Paso de gigante del Casademont Zaragoza en Fuenlabrada (71-85)

Misión cumplida en Fuenlabrada. El Casademont Zaragoza sumó su sexta victoria de la temporada y recuperó los tres puntos de diferencia de la ida con el Fuenlabrada (71-85), lo que le da ahora mismo cuatro partidos de ventaja con el conjunto madrileño en la pelea por eludir el descenso. El equipo de Porfirio Fisac ya tiene el desempate ganado con dos de sus rivales directos, el Fuenlabrada y el Betis, lo que le da una cierta tranquilidad si bien todavía queda mucho camino por delante para sellar la permanencia. Además, empata a seis victorias con el Granada, que perdió en Bilbao.

Al menos, el equipo llega con lo mínimo hecho al parón de selecciones. En Fuenlabrada ganó en uno de los partidos más plácidos y tranquilos de la temporada, ante un rival muy precario, finalmente sin Jessup y una rotación exterior todavía más corta. El liderazgo de Jovic, los 24 puntos de Sant-Roos, el buen trabajo por dentro de Iván Cruz y la intimidación de Hlinason pese a las personales fueron la columna vertebral del Casademont y de su amplia e importante victoria en Fuenlabrada. Yusta se sumó con su anotación en la segunda parte, Wright completó un buen encuentro con 6 asistencias y Simanic dejó pasar otra oportunidad. Y van...

Quizá como corresponde a dos equipos de la zona baja, los nervios y el desacierto marcaron los instantes iniciales del partido, en los que al Casademont le costó mucho ver el aro visitante. Lo aprovechó el Fuenlabrada para ponerse 5-0, pero eso fue lo más arriba que estuvo el equipo local. En cuanto el equipo aragonés encontró el camino a base de triples no solo le dio la vuelta al marcador con un parcial de 0-10 (5-10, min. 4), sino que fue poco a poco distanciándose. Con seis triples anotados en el primer periodo, más que en muchos partidos completos esta temporada, y ante un rival muy débil por dentro y sin continuidad por fuera, el Casademont cerró los primeros diez minutos con un claro 20-31.

De hecho, lo peor del primer periodo fueron las faltas acumuladas por los dos cincos del equipo. Tanto Hlinason como Mara tuvieron que sentarse con dos personales cuando no llevaban ni cinco minutos en la pista cada uno. Eso obligó a Porfirio Fisac a darle minutos a Iván Cruz en el cinco para no arriesgar con ninguno de los dos. El madrileño volvió a completar muy buenos minutos en la pista, haciendo bien lo que sabe hacer bien, anotando de tres, abriendo el campo, asistiendo a sus compañeros. Cerca del descanso tuvo que actuar incluso Nguirane porque Hlinason cometió su tercera personal en ataque.

Si por dentro cambió la rotación por las faltas, por fuera tuvo que hacerlo a la fuerza por la baja de Jessup. Sin el norteamericano, Fisac llegó a juntar en pista a sus tres bases, Jovic, Ponitka y Wright durante unos minutos del segundo cuarto. Coincidió con los dos cuatros en pista, Simanic y Cruz, lo que dejó un quinteto bien curioso e inédito. Ni aún así logró acercarse el Fuenlabrada. El Casademont encontró las vías por las que anotar, con Jovic por fuera y Simanic por dentro, para continuar ampliando la ventaja hasta marcharse a los vestuarios con la máxima del partido. Un 33-52 que provocó las protestas de la grada hacia los suyos.

La reacción del Fuenlabrada que cabía esperar no llegó tras el descanso. El conjunto local siguió perdiendo balones y oportunidades, lo que permitía al Casademont mantener su ventaja con cierta comodidad. Solo cuando acertó un par de triples y se atascó un momento ante la defensa zonal del Fuenlabrada se redujo la diferencia a los 15 puntos. Esa fue toda la tragedia de la segunda parte. Las asistencias de Jovic, el buen trabajo por dentro de Cruz, los puntos de Sant-Roos mantenían al Casademont muy por delante y, lo que es más importante, muy tranquilo en el partido. Consiguió terminar el tercer parcial igual que el segundo, con 19 puntos de diferencia: 55-74.

El último cuarto empezó con la cuarta falta de Hlinason, pero el islandés siguió en pista intimidando por dentro. También con la mano caliente de Sant-Roos, que mantuvo las distancias con dos triples seguidos. El Fuenlabrada no encontraba la manera y, en ocasiones, ni se aclaraba con el tipo de defensa que tocaba en cada momento para desesperación de los propios jugadores. La remontada era imposible. 

Por primera vez en mucho tiempo el Casademont vivía un final tranquilo a pesar de acumular pérdidas y de rebajar ligeramente su producción ofensiva. El Fuenlabrada quiso apretar al final pero ya era tarde para todo. El partido ya estaba decidido para un Casademont superior que por fin pudo sonreír y celebrar con los aficionados desplazados. Queda mucha temporada y mucho camino para sellar la salvación, pero es un paso de gigante.