Sanidad

Día Mundial del Médico de Familia: "Escucho todo lo que tienen que decir los pacientes"

Luismi García es médico de familia en el centro de salud Amparo Poch-Actur Oeste, en el barrio del Actur de Zaragoza

Luismi García, médico de familia en el centro de salud Amparo Poch.

Luismi García, médico de familia en el centro de salud Amparo Poch. / SERVICIO ESPECIAL

Eva García

Eva García

Un médico de familia es el que «te acompaña desde que naces hasta que mueres», es el que conoce «todo lo tuyo» y «busca el equilibrio». Es decir, la medicina de familia es «menos cuadriculada y más adaptada a la vida». Así lo asegura Luismi García, médico en el centro de salud Amparo Poch-Actur Oeste, en el barrio del Actur de Zaragoza. Destaca la importancia de «la visión integral del paciente» y eso solo se puede dar cuando la relación se alarga en el tiempo.

García entró en Medicina para ser «médico de pueblo», pero de momento lleva cuatro años en Zaragoza y con cupo desde hace tres meses. Para él, esta especialidad tiene muchos puntos a su favor y menos en contra. Entre los primeros, destaca que hay que «buscar soluciones a todo lo que plantea el paciente», que muchas veces no se encuentran en los libros. Es lo que él define como «ingeniero médico» y pone como ejemplo cuando un paciente acude a la consulta porque tiene un dolor en una pierna, pero solo cuando la cruza. «Eso no hay pastilla que lo cure y tienes que buscar otras soluciones», explica. Eso se hace cuando se tiene «una visión integral» del enfermo y porque van de la mano durante mucho tiempo. En ocasiones hay divergencia cuando te piden un antibiótico, pero «si conoces al paciente y es crónico, cuando lo pide no discutes porque sabes que lo necesita», señala.

La diferencia con un especialista es que «si eres de Cardiología, solo ves cardio», pero en Primaria «te manejas en la incertidumbre» porque al centro de salud «viene de todo». En este sentido, recuerda una frase de Iona Heath, presidenta de Medicina de Familia británica, que decía que «en los hospitales, las personas vienen y van y las enfermedades se quedan, pero en Atención Primaria, las enfermedades vienen y van pero las personas se quedan».

García cree que existen diferencias entre la medicina rural y urbana, no solo en cuanto al perfil clínico, sino también en cuanto al psicológico, ya que en el rural son más permisivos con la espera pero «no en la ciudad, que somos muy de Amazon y todo lo queremos ya». Además, en el medio rural la gente mayor «asume el dolor asociado a la edad y en el urbano no».

En cuanto a la demora, señala que él suele acumular una hora de retraso. ¿El motivo? «Yo prefiero escuchar», asegura, y «nadie se va hasta que no solucionamos todos los problemas por los que vienen». Afirma que la espera «es como una pescadería, el de delante puede llevarse cuatro sardinas o media tienda». Quizá los primeros días «refunfuñaron, pero luego vuelven y no se cambian. Ya lo tienen asumido y vienen con un libro». Así que algo estará haciendo bien.

Esto no solo se da en las personas mayores, también con los jóvenes, porque en ocasiones «haces de terapeuta» y logras que vuelvan otras veces a consulta sobre todo «cuando hay mucha demora» en otros servicios. También es importante conocer la realidad del paciente y su nivel socioeconómico (ahí entra los «avisos domiciliarios») porque de esta forma podrás prescribir, asegura.

Pero también hay algún aspecto menos reconfortante, como «la burocracia». Asegura que tiene que hacer «muchos papeles y a veces se va más de una hora o dos en trámites», concluye. 

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