SINIESTRALIDAD EN LA MONTAÑA

Los diez jóvenes rescatados en el Moncayo iban sin equipo de montaña

Con zapatillas deportivas y sin mirar el parte meteorológico ascendieron a la cima / A alguno de ellos se le llegó a agotar la batería mientras llegaban sus salvadores

Momento del rescate a uno de los jóvenes.

Momento del rescate a uno de los jóvenes. / GUARDIA CIVIL

Todo lo que no hay que hacer al subir una montaña lo hicieron los diez jóvenes vecinos de la localidad navarra de Murchante que tuvieron que ser rescatados el miércoles tras desorientarse en el Moncayo. No llevaban linternas, ni ropa de abrigo, iban calzados con zapatillas de deporte y ni habían mirado el parte meteorológico que avisaba que en cuestión de horas la excursión que habían previsto se iba a convertir en una de las peores experiencias de su vida. Por suerte, la Guardia Civil y los Bomberos de la Diputación Provincial de Zaragoza (DPZ) pudieron rescatarles con vida. En este mismo mes de febrero, pero del año 2009 dos montañeros madrileños aparecieron muertos tras extraviarse. 

Uno de los bomberos de la DPZ que intervino, el jefe de operaciones, Manuel Martínez, incidió en lo complicado que fue la asistencia, pues iban recibiendo por goteo avisos de personas desorientadas en el Moncayo sin saber en un primer momento que era un grupo de diez jóvenes de entre 16 y 19 años que se había separado durante la excursión. A ello hubo que añadir que se había hecho de noche y que había niebla, por lo que ni el helicóptero del instituto armado con base en Huesca pudo intervenir. 

«Primero encontramos a los tres chicos en la zona del santuario y fuimos ascendiendo hacia la cima del Moncayo con conversación telefónica. Estaban asustados, tenían frío y se resbalaban», destacó este especialista en emergencias, quien añadió que «otros estaban en la ladera de San Miguel y y otros en la cima». «Iban sin linternas, por lo que gracias a los gritos que nos decían donde estaban pudimos encontrarles», resaltó. 

Este bombero también resaltó que los jóvenes «no sabían lo que era un piolet, los crampones y los cascos. No habían planificado la ascensión que iniciaron a las 13.00 horas, inventándose su ruta cuando la ladera está reservada a personas con experiencia».  

"Pasé mucho miedo, estuve a punto de llorar porque yo no quería morir"

Osama, uno de los jóvenes que fue rescatado, reconoció que tanto él como sus amigos «habían aprendido la lección. Estuvimos buscando el camino un buen rato pero con la nieve y el hielo que nos resbalábamos todo el rato decidimos no bajar». «Pasé mucho miedo, estuve a punto de llorar porque yo no quería morir así», afirmó en una entrevista al programa Aquí y Ahora de Aragón TV. «Nos habíamos separado después de comernos el bocadillo y fueron unos compañeros que iban tres y que se habían caído los primeros en llamar por teléfono para pedir ayuda», afirmó este joven especialmente agradecido a los Bomberos de la DPZ y a la Guardia Civil por «sacarles de ese problemón». 

El rescate se realizó en dos grupos. Por un lado, un grupo de bomberos de la DPZ ascendió hasta la cima por la ruta habitual para rescatar a cinco de los jóvenes. Un segundo grupo formado por agentes de la Guardia Civil y bomberos de la Diputación accedieron hasta una pala previa a la cima y de pendiente acusada donde permanecían sin moverse otros dos jóvenes. Los ostros tres adolescentes bajaron por su propio pie.