SUCESOS EN ARAGÓN

Un vecino de Maella confiesa los abusos sexuales a una chica de 12 años

El condenado, de 26 años, acepta una pena de dos años de cárcel y no llegará a ingresar en prisión

Llevó a la víctima a la parte trasera de una gasolinera y allí le tocó el culo y los pechos

