomas en particular”, cuenta. Desde hace años se conoce que hay un problema de escasez, ya que la demanda de ingenieros agrónomos es muy superior a la oferta de colegiados que buscan trabajo. Para intentar paliar esta falta de técnicos, el decano del Colegio de Ingenieros Agrónomos afirma que “están participando, de la mano de la Alianza Agroalimentaria Aragonesa, en campañas de concienciación que intentan reivindicar la importancia de la producción alimentaria y alejar la imagen estereotípica del hombre de campo”.

Poco a poco y gracias a estas campañas, Jiménez asevera que “cada vez hay un mayor interés”, sobre todo por jóvenes a los que les gusta la digitalización y que, revirtiendo la imagen antigua, descubren que hoy en día el sector agrario trabaja mano a mano con sistemas de producción y tecnología de última generación y la producción sostenible.

Otro de los retos a los que se enfrenta la profesión, por ejemplo, es la constante formación, ya que un profesional de la ingeniería agrónoma debe familiarizarse con las nuevas tecnologías y estar siempre actualizado. “Otro reto importantísimo es la adaptación. Adaptar las producciones a la sostenibilidad ambiental y a la digitalización”, explica el decano. En general, todo gira en torno a un objetivo clave: “Ser capaces de dar soluciones particularizadas a cada empresa”.

Para terminar, Ángel Jiménez quiso dejar claro el excelente futuro de la profesión: “El sector agroalimentario es algo básico y esencial por lo que siempre va a ser importante. Cada vez el trabajo es mayor y se demandan unos alimentos más seguros”. Esto hace que el futuro de los ingenieros agrónomos esté más que asegurado, especialmente en Aragón, una comunidad que reúne las condiciones propicias para su desarrollo: “Tenemos el talento, tenemos el conocimiento, ahora tenemos que ser capaces de explotar ese potencial y expresarlo en nuestro territorio”.

José María Sopeña Mañas recibió el Premio Antonio Esteban 2023 en reconocimiento a toda su trayectoria.

José María Sopeña Mañas recibió el Premio Antonio Esteban 2024 en reconocimiento a toda su trayectoria. / CRISTINA MARTÍNEZ (AGENCIA ALMOZARA)

José María Sopeña: “La función del ingeniero agrónomo está en el centro de la cadena, es esencial desde el conocimiento científico hasta su aplicación”

José María Sopeña ha sido distinguido con el Antonio Esteban 2024, un premio que reconoce toda su trayectoria como ingeniero agrónomo. Más de 50 años de carrera profesional marcada por el compromiso, el trabajo y la constancia en áreas de la agronomía como las plagas o la protección vegetal.

José María estudió en la Escuela Técnica Superior de Ingenieros Agrónomos de Madrid y, desde el momento en que se graduó no ha parado de trabajar, tanto en empresas particulares como en la Administración. Incluso una vez jubilado, ha seguido aportando su granito de arena a la ingeniería agrónoma en una asociación sin ánimo de lucro para el control de plagas fundada por él y otros profesionales del sector. Dentro de sus logros también se encuentra haber sido coordinador de una mesa sectorial de cereales en Aragón durante ocho años o responsable del Centro de Protección Vegetal de la comunidad de Aragón durante 25. En estos momentos, es presidente de la Asociación para la Promoción de la Gestión Integrada de Plagas y vocal de la junta directiva de la Asociación Española de Sanidad Vegetal.

A pesar de contar con una trayectoria de peso, el ingeniero reconoce que recibir este premio fue “una sorpresa total”. “Agradezco mucho a mis compañeros que se hayan acordado de mí”, reconocía Sopeña. Para él, lo más emocionante del premio ha sido recibirlo por parte del Colegio de Ingenieros Agrónomos, ya que cree que “la colegiación es fundamental”. 

El premiado no duda en afirmar que “la producción de alimentos va a seguir siendo uno de los aspectos esenciales de la sociedad”, lo que convierte a la profesión de ingeniero agrónomo en indispensable. “La función del ingeniero está en el centro de la cadena, es esencial desde el conocimiento científico hasta su aplicación”, asegura el colegiado. El objetivo por el que todos trabajan es “conseguir una producción de alimentos seguros, tanto para el consumidor como para el medio ambiente” y solo podrá conseguirse con colaboración y formación continuada.

