"Pilar tuvo barreras, pero las venció con su liderazgo, energía e ideas claras"

La exdiputada en el Congreso y actual directora de la Fundación Secretariado Gitano, Sara Giménez, desgrana la figura de la recientemente fallecida Pilar Clavería 'La Rona', la primera mujer en liderar una asociación gitana en España

Sara Giménez y Pilar Clavería

Sara Giménez y Pilar Clavería / FUENTE: Sara Giménez

Una mujer inteligente, sincera con una energía “increíble”. Así recuerdan a Pilar Clavería 'La Rona' (Moyuela, Zaragoza, 1946) los que la conocieron. Como la oscense Sara Giménez, directora general de Fundación Secretariado Gitano y diputada en el Congreso por Ciudadanos en las dos últimas legislaturas. Todo un hito, este último, que compartió con otros tres diputados gitanos, y que fue posible gracias, en parte, al apoyo y activismo de 'La Rona'. Una mujer querida dentro y fuera de su comunidad, admirada en toda España, con arraigados valores gitanos y con la lucha por el progreso de su pueblo por bandera, recuerda Giménez. La educación, en particular la de las mujeres gitanas, era su principal preocupación, así como el fin la pobreza, que afecta al 86% de familias gitanas, y de los asentamientos chabolistas, que aún hoy afectan a 18.000 ciudadanos gitanos en España, el 50% de los cuáles son menores de 16 años. Unos retos que asumen ahora líderes como Sara Giménez, miembro también de la Comisión Europea contra el Racismo y la Intolerancia (ECRI), tras el hueco que dejó el fallecimiento, a finales de 2023, de una mujer clave en la lucha de las familias de La Quinta Julieta.

Pilar Clavería era una mujer clara, inteligente y con capacidad de escucha, explica Sara Giménez, quien, a pesar de carecer de formación académica, “llegaba donde ella se proponía. Ha sido reconocida por todos los actores institucionales y políticos, transmitía las necesidades del pueblo gitano”. Y todo en un contexto y una época en la que las mujeres lo tenían todo más difícil para ser vistas y oídas. “Ella fue la primera presidenta de una organización de hombres y mujeres gitanos. Tuvo barreras, pero ella las venció con su liderazgo y su energía, con sus ideas claras. No la paraba nadie. Lo demostró durante más de cuarenta años de trayectoria dentro del movimiento asociativo. Admirada en Aragón y en toda España, porque se conocía de sus batallas cuando sucedió el desmantelamiento de La Quinta Julieta, porque se conocía su fuerza y, sobre todo, su mensaje de la importancia de la educación”, recuerda.

Nombre: Pilar Clavería 'La Rona'.

Profesión: vendedora ambulante, activista en la defensa de los derechos del pueblo gitano y mediadora entre gitanos y no gitanos.

Cargo: presidenta de la Federación de Asociaciones Gitanas de Aragón (FAGA), miembro del Consejo Estatal del Pueblo Gitano y de la junta directiva de la Federación de Asociaciones de Mujeres Gitanas Kamira.

Nacimiento y defunción: Moyuela, 1946 / Zaragoza, 2023.

Trayectoria: Pilar Clavería 'La Rona' fue clave en la lucha de las familias gitanas que vivían en los años ochenta en el asentamiento chabolista de La Quinta Julieta, en Zaragoza. Clavería elaboró un programa de atención especial a la mujer gitana que incluyó la creación de una asociación inscrita en el Instituto de la Mujer. `La Rona´ era presidenta de la Federación de Asociaciones Gitanas de Aragón (FAGA), miembro del Consejo Estatal del Pueblo Gitano y de la junta directiva de la Federación de Asociaciones de Mujeres Gitanas Kamira. Luchó por la formación como vía para la prosperidad del pueblo gitano, en particular de la mujer.

La frase: Sara Giménez: “Pilar me llegó al corazón cuando me dijo: 'Debes debes saber que somos muchos los gitanos que estamos contigo”.

'La Rona' fue fundamental en la carrera de Sara Giménez, comenta. La activista medió para que los padres Giménez la permitieran estudiar Derecho en la Universidad de Zaragoza, y con ella fue por primera vez al Congreso de los Diputados, cuando estaba aún en su tercer curso universitario, en una comparecencia sobre la situación de los vendedores ambulantes. “Tú te expresarás mejor”, le dijo para convencer a la joven del viaje. “Después fui diputada… la vida qué vueltas da”, rememora, mientras recuerda que ella “me quería de ministra”. “Fue un privilegio tenerla cerca”, aprecia la directora de la Fundación Secretariado Gitano, una de las impulsoras de la introducción del concepto de antigitanismo en el Código Penal. “Pilar ha sido una de las estrellas de mi camino”, manifiesta.

Valores propios de su pueblo

Pilar Clavería “llamaba mucho a la unidad, abrazaba a todo aquel que defendiese causas de igualdad, gitanos y no gitanos que tuviese a su lado, para la promoción de su pueblo”, comenta Sara Giménez. Una activista que tenía “muy inculcados los valores gitanos. Era una gran madre, de diez hijos (con 16 nietos y 3 bisnietos), defensora del respeto a los mayores, del respeto a los difuntos, le encantaba nuestra alegría de vivir. Compatibilizaba los valores propios de los gitanos y el progreso. Hablaba de educación, de que las mujeres y hombres gitanos adquiriéramos buenas posiciones en la sociedad”, anota.

`La Rona´ defendía el progreso desde el respeto a los valores y la alegría del pueblo gitano, cuya identidad, afirmaba, no se perdía en el camino hacia la educación, como muchas familias temían. “A veces se piensa que, si te formas, vas a dejar de ser gitana. Eso fue de lo primero que me dijo Pilar, fórmate, sigue adelante, se necesitan gitanos y gitanas más formados. Lo estoy viviendo en primera persona, creo que es la mejor manera de elevar la situación de los gitanos”, explica.

"Fue la primera mujer gitana presidenta de una organización, en un entorno y en unos tiempos que no eran fáciles"

Y es que “cuando eres adolescente y das el salto educativo, llega un momento donde te vas a encontrar un poco solo. También, porque anteriormente había menos referentes. En las familias había ese miedo, de la compatibilidad de la formación con la identidad y la pertenencia. Luego te das cuenta de que se convierte en lo contrario”, afirma. Una dificultad que Clavería sabía superar. “Era muy convincente en el hecho de que las mujeres gitanas teníamos que formarnos, que la vía de la educación era la forma de legar la lucha de nuestro pueblo. Ella decía: `no pares nunca, mira siempre hacia delante`”, recuerda.

El gran caballo de batalla

La educación fue el gran caballo de batalla de Pilar Clavería, una lucha que ha heredado Sara Giménez. Y es que, a pesar de la evolución que ha podido observar en los últimos 25 años, con la incorporación progresiva del pueblo gitano al empleo por cuenta ajena, gracias también su programa “Accede”, la educación no ha seguido el mismo ritmo. Según un estudio elaborado por la fundación que dirige Giménez, sobre la evolución del ámbito educativo dentro del pueblo gitano en los últimos diez años, el 33% de menores repite curso en 3º de Primaria, con ocho años, el 40% en quinto curso, con diez años, y abandono escolar se sitúa en el 86,3%, frente a un 13,6% del alumnado de la sociedad general. Unas cifras en las que las que la pobreza, que afecta al 86% de las familias gitanas, explica, tiene mucho que ver. Por ello, Giménez se pregunta si estos “datos alarmantes de gitanos” fueran sobre la población general “sería una situación de alarma social. ¿Qué pasa? ¿Que cómo afecta a los gitanos da igual?”, se lamenta.

Y es que, según explica, “hay soluciones que dan resultado”. Y como muestra, un botón. “Tenemos un programa educativo que se llama `Promociona´, que es como una píldora educativa en el paso de la Primaria a la Secundaria, donde tenemos aulas de apoyo escolar y educativo para niños que están entre 5º de Primaria hasta 4º la ESO. Ofrecemos refuerzo educativo, conectividad, hablar con las familias y el centro educativo… El 80% de alumnado que viene a estas aulas, titula la ESO”, afirma Sara Giménez, quien es conocedora de la dificultad que entraña la educación si los recursos son escasos. “El entramado no es fácil, lo digo en primera persona. El 86% de las familias gitanas viven en situación de pobreza, un punto de partido de hogares con pocos recursos, poca conectividad, con padres y madres con poca formación que pueden ayudar con escasez en la tarea del día a día”, afirma.

"Me decía que me formara, que se necesitaban gitanos y gitanas más formados. Lo estoy viviendo en primera persona, creo que es la mejor manera de elevar la situación de los gitanos"

La pobreza condiciona una situación de partida a la que, si se añade el chabolismo, se eleva de forma exponencial. “Tenemos el gran reto educativo, pero también el gran reto de acabar con los asentamientos chabolistas. El nuestro último estudio de vivienda se dice que hay 24.000 personas que viven en asentamientos chabolistas, y 18.000 personas son gitanas. De esas 18.000, el 50% son menores de 16 años. Para una democracia avanzada, tener asentamientos chabolistas es una vergüenza”, valora.

Unos ejes, educación, lucha contra la pobreza y contra el chabolismo, que centraron el trabajo de una madre, gitana y activista, recordada y querida dentro y fuera del pueblo que la vio nacer.