VIOLENCIA MACHISTA

El maltratador fugado en Calatayud ya estaba en busca por otra agresión

La Guardia Civil se afana en detener a Manuel C. A. tras la paliza a su pareja. La madre de la víctima denunció la desaparición de la joven en diciembre

El agresor y la víctima se encontraban en Castejón de Alarba, municipio en el que hay 88 habitantes censados

El agresor y la víctima se encontraban en Castejón de Alarba, municipio en el que hay 88 habitantes censados / SERVICIO ESPECIAL

La detención de Manuel C. A., de 29 años, es en estos momentos una prioridad para la Guardia Civil. No solo por la brutal paliza que le dio esta semana a su pareja sentimental en Castejón de Alarba, sino por la orden de busca y captura que pesaba sobre él por una agresión anterior a esta misma mujer. En esta localidad de tan solo 88 habitantes de la zaragozana comarca de Calatayud había alquilado una casa este joven y la víctima de los malos tratos, cuya familia había denunciado que estaba en paradero desconocido desde el 23 de diciembre. No tuvieron noticias de ella hasta el pasado martes, cuando ingresó en el hospital Miguel Servet de la capital aragonesa en estado grave tras haber sido golpeada hasta la extenuación de su maltratador.

La Unidad Orgánica de Policía Judicial de la Guardia Civil de Zaragoza ha establecido un dispositivo para dar con el sospechoso que cuenta con una larga lista de antecedentes por robos, estafa y malos tratos. Incluso ha llegado a estar preso. Un historial que unido a su fuga ha conllevado la activación del nivel de riesgo extremo del sistema Viogén por el que la víctima tiene a un agente policial que no se despega no un minuto de ella.

La víctima de Manuel C. A., es una joven de 23 años vecina de Zaragoza. Salió de casa el 15 de diciembre. Sin maleta, sin dinero, sin tarjetas, sin abrigo. No dijo nada, no se despidió. Fue el 22 de diciembre cuando dio señales de vida, poniendo en más alerta a su familia. Estaba en un lugar desconocido pero con el hombre que los seres queridos de esta joven habían llegado a denunciar hasta en tres ocasiones. Como consecuencia de ello sobre él pesaba una orden de ingreso en prisión preventiva y otra de busca y captura por no presentarse en el Juzgado de Violencia sobre la Mujer número 2 de Zaragoza; y otra orden de alejamiento decretada por el Juzgado de Primera Instancia e Instrucción número 1 de Calatayud.

Marian, madre de la víctima: «En diciembre se saltaron la orden de alejamiento y él le dio una paliza en presencia de gente»

El fugitivo y la víctima llevaban tan solo seis meses de relación. Seis meses de «golpes», «maltrato» y «humillaciones». Las denuncias hablan de «manipulación», de amenazas, de imposiciones; describen escenas violentas, insultos, golpes. Narran como la joven cambió, se volvió insegura. De como era «obligada a hacer cosas que no quiere, como delinquir», o cómo dejó su casa, la de su madre, y estuvo «obligada a vivir a bordo de un vehículo».

La joven y su pareja se conocieron en abril. Estaban en un bar. Ella se ilusiona. Él, aparentemente, también. «Desde el principio empezó a comportarse de forma diferente», retrocede Marian. «Contaba algunas mentiras... Horarios descontrolados. Al cabo de 15 días, se coge la baja laboral –tenía trabajo estable, en la Opel– y se va a vivir con él».

«Empecé a ver que no estaba bien. Me llamaba esporádicamente, llorando. Me decía: ‘mamá, estoy mal, quiero volver a casa’», explica su madre. Medio año estuvo fuera, pero en octubre volvió. «Me quedé impactada. Mi hija mide 1,80 y pesa… No creo que llegue ni a 50 kilos. En octubre volvió a casa en un estado terrible».

Anulada

Abatida, física y psicológicamente. Anulada, describe Marian. «Yo llamé a la policía ese momento. La joven se derrumbó delante de los agentes, pero contó un 25% de las cosas que vivió.

 «Empezó a alejarse. Al principio, en mayo, junio... a mí me mandaba whatsapps, pero dejó de ser su forma de escribir. Creo, y te diría que sé que lo hacía él. Mi hija tenía TikTok, Whatsapp... y desde que conoció a este chico, nada. Dejó de tener redes sociales. Él controlaba todo», añade.

El atestado policial va a un juzgado de Calatayud, cuya magistrada acordó una orden de alejamiento», resume Marian. Estaba a salvo. Estaba en casa, pero la falsa calma duró poco. «Volvieron a tener contacto: mi hija no tiene ninguna decisión propia... está... manipulada...», lamenta esta mujer. Se saltaron la orden de alejamiento. En diciembre, «él le pegó una paliza» en presencia de gente. «La jueza de violencia, esta vez del Juzgado de Violencia sobre la Mujer numero 2 de Zaragoza ordenó el ingreso en prisión. Sin embargo, Manuel C. A. nunca compareció ni se presentó.

«Mi hija tenía TikTok, Whastapp y desde que conoció a ese chico dejó de tener redes sociales»

El atestado policial incluye, además, que cuando la joven ha querido poner fin a su relación, regresar a casa con su madre, la respuesta de él han sido agresiones, «impidiéndole hacerlo y marchar de su lado, o que pudiera pedir auxilio, teniéndola retenida en un vehículo y quitándole el móvil», y amenazas. Algunas, transcritas literalmente: «Si me dejas, te meto en el coche y te llevo a un camino y te dejo medio muerta». Él negó todo y alegó que la familia de ella no quieren que estén juntos. La UFAM, por su parte, dictó riesgo alto, y dio credibilidad a los múltiples testimonios de violencia contra la mujer.

Nada sirvió para que esta joven volviera con él y se perdiera su rastro. Nadie podía imaginarse que pudieran estar en Castejón de Alarba, donde él le dio una paliza que hizo que la víctima tuviera que ingresar en estado grave en e hospital Miguel Servet. Los médicos pudieron salvarle la visión del ojo, que corría peligro. Una vecina fue la que la asistió mientras él conseguía hui