La crónica del Casademont Zaragoza-Manresa: un festival para la salvación (99-88)

Si en la previa del encuentro se hablaba de que con una victoria ante un rival directo como el Manresa estaría la permanencia lograda, a falta de confirmación matemática, el Casademont Zaragoza eligió la mejor manera para certificar esa salvación: por la puerta grande. El conjunto dirigido por Porfirio Fisac arrolló sin piedad a los catalanes con un festival en campo contrario (récord de anotación en la temporada) y solo los minutos de la basura impidieron un triunfo mucho mayor hasta concluir el duelo en un 99-88 final que no hace justicia a la diferencia que hubo entre los dos equipos.

Y eso que no empezó bien el partido para los intereses del Casademont. Comenzaron muy fríos los dos equipos y la primera canasta tardó en llegar. Simanic y Jovic golpearon primero por los locales y Robinson por los catalanes. Pero fue Dani Pérez el que provocó la primera brecha del encuentro. Con tres triples consecutivos puso un preocupante 6-16 en el Príncipe Felipe. Sin embargo, no se descompuso el Casademont y entre la energía de Sant-Roos, la pelea de Cruz y el acierto de Yusta fueron disminuyendo esa renta hasta equilibrar el marcador hasta el 22-24 con el que terminó el primer cuarto. El mal momento había pasado, ya llovía menos y a los aragoneses se les veía con una marcha más sobre la cancha.

Así se confirmaron esas sensaciones en los segundos diez minutos. En el comienzo del segundo cuarto apareció Hlinason. El Manresa no conseguía frenar, ni con faltas antideportivas al gigantón islandés, que encontraba el aro con mucha facilidad, machacándolo en varias ocasiones. Un triple de Yusta coronaba los grandes minutos de los de Fisac y daba la vuelta por completo al marcador (35-27). Hlinason seguía a lo suyo y la renta llegó hasta los diez puntos, pero una pequeña reacción de los visitantes dejó la renta al descanso en seis. Así terminó una primera parte muy rara. El Casademont solo había anotado dos triples y su porcentaje en el tiro libre estaba por debajo del 50%. Pero aun así, los de Fisac estaban haciendo el resto muy bien y solo su falta de acierto les impidió tener sentenciado el partido. Por contra, al Manresa le estaba salvando la larga distancia y el rebote ofensivo, pero sus dos primeras cuartos dejaron mucho que desear.

Vendaval

Por intensidad ganaba el Casademont por goleada y, cuando el acierto cambió de bando, se sucedió el vendaval. Un huracán que comenzó con dos triples consecutivos de Sant-Roos y Yusta y que con una combinación hispano-cubana con los dos mismos protagonistas puso en pie al pabellón (61-46). La fiesta no había hecho nada más que comenzar y ningún jugador de los aragoneses quería perdérsela. Mekowulu, tras otro gran pase de Sant-Roos, y dos triples de Wright y Cruz sentenciaban definitivamente el partido con más de 13 minutos para acabar el duelo.

Ponitka se apuntó al guateque pero Yusta no quería que le robaran el protagonismo y con un 2+1 y con otro acierto desde la larga distancia cerró un tercer cuarto para el recuerdo (35-15) ante un inoperante y desquiciado Manresa. Faltaba Simanic por tener su minuto de gloria y lo encontró con cuatro puntos consecutivos al inicio del último parcial. La renta llegó a ser abrumadora, de 28 puntos, pero tanto el Casademont como la afición del Príncipe Felipe estaban ya de celebración. Hubo minutos para todos y Nguirane y Pablo Aso se llevaron sendas ovaciones cuando entraron a la cancha. Solo Wright encontraba la canasta en unos minutos que, como suele suceder en estos casos, perdieron toda la intensidad e incluso sobraron. El intercambio de golpes final favoreció a un Manresa que maquilló sobremanera el marcador pero que en ningún momento tuvo la oportunidad de aguar la fiesta de la salvación.