La crónica del Casademont Zaragoza-Obradoiro: El equipo está vivo (80-73)

Era un partido trascendental y eso se notó en la tensión y en el ambiente de la grada. Los 4.067 espectadores animaron, presionaron y, por fin, disfrutaron con una victoria de su equipo. Incluso le cantaron «¡MVP, MVP!» a Frankie Ferrari, el mejor del equipo en su debut. Despejó muy pronto las dudas que pudieran haber sobre su estado de forma y mostró qué puede aportar al equipo, la velocidad que no tienen ya sus compañeros de puesto. La diferencia con él en pista fue abismal, cambió por completo el ritmo de su equipo y del partido. Yestuvo implicadísimo desde el primer segundo, como si fuera un zaragozano más que ha sufrido la temporada de este equipo.

También se notó la energía de Mekowulu, con sus cuatro rebotes y los balones que desvió para mantener la posesión, hasta Kilpatrick tuvo una versión mucho más mejorada que en sus partidos anteriores para acabar siendo el máximo anotador (14), aunque acabó con resuello. También Radoncic hizo un buen esfuerzo por dentro y, junto a Yusta, en la anotación. El Casademont fue otra cosa.

Con Vanwijn fuera de la convocatoria para que entrara Ferrari, Sakota cambió la rotación de los interiores y pudo verse, por primera vez, a Thompson de cuatro, su posición natural. Aunque lo que cambió al Casademont fue Ferarri. El base hizo honor a su apellido y puso una velocidad mucho más alta que sus compañeros de puesto, lo que permitió al equipo correr un poco más. Ferrari salió a pista en los albores del segundo cuarto, con 20-25 en el marcador, y bajo su mando el Casademont remontó y jugó sus mejores minutos. La aportación de Waczynski también contribuyó a que el equipo disfrutara de su mejor juego.

El Obradoiro no sorprendió, con su juego habitual en busca del triple. El acierto desde el 6,75 marcó las diferencias en el electrónico y los que anotó en el tramo final del segundo cuarto echaron por tierra el buen trabajo del Casademont, que se vio por debajo en el marcador al descanso (39-44) después de haber logrado su mayor renta (34-27). Ni la inyección de energía de Ferrari ni el equilibrio que encontró el equipo con el nuevo base y Hlinason fijando a su par por dentro fueron suficientes en el primer parcial.

Tras otros minutos de máxima igualdad, el Casademont acabó el tercer parcial en plena ebullición (65-58), aupado por su notable esfuerzo defensivo, la velocidad de Ferrari y el ambiente que se fue creando en el pabellón, sobre todo tras el enfado por una técnica pitada a Yusta, presuntamente por simular la caída. Era también un partido de nervios, de máxima tensión, presentes en cada acción. El Obradoiro no tardó en volver a ponerlo todo en un puño (65-64) nada más comenzar el último cuarto. El equipo aragonés siguió creciendo desde atrás y al ritmo de Ferrari, coreado por la grada en su estreno. La defensa aragonesa dificultó los lanzamientos lejanos del Obradoiro y ahí se fue hundiendo el conjunto gallego. El Casademont pudo incluso recuperar el averaje. Y sonreír otra vez. Porque sigue muy vivo.