Para Sopeña, lo más importante de la profesión siempre han sido estos dos elementos: “La formación es muy importante, tanto la básica como la continuada, y también el contacto permanente con otros profesionales como científicos o agricultores con objeto de buscar soluciones a las diferentes problemáticas que van surgiendo”. Además, añade que todo esto está respaldado por el Colegio de Ingenieros Agrónomos, por lo que su consejo es “que completen sus estudios y que se colegien de inmediato”.

Alba García Saez recibió el premio al mejor expediente de la Escuela Politécnica Superior de Huesca.

Alba García Saez recibió el premio Manuel Álvarez Peña 2024 al mejor expediente de la Escuela Politécnica Superior de Huesca. / CRISTINA MARTÍNEZ (AGENCIA ALMOZARA)

Alba García: “Debemos aplicar nuestros conocimientos para abordar los desafíos y encontrar soluciones innovadoras”

Alba García ha sido la estudiante galardonada con el premio Manuel Álvarez Peña 2024, que otorga el Colegio de Ingenieros Agrónomos y recompensa el mejor expediente académico de la Escuela Politécnica Superior de Huesca (EPS). Para la ingeniera, este galardón “representa el fruto de todo el esfuerzo y dedicación” que ha invertido todos estos años como estudiante.

García cuenta que, al acabar Bachillerato, decidió matricularse en el grado de Ingeniería Agroalimentaria y del Medio Rural en la Escuela Politécnica de Huesca. Posteriormente, en la misma institución realizó el máster de Ingeniería Agronómica y un Posgrado en Experto Universitario en Gestión Integrada de Plagas Agrícolas.

“Decidí estudiar Ingeniería Agrónoma por el arraigo que tengo al sector primario”, explica García. Actualmente, sigue formándose realizando cursos de asesoría agrícola para hacer frente a los cambios continuos que caracterizan al sector. “Creo que me encontraría cómoda trabajando en cualquiera de las ramas de esta disciplina, siempre con el objetivo de ayudar a agricultores y ganaderos a maximizar el rendimiento y la productividad de sus explotaciones y brindándoles un acompañamiento técnico cada día más necesario en este sector”, admite la ingeniera.

En cuanto al futuro de la profesión, tiene claro que “la ingeniería agrónoma desempeña un papel fundamental”, ya que contribuye de manera directa en la seguridad alimentaria y la conservación del medio ambiente. Por todo esto, la ingeniera afirma convencida que “la profesión tiene un futuro prometedor y está en constante crecimiento”, lo que permite a las nuevas generaciones incorporarse en nuevos puestos de trabajo.

García quiso incidir en la importancia de esta profesión, donde todas las acciones tienen un impacto visible y directo en la sociedad. “Como Ingenieros Agrónomos debemos tener la capacidad de aplicar nuestros conocimientos para abordar estos desafíos, encontrar soluciones innovadoras para mejorar la eficiencia y la productividad y contribuir al desarrollo de una agricultura más rentable y resiliente.”, finaliza.

Jon Ruiz De Gauna Gonzalez, premio al mejor expediente académico de la escuela de Navarra

Jon Ruiz De Gauna González, premio Tomás Rubio de Villanueva 2024 al mejor expediente académico de la escuela de Navarra / CRISTINA MARTÍNEZ (AGENCIA ALMOZARA)

Jon Ruiz de Gauna: “La ingeniería agronómica es una profesión en la que la innovación está a la orden del día”

El galardón Tomás Rubio de Villanueva 2024 al mejor expediente de la Escuela de Navarra fue otorgado a Jon Ruiz de Gauna.  El premiado comenzó sus estudios matriculándose en el grado en Innovación en Procesos y Productos Alimentarios, pero justo ese mismo año lanzaron como novedad el doble grado que incluía también Ingeniería Agroalimentaria y del Medio Rural, así que cambió la matricula y cursó la doble titulación. Para completar sus estudios, realizó el máster en Ingeniería Agronómica, el cual le habilitaba para poder firmar proyectos y por el que ha recibido este reconocimiento.

