La DGA negocia ya con cinco compañías la instalación de una base permanente

El Gobierno de Aragón sigue con las negociaciones para aumentar la oferta de vuelos en la comunidad en el corto plazo y, de momento, lo que es seguro es que está aumentando el número de interlocutores. Y también el número de objetivos a alcanzar, porque si para el aeropuerto de Zaragoza lleva meses contactando con aerolíneas que puedan estar interesadas en instalar una base de operaciones permanente en la terminal de Garrapinillos, ahora también se suma el de rescatar el aeropuerto de Huesca y conseguir para él una conexión comercial de cara a la próxima temporada de esquí para atraer visitantes de Galicia a las estaciones pirenaicas de Aramón.

De ambos retos habló este jueves en Aragón Radio el director general de Turismo de la DGA, Jorge Moncada, en una entrevista en la que desveló que el Gobierno ya está en conversaciones «con Volotea, Air Horizont (de capital aragonés) y Vueling», y según pudo saber este diario, también lo está haciendo con Air Europa. A estas cuatro aerolíneas se suma la sabida de Ryanair, que «es un poco más complicado» siempre pero, apostilló, lo es por un motivo ajeno a Aragón: «no hay aviones para todos». Su misión, explicó, es convencerles de que Zaragoza es más interesante que otras ciudades como «Vitoria, Lérida, Pamplona o Girona».

Tal y como adelantó EL PERIÓDICO DE ARAGÓN, las conversaciones con Ryanair y Volotea se llevan produciendo desde finales de 2023 y principios de 2024. La última en incorporarse ha sido Air Horizont, hace solo 15 días, en una primera reunión en la que no se concretaron detalles sino solo una declaración de intenciones que quedará supeditado a un estudio de las posibles conexiones que pueden interesar a Zaragoza. No solo de viajeros del Valle del Ebro para esas rutas internacionales y nacionales, sino también del posible mercado de retorno que hay para los vuelos, es decir, habitantes de esos destinos que quieran visitar Zaragoza. O el dinero que el Gobierno de Aragón u otras instituciones y entidades públicas o privadas estén dispuestos a dedicar para la promoción de la ciudad en el exterior para que el riesgo sea menor y esas cifras de viajeros sean las necesarias.

Ryanair ya reconoció en una entrevista con este diario que esa posible base permanente está encima de la mesa y no la descarta, algo que no sucedía desde hace más de una década. Pero ahora la horquilla es más amplia y también los deseos de la DGA. De hecho, Moncada llamó este jueves a no conformarse con solo una base permanente, «puede haber dos o más» en Zaragoza. Además, destacó que «si hay voluntad las cosas pueden ser rápidas de cara a final de año»..

Respecto a los nuevos destinos para Zaragoza, ninguna novedad sobre lo que ya se sabía: la prioridad «número uno» es Roma, un destino «necesario», dijo Moncada, para la pista aragonesa; en España, nuevos vuelos «con el Levante español» o, en el sur, «con Cádiz o Jerez»; y del resto de Europa, rutas con Alemania, «como Francfort o Múnich», y en el norte del continente, que no precisó, aunque siempre se ha apuntado a Ámsterdam como un deseo viable. Tal y como explicó Moncada, lograr una base permanente «significaría tener dos aviones durmiendo en la ciudad y un millón de pasajeros al año». De la mano de más frecuencias y nuevas rutas.

En el caso de Huesca (que es el aeropuerto que menos usuarios de la red de Aena en 2023) y la posible conexión comercial con Galicia, Moncada quiere cerrar un acuerdo «de cara a la próxima temporada de esquí» y para ello, según explicó, está en conversaciones «con tres turoperadores distintos», entre ellos Travelplan y Marsol. Su idea pasa por atraer al Pirineo aragonés a «estudiantes gallegos», en un acuerdo en el que ya están, añadió, Aramón y las agencias de viaje para ofertarles «forfaits y alojamientos en las estaciones».

Huesca ya tuvo un vuelo con Santiago en el pasado, con una compañía que acabó desapareciendo. Y en esta legislatura la DGA llegó a contactar con la aerolínea Binter para hacer algo similar con Canarias. Pero no fructificó por el recelo que generan los atascos en Monrepós por un tramo como el de Lanave-Sabiñánigo que aún no es autovía y que amenaza la puntualidad que exige el transporte aéreo.