La opinión de Salvador M. Galve Martín | Fábrica de talento e ingenio

Una aragonesa ilustre, María Moliner, definía el talento como "la capacidad para obtener resultados notables con el ejercicio de la inteligencia", y yo, me permito añadir… y del ingenio. Aragón ha dado notables ejemplos de talento en las artes como Goya o Buñuel, pero también los ha dado en el campo de la ingeniería como Félix de Azara, Lucas Mallada o Manuel Lorenzo Pardo.

Pero, hoy quiero aprovechar que este año se celebra su 50º aniversario para hablar de una de las mayores 'fábricas de talento e ingenio' que llevan impulsando la economía y la industria en Aragón en estas cinco últimas décadas: la Escuela de Ingeniería.

El 9 de agosto se cumplirá medio siglo desde que el entonces Príncipe don Juan Carlos, Jefe de Estado en funciones, presidió un Consejo de Ministros en el que se aprobó la creación de la Escuela Técnica Superior de Ingenieros Industriales, que más tarde se transformaría en el Centro Politécnico Superior y posteriormente, como la conocemos actualmente, la Escuela de Ingeniería y Arquitectura, la EINA.

Incubadora de ingenieros

Desde la “gloriosa” primera promoción de poco más de treinta Ingenieros Industriales en 1979 hasta la última promoción de casi 500 ingenieros en el curso pasado, esta “fábrica de talento e ingenio” ha supuesto una auténtica incubadora de ingenieros que ha permitido modernizar continuamente la industria aragonesa. Las decenas de nuevos ingenieros que salían cada año de la Escuela suponían un aliciente para la aparición de nuevas empresas que cambiaron el panorama industrial de Zaragoza y el Valle del Ebro.

Sin citar nombres, muchos de esos ingenieros han sido los directores generales, jefes de producción o jefes de planta de las empresas más importantes que configuran el tejido industrial aragonés en las últimas cinco décadas... y muchos de ellos, también, han participado en las diferentes Comisiones que el Colegio de Ingenieros Industriales de Aragón y La Rioja ha mantenido estos años.

Disponer de ingenieros industriales formados aquí supuso crear un foco de tecnología avanzada

Disponer de ingenieros industriales formados aquí supuso crear un foco de tecnología avanzada, que como decía el ya desaparecido ingeniero industrial Manuel Silva convirtió Zaragoza a principios de los años ochenta en uno de los epicentros de la robótica en Europa, gracias a la hornada de jóvenes ingenieros industriales que ya colaboraban con el MIT y trabajaban en la recién inaugurada factoría de Opel en Figueruelas.

 Hoy, 50 años después los ingenieros aragoneses continúan emostrando cada día su capacidad para obtener resultados notables con el ejercicio del ingenio adquirido en la fábrica del talento.