El patrimonio arqueológico de Zaragoza

Este es el protocolo cuando aparecen restos arqueológicos en Zaragoza

El jefe de Prevención del Patrimonio Cultural de la DGA explica los criterios que se siguen a la hora de determinar qué vestigios deben ser visitables 

Dos de los esqueletos encontrados en la calle Pomarón.

Dos de los esqueletos encontrados en la calle Pomarón. / JAVIER CEBOLLADA/ EFE

Iván Trigo

Iván Trigo

Zaragoza es una ciudad milenaria que se ha ido construyendo capa tras capa, siglo tras siglo. De ahí que cada vez que se abra el suelo para realizar alguna obra, el pasado resurja en forma de restos arqueológicos que recuerdan que los que hoy pisan estas calles no son ni mucho menos los primeros en hacerlo. En las últimas semanas y meses son muchos los vestigios que se han hallado en diferentes puntos de la ciudad.

¿Cuál es el criterio para decidir qué se conserva y qué se vuelve a enterrar? «Hay que compaginar la conservación de los elementos arqueológicos con el necesario desarrollo socioeconómico de la ciudad», explica a este diario el jefe de servicio de Prevención del Patrimonio Cultural del Gobierno de Aragón, Francisco Romeo. «Todos los restos, por humildes que sean, tienen mucho valor científico y documental y nos aportan información. Pero no todo puede hacerse visitable», dice.

Según desarrolla este experto, el criterio a la hora de determinar si unos restos encontrados en el subsuelo tienen que mantenerse a la vista y poder ser contemplados es «el valor patrimonial» del hallazgo. «Hay que conservar siempre los restos de muralla, porque están declaradas Bien de Interés Cultural, y también todos aquellos edificios públicos que fueron notorios en su época, como el Foro romano, las termas y el puerto fluvial», explica.

Un antiguo pavimento hallado en San Miguel.

Un antiguo pavimento hallado en San Miguel. / AYUNTAMIENTO DE ZARAGOZA

El resto de hallazgos que se encuentran, como todos los que han aparecido en los últimos días en la plaza San Miguel, «se documentan, se protegen y se cubren de nuevo». «Si es necesario, se desvían algunos servicios y canalizaciones para no causar daños», añade. Esto es lo que ha ocurrido, por ejemplo, en la calle Manifestación, ahora en obras, y donde ha aparecido el suelo de época romana de lo que era el antiguo decúmano máximo de Caesaraugusta. «Se va a dejar donde está, la ciudad necesita seguir desarrollándose y las calles renovándose», cuenta.

Explica Romeo que es «muy raro» que la aparición de restos obliguen a a paralizar una obra. «Como mucho hay que modificar el proyecto. De primeras los constructores lo ven como un drama, pero después son elementos que aportan valor añadido. Ocurrió en Puerta Cinegia cuando aparecieron restos de la muralla que se tuvieron que conservar y ahora todo el mundo quiere cenar junto a ellos», cuenta.

Un ejemplo similar a este es el de la muralla islámica aparecida en el solar del edificio que se está construyendo en el paseo María Agustín, a la altura del número 40, unos vestigios que no estaban contemplados en el proyecto de obra y que en un futuro serán visitables dada su importancia y su catalogación como BIC. «En la ciudad aparecerán más cosas y habrá sorpresas», dice Romeo, como la que encontraron hace ya algunas semanas en la calle Pomarón. Allí se está levantando un edificio de viviendas y, en principio, se trata de una zona en donde los constructores no tenían que pedir permiso a Patrimonio porque no se pensaba que hubiera restos arqueológicos al estar la parcela alejada del Casco Histórico. «Pero se han encontrado toda una serie de enterramientos y viviendas de época islámica que nos han permitido conocer que Saraqusta era mucho más grande de lo que se pensaba», cuenta.

En Zaragoza existe la leyenda de que hubo un anfiteatro al estilo del Coliseo romano que jamás se ha encontrado, pero Romeo afirma que «no hay noticias fidedignas de su construcción salvo dimes y diretes». «Pero seguiremos encontrando sorpresas, de eso no hay duda», afirma el experto. 

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