Yamir Moreno: "La inversión en ciencia siempre es rentable”

Director del Instituto Universitario de Investigación de Biocomputación y Física de Sistemas Complejo (BIFI)

Referente mundial en el estudio de redes complejas y uno de los investigadores más citados de la Universidad de Zaragoza

Yamir Moreno

Yamir Moreno / Jaime Galindo

Yamir Moreno (La Habana, 1970), dirige desde 2019 el Instituto de Biocomputación y Física de los Sistemas Complejos (BIFI) y es co-fundador de Kampal, una 'spin-off' del BIFI especializada en la generación de mapas de redes complejas y analítica de datos. Un área de estudio multidisciplinar que ha permitido modelizar, desde enfermedades infecciosas como la tuberculosis, hasta la dinámica de propagación de los rumores o información en redes sociales online, y en la que el físico ha centrado gran parte de su carrera profesional. Una trayectoria que comenzó en la Universidad de La Habana, en Cuba, y que actualmente desarrolla en el instituto de la universidad pública aragonesa. Autor del artículo más citado en la historia de la Universidad de Zaragoza, Yamir Moreno considera que el exceso de burocracia y los problemas de financiación condicionan el desarrollo de la ciencia en España, así como la reticencia a apostar por subvencionar líneas de investigación disruptivas que pueden ser decisivas a medio plazo. Ya que, tal y como afirma el profesor, «raramente las investigaciones realmente rompedoras salen de inversiones seguras».

Yamir Moreno, uno de los investigadores más citados en su campo a nivel internacional, es director del BIFI, un instituto puntero a nivel nacional e internacional especializado en Biofísica, Bioquímica y Biología Molecular y Celular, Física de Sistemas Complejos y Computación y Ciencia de Datos. El docente apunta a la burocracia y los problemas de financiación como los principales escollos para el desarrollo de la ciencia en España. «La inversión en ciencia siempre es rentable. La gente lo ve como fondo perdido, cuando realmente está generando valor», comenta. De hecho, el trabajo desarrollado en el BIFI «genera once euros por cada euro invertido», recuerda el director del instituto. Una financiación condicionada por la «burocracia que domina la ciencia en España» y que en ocasiones limita campos de estudio que pueden ser determinantes a medio plazo. «Muchas veces identificas un campo, pides un proyecto, y a veces no te lo dan porque no hay una masa crítica de gente trabajando en eso o porque no existe esa visión de financiar proyectos exploratorios», se lamenta. «Hay que tener la mentalidad de invertir. Y toda inversión tiene un riesgo, en ciencia también. Raramente las investigaciones realmente rompedoras salen de inversiones que financian proyectos que garantizan resultados seguros», explica.

Nombre: Yamir Moreno

Formación: Doctor en Física

Cargo: Director del Instituto Universitario de Investigación de Biocomputación y Física de Sistemas Complejos (BIFI), Universidad de Zaragoza

Lugar y año de nacimiento: La Habana (Cuba), 1970

Trayectoria: Yamir Moreno obtuvo su Doctorado en Física (Summa Cum Laude, 2000) por la Universidad de Zaragoza. Poco después, se unió a la Sección de Materia Condensada del Centro Internacional de Física Teórica (ICTP) en Trieste, Italia, como investigador. Es director del Instituto de Biocomputación y Física de Sistemas Complejos (BIFI), jefe del Laboratorio de Redes y Sistemas Complejos (COSNET) y profesor de Física en el Departamento de Física Teórica de la Facultad de Ciencias de la Universidad de Zaragoza. También es director de Investigación y presidente del Comité Científico del Instituto CENTAI, en Turín (Italia), y profesor externo del Complexity Science Hub de Viena, Austria. Ha publicado más de 270 artículos científicos en revistas internacionales con revisión por pares, es un científico altamente citado y se desempeña como revisor de alrededor de 30 revistas científicas y agencias de investigación. Sus trabajos de investigación han recopilado más de 48.473 citas en Google Scholar, (h=84), y 32.747 citas en Scopus (h=71), incluida la publicación más citada de la historia de la Universidad de Zaragoza ‘Redes complejas y sus aplicaciones, Phys. Rep. 424, 175-304 (2006)’. En la actualidad, es editor de Chaos, Solitons and Fractals, PLoS Computational Biology, Proceedings of the Royal Society London A y de Journal of Complex Networks; y miembro de los consejos editoriales de Scientific Reports, Applied Network Science y Frontiers in Physics. El Prof. Moreno fue presidente de Network Science Society (NSS) de 2018 a 2022 y también se desempeñó como presidente de Complex Systems Society de 2015 a 2018. Fue miembro del Grupo Asesor de Tecnologías Futuras y Emergentes del Programa de Investigación de la Unión Europea y del Consejo Asesor del Centro Colaborativo de la OMS “Ciencias de la Complejidad para Sistemas de Salud” (CS4HS). Es miembro de la Sociedad Estadounidense de Física y de la Network Science Society y fue miembro de la Fundación ISI de 2013 a 2017.

De esta manera, Yamir Moreno apunta a la necesidad de «encontrar los mecanismos para mantener un sistema de ciencia nacional que se autosostenga», y que contemple un sistema de «financiación basal, a partir de determinado nivel de calidad en la investigación», comenta. «La carrera científica es competitiva, es una carrera donde existen élites, y eso no es malo. Es como en el deporte, donde todo el mundo tiene las mismas posibilidades de base, pero una vez que pasa un determinado nivel, es alto rendimiento. Por eso creo que debería dedicarse más financiación a promover aquellos grupos o centros que sean realmente excelentes», asevera.

Un apoyo a la investigación de excelencia que pasa, a juicio del científico, por una mayor flexibilidad para la elección del campo de estudio a la hora de la financiación de proyectos, al estilo del European Research Council (ERC), un sistema que da «libertad al investigador para que proponga ideas sin limitarle áreas de trabajo o líneas prioritarias, a la espera de que surjan ideas realmente revolucionarias y que no se piensen desde la posición del gestor», explica. Un problema de financiación, pero también de concepto, apunta, hecho que influye en la captación y retención del talento en Aragón y el resto de España: muchos científicos y científicas se acercan a los centros de investigación españoles por motivos de ámbito de lo personal, y «no porque se les ofrezcan las mejores condiciones», recuerda.

"Raramente las investigaciones realmente rompedoras salen de inversiones seguras"

En definitiva, la ciencia es una «carrera vocacional, y hay que tener paciencia. A veces la gente joven quiere resultados demasiado pronto», afirma Moreno, quien anima a las nuevas generaciones de la ciencia a que «no se rindan» ante las dificultades. «Tienes que ser consciente de que no todo el mundo puede estabilizarse en un par de años. El sistema es así, y es bueno también para la carrera científica. Por ejemplo, es bueno hacer un post doc en un sitio donde no hayas hecho la tesis, porque te enfrentas a otras formas de trabajar, nuevas ideas, ganas un poco de independencia. Eso te permite crecer profesionalmente. El problema surge cuando la espera es mucha por falta de financiación o si no tienes un camino a seguir (tenure-track) definido de manera clara», manifiesta.

Además, el director del BIFI recuerda que en los próximos años habrá una oportunidad debida a la renovación, por razones de edad, que afrontará el sistema universitario español en los próximos años, y apunta también el hecho de que se puede desarrollar una carrera investigadora en la empresa privada. «Cada vez se hace más investigación en la empresa. No es tradicional en España, en otros países, como Alemania, hay grandes compañías que dedican mucho dinero a la investigación. Y no digamos ya empresas americanas. Por ejemplo, el presupuesto de Apple para investigación y desarrollo es bastante mayor que todo el presupuesto nacional para investigación de España», explica.

Modelización de interacciones: las redes

Yamir Moreno realizó sus estudios de Física en Cuba, su país natal, y gracias a una beca de la Agencia Española de Cooperación Internacional pudo «expandir mi horizonte y realizar mi tesis doctoral aquí, y, a partir de ahí, construir una carrera científica», anota. Una trayectoria que le ha llevado a la dirección del BIFI y la co-fundación de Kampal, una spin-off del instituto dirigida a la generación de mapas de redes complejas y la analítica de datos, herramientas que permite tener una visión global de cuestiones tan diversas como la actividad de una empresa o del modo de propagación de un virus. «Una red compleja es el esqueleto del sistema complejo, lo que define cómo interactúan las partes del sistema», explica Moreno.

«Estamos rodeados de redes, todo lo que vemos son sistemas complejos. Estamos acostumbrados a pensar de manera lineal, y el mundo se mueve realmente de forma no lineal. Un incremento de diez, no se traduce en un incremento de diez en la función respuesta, normalmente ese incremento de diez en la variable input puede traducirse en un incremento de 100 o 1000 en la función respuesta. Por ejemplo, cuando estamos analizando la propagación de epidemias, si hoy tienes diez infectados, mañana no tendrás el doble, sino una función exponencial, es decir, a medida que pasa el tiempo se hace cada vez más grande el efecto de lo que tienes en el sistema», explica.

"Debemos encontrar los mecanismos para mantener un sistema de ciencia nacional que se autosostenga"

El estudio de redes complejas «nos permite movernos en la interdisciplinariedad, y es muy reconfortante porque nos permite trabajar con gente de muy diversos campos», expone, y realizar trabajos como la modelización de enfermedades infecciosas como la tuberculosis, el estudio de la interacción de los genes, la estabilidad de los ecosistemas, la dinámica de propagación de rumores o la modelización del comportamiento humano. Una nueva línea de estudio es la IA, aunque es un campo independiente respecto al estudio de redes complejas «están empezando a converger. De hecho, una de las líneas de investigación que hemos empezado hace poco busca ver cómo la física de los sistemas complejos puede contribuir a mejorar y optimizar métodos y algoritmos de inteligencia artificial». Unos algoritmos que, en la actualidad, implican un «gasto energético enorme. Nosotros hacemos tareas cotidianas, como identificar una imagen, con un consumo energético muy pequeño. La misma tarea hecha por un algoritmo de inteligencia artificial emplea muchísimas veces más energía». Una realidad que hace a la actual IA «incompatible con la transición green», concluye.