Recibir este premio ha sido todo un honor para el ingeniero, que reconoce que fue “una gran sorpresa” porque no se lo esperaba, pero también “una bonita recompensa” al esfuerzo y la dedicación que ha empleado durante el año y medio que ha durado el máster. Tras este tiempo y los cinco años del grado, Ruiz de Gauna tiene claro que quiere dedicarse a la ingeniería agrónoma, más en concreto a dos ámbitos que llaman más su atención. Por un lado, las industrias alimentarias y, por otro, a las explotaciones hortofrutícolas.  

En cuanto a la importancia de la ingeniería agrónoma para la sociedad actual, el recién graduado afirma que “por mucho que cambien los tiempos, el sector de la alimentación es algo que va a seguir existiendo sí o sí”, lo que garantiza la presencia de la ingeniería en todos los procesos relacionados con la alimentación. Por otro lado, Ruiz de Gauna asegura que es un trabajo con grandes expectativas de futuro, ya que “es una profesión que no para de incorporar nuevas tecnologías y en la que la innovación está a la orden del día”. Además, es una disciplina que siempre está evolucionando, como por ejemplo en los últimos años, con “las nuevas tendencias de alimentación”, lo que deja abiertas varias posibilidades de futuro para las nuevas generaciones.

Natalia Bellostas Muguerza, gerente de INTIA, recibió la distinción

Natalia Bellostas Muguerza, gerente de INTIA, recibió la distinción de Colegiado de Honor en nombre de la empresa. / CRISTINA MARTÍNEZ (AGENCIA ALMOZARA)

Natalia Bellostas, gerente de INTIA: “Nosotros trabajamos para que el medio rural esté vivo”

La empresa pública INTIA (Instituto Navarro de Tecnologías e Infraestructuras Alimentarias), ha sido este año la galardonada con el premio a Colegiado de Honor por su compromiso y trabajo en el sector desde hace más de 40 años. Muchas de las personas que trabajan en la empresa son colegiadas, lo que ha favorecido durante años la colaboración estrecha entre ambas instituciones.

Se centran sobre todo en cinco ejes de actividad. En primer lugar, un eje dedicado a posibles riesgos, el cual se encarga de estructuras de regadío, energías renovables, investigación y desarrollo. Otra de sus áreas principales es la de asesoramiento por parte de los técnicos a agricultores y ganaderos. También hacen formación en todo lo que tenga que ver con producción y transformación alimentaria. El cuarto eje es el de emprendimiento, donde por un lado apoyan la instalación de jóvenes y, por otro, hacen gestión técnico-económica. Por último, un área que se encarga del control y certificación de marcas de calidad.

Desde INTIA, uno de sus objetivos es “que el medio rural esté vivo y tenga habitantes y productores tanto en agricultura como en ganadería”, afirma Natalia Bellostas, gerente de la empresa. Junto a eso, otro de sus compromisos está en la investigación y experimentación que llevan a cabo para que la producción agrícola sea lo más sostenible posible desde el punto de vista medioambiental.

Una vez más, desde la compañía coinciden en que el mayor reto de la ingeniería agrónoma es atraer a más gente que quiera dedicarse a este sector para paliar la escasez de técnicos. “Me parece una profesión preciosa, pero hay que impulsarla desde todos los ámbitos”, expresa Bellostas.

Natalia Vicién Becerra,

Natalia Vicién Becerra, galardonada con el premio Francisco de los Ríos 2024 al mejor Trabajo Fin de Máster. / CRISTINA MARTÍNEZ (AGENCIA ALMOZARA)

Natalia Vicien: “La ingeniería es fundamental si queremos disponer de una alimentación segura, saludable e igualitaria para todos”

El premio Francisco de los Ríos 2024 al mejor Trabajo Fin de Máster se ha entregado a Natalia Vicien, graduada en el doble grado de Ciencia y Tecnología de los Alimentos con Ingeniería Agroalimentaria y del medio Rural. Al finalizar la carrera, se decantó por seguir el camino de la agroalimentación y estudiar el máster de Ingeniería Agronómica para no cerrarse ninguna puerta de este sector.

Este galardón, además de premiar el esfuerzo de casi 8 años estudiando, ha sido un reconocimiento para su innovador Trabajo Fin de Máster, un proyecto de investigación sobre el uso de insectos, criados como animales de granja para obtener, por un lado, el propio insecto que se procesa para fabricar productos para la alimentación animal y, por otro lado, para obtener fertilizante orgánico

En cuanto a los retos de la profesión, Vicien destacó la formación continua: “Todos los años salen nuevas leyes, nuevos límites, nuevos productos y nuevos materiales, entonces o te actualizas o te quedas a la cola”. Además, destaca que, con el surgimiento de nuevos sectores como es el orgánico, “o estás al día o te adelantan y más en un país con un sector agroalimentario tan presente”. Otro de los retos importante es la sostenibilidad: “Siempre hay que estar enfocado en ser lo más ecológico posible sin dañar el medio ambiente y teniendo siempre en cuenta la biodiversidad”.

Otro reto al que se enfrentan desde el sector es la brecha de género. “Ahora está más normalizado, pero hace unos 20 años era muy raro que una mujer se dedicara al campo, ya fuera como comercial o como técnica”, expresa Vicien. Hoy en día, esta diferencia es mucho menor y poco a poco la presencia femenina equitativa a la de hombres contribuye a eliminar prejuicios y estereotipos sobre la profesión.

Igual que sus compañeros y compañeras de sector, Vicien coincide en que la ingeniería agrónoma es fundamental para la sociedad “si queremos tener una alimentación segura, saludable e igualitaria para todos manteniendo y cuidando el ecosistema”. La ingeniera cree firmemente en que desarrollan un papel muy importante y que su principal función debe girar en torno a aprovechar lo mejor posible los medios de la naturaleza sin causarle ningún daño y respetando la sostenibilidad.

Daniel Díaz García,

Daniel Díaz García, premio Francisco de los Ríos 2024 al mejor Proyecto Fin de Máster en la modalidad de proyecto de ejecución. / CRISTINA MARTÍNEZ (AGENCIA ALMOZARA)

Daniel Díaz: “La ingeniería agrónoma es un pilar fundamental para el progreso y la estabilidad de la sociedad en múltiples dimensiones”

Por último, Daniel Díaz recibió el premio Francisco de los Ríos 2024 al mejor Proyecto Fin de Máster en la modalidad de proyecto de ejecución, por su trabajo en el diseño de una almazara para la elaboración de aceite de oliva virgen en el municipio de Alcorisa (Teruel). Lo que Díaz quería conseguir con ello es, por un lado “incentivar la producción de la variedad de aceituna aragonesa Empeltrey por otro “mantener el nombre de la DO Bajo Aragón”.

Daniel Díaz estudió el grado en Ingeniería y Ciencia Agronómica en la Universidad Politécnica de Madrid. Cuando terminó el grado, decidió que sería una buena opción estudiar el máster habilitante en un entorno que lo acercara más al campo. Por esa razón, optó por trasladarse a la Escuela Politécnica Superior de Huesca y, aunque admite que “no fue una decisión fácil por todo lo que dejaba atrás”, a la larga ha sido una de las mejores de su vida. Una de las oportunidades que le ha brindado es haber conseguido este galardón. “Recibir este premio ha sido una experiencia verdaderamente significativa para mí”, expresa Díaz con emoción. Un reconocimiento al arduo trabajo, al compromiso y a la dedicación que hacen que sienta “un profundo agradecimiento” tanto al colegio como a sus compañeros.

“La ingeniería agrónoma siempre ha sido una profesión con futuro”, afirma el ingeniero. Vivimos en una sociedad en continuo crecimiento y eso hace que exista la necesidad de alimentar a toda la población, así como tener las herramientas para hacer frente a los desafíos naturales y climáticos a los que se enfrenta el planeta”.

Por lo tanto, para Díaz “la ingeniería agrónoma es un pilar fundamental para el progreso y la estabilidad de la sociedad en múltiples dimensiones”. En primer lugar, porque su contribución a la seguridad alimentaria mediante técnicas innovadoras, investigación genética, gestión eficiente de recursos y aplicación de prácticas sostenibles es crucial. Además, su labor promueve la sostenibilidad, impulsando la adopción de prácticas agrícolas respetuosas con el medio ambiente. “Estos esfuerzos son esenciales para proteger los recursos naturales y mitigar los impactos adversos en el entorno”, asegura Díaz.