MEDIO AMBIENTE

Aragón da luz verde a decenas de macrogranjas pese a estar junto a zonas vulnerables a la contaminación

La CHE solo veta la instalación o ampliación de granjas en las zonas calificadas como saturadas, más protegidas por la normativa de la UE

«Vamos tarde, mal y lento. No hay una apuesta decidida contra el problema», denuncian los ecologistas

Una zona de purines en la provincia de Huesca, en una imagen de archivo.

Una zona de purines en la provincia de Huesca, en una imagen de archivo. / ROGELIO ALLEPUZ

Un tercio de las tierras aragonesas y un 25% de la cuenca del Ebro están catalogadas como zonas vulnerables a la contaminación por nitratos desde el año 2022 por su elevada concentración de este componente químico que se genera en su mayoría en las explotaciones agrarias de carácter intensivo. Sin embargo, dicha clasificación, en línea con la normativa europea, no ha sido óbice para frenar la expansión del sector porcino en la comunidad desde entonces, que roza ya los 10 millones de cabezas de ganado dado que el Ejecutivo aragonés, lejos de tomar la iniciativa por su cuenta y amparándose en la normativa europea, ha autorizado durante el último año y medio decenas de macrogranjas, como se conoce de forma oficiosa a las explotaciones que superan las 2.000 cabezas de ganado y necesitan una validación de impacto ambiental). Lo ha hecho en territorios como las Cinco Villas, La Litera, el Somontano de Barbastro, el Bajo Cinca o el Matarraña, todas ellas ubicadas sobre zonas vulnerables a la contaminación o en los límites de este mapa cuya obligada redacción recae sobre el Gobierno autonómico.

El único veto existente a día de hoy lo pone la Confederación Hidrográfica del Ebro (CHE) con la denegación de autorizaciones de agua para las zonas declaradas vulnerables.

La cuestión es que nada impide instalar o ampliar explotaciones de porcino en los territorios calificados como vulnerables (donde se registran concentraciones de 25 miligramos por litro en aguas superficiales y de 37,5 en subterráneas) más allá de la prohibición expresa de situarse sobre el cauce del río (la zona de policía). El único veto existente a día de hoy lo pone la Confederación Hidrográfica del Ebro (CHE) con la denegación de autorizaciones de agua para las zonas declaradas como saturadas, las más críticas con concentraciones de 50 mg/l en masas superficiales y de 60 bajo tierra, una clasificación que ocupa el 12% de la cuenca del Ebro). Lo hace en base a su estrategia Nitrache, con la que trabaja desde 2023 para reducir la presencia de nitratos y alcanzar los objetivos ambientales del Plan Hidrológico del Ebro en lo que a contaminación difusa se refiere.

Según la información pública que ofrece el Instituto Aragonés de Gestión Ambiental (Inaga) y que ha podido contabilizar este diario, el órgano ha concedido entre medio centenar y un ciento de autorizaciones ambientales para nuevas instalaciones o ampliaciones de granjas intensivas de porcino en parcelas dentro de los 13.720 kilómetros cuadrados vulnerables a nitratos que tiene declarado Aragón. Y es una constante tanto con el cuatripartito de izquierdas comandado por el socialista Javier Lambán como ahora por el Ejecutivo PP-Vox que lidera Jorge Azcón.

Aragón tiene una cabaña de porcino líder en España con 9,8 millones de cabezas en 2023 que cada vez toma más ventaja con respecto al segundo productor, Cataluña.

Mientras tanto, muchos de los promotores han optado por sortear por apenas unos metros las zonas marcadas en rojo por la DGA, a instancias de la Confederación Hidrográfica del Ebro (CHE) y del Ministerio de Transición Ecológica, al solicitar permiso para levantar granjas justo en las lindes de las citadas zonas vulnerables, como puede observarse en el visor del propio Inaga. Este diario solicitó la cifra global de autorizaciones concedidas Departamento de Medio Ambiente del Gobierno de Aragón y la cifra de concesiones denegadas a la Confederación, pero no obtuvo respuesta para ninguno de los dos datos.

De hecho, solo en el mes de abril se publicó en el Boletín Oficial de Aragón (BOA) la resolución favorable para dos granjas de 7.200 plazas de cebo para porcino en Sádaba, a la que se puede sumar otra de 6.922 plazas aprobada en enero, además de otras dos que rondan las 7.000 plazas en Ejea de los Caballeros, así como una de 4.064 cerdos en Castelflorite (Los Monegros).

Todas ellas son ampliaciones o nuevas autorizaciones más allá de las más de 4.300 que hoy operan en la comunidad (de las que más de 1.300 son consideradas macrogranjas porque deben declarar sus emisiones contaminates al ministerio por su tamaño), lo que genera una cabaña de porcino líder en España con 9,8 millones de cabezas en 2023 que cada vez toma más ventaja con respecto al segundo productor, Cataluña.

«Vamos tarde, mal y lento», denuncian las asociaciones ecologistas como Ansar o Stop Ganadería Industrial, que recuerdan los casos de Loporzano o El Frago, donde plataformas vecinales se opusieron a la instalación de macrogranjas, lo que según ellos refleja el «recelo» ciudadano a la expansión del porcino. Además, critican el difícil reverso que tiene la situación y la «falta de una apuesta decidida para solucionar de forma tajante el problema». De momento, hasta 25 municipios aragoneses superaron en algún momento de 2022 el límite de nitratos máximo para el consumo humano, establecido en 50 miligramos por litro, según arrojó el informe La contaminación por nitratos y su impacto en el medio ambiente y el agua de consumo humano que elaboró Ecologistas en Acción a partir de los datos publicados por el Ministerio de Sanidad. Se repartieron por toda la geografía aragonesa y algunos de ellos fueron_Sos del Rey Católico, Abanto, Ayerbe, Caudé o Ariño.

A ello se suma el hecho de que la Justicia europea acaba de sancionar a España al considerar que no se han establecido todas las medidas obligatorias que exige la norma comunitaria en los programas de acción en Aragón, Castilla-La Mancha, Castilla y León, Extremadura y Madrid, así como la ausencia de declaración de zonas vulnerables por la contaminación de nitratos en ocho autonomías (Aragón sí lo ha hecho). Según ha podido saber este diario, los técnicos de CHE se han reunido de forma reciente con los de la Consejería de Agricultura aragonesa para elevar el tono restrictivo.

Ni siquiera la agria polémica que sacudió las tierras intensivas en porcino en 2022, cuando Aragón salió a la palestra nacional por su elevado volumen de cabezas de porcino por habitante (casi siete), ha hecho aminorar el ritmo de implantación de explotaciones de ganadería intensiva, las grandes generadoras de purines, como se conoce a los excrementos de los cerdos, altamente nitrogenados. Dichos purines están en el centro del debate innovador en el sector (Fertinagro, filial del Grupo Térvalis, cedió cuatro patentes el año pasado para su utilización en el sector).

La gran incógnita está en cómo utilizar como fertilizante los 12 millones de metros cúbicos de purín que se generan en Aragón, dado que «no tienen cultivos donde ser utilizados"

Sin embargo, la gran incógnita está en cómo utilizar como fertilizante los 12 millones de metros cúbicos de purín que se generan en Aragón, dado que «no tienen cultivos donde ser utilizados, por lo que lejos de ser esparcidos quedan concentrados en áreas ya sobrecargadas, por lo que se filtran a las aguas subterráneas», denuncia Mariano Mérida, de Ansar.

A favor, el beneficio económico que este motor industrial ya genera en la comunidad: más de 2.000 millones de euros que sirven de paraguas para un crecimiento de compañías asentadas en la comunidad, como el Grupo Costa, el Grupo Jorge o las catalanas Vall Company y la Corporación Guissona (BonÀrea), además de los macromataderos de Pini o Fribín. Todo ello basado en una apuesta decidida por un modelo de integración, donde un grupo cárnico como los citados aporta los lechones o madres reproductoras, los piensos, las medicinas, los servicios veterinarios y de recogida y transporte a una granja de un particular, que se encarga de dos cuestiones: el cuidado de la cabaña y la gestión de los purines.

De lo que tampoco hay duda es de que la explosión de la industria del porcino lleva aparejada un incremento importante de los nitratos. En el primer informe de la CHE, que data del periodo 2012 a 2015, se contabilizaban 31 zonas vulnerables con un total de 8.911 kilómetros cuadrados de superficie envolvente. La superficie se disparó en el último informe, que abarca de 2015 a 2019, al sumar 21.643 kilómetros cuadrados en toda la cuenca del Ebro, de las que más de la mitad (un 55%) se encuentran sobre masas de agua subterránea. En los próximos meses debería conocerse la actualización de los informes de la Confederación y la superficie contaminada a día de hoy. 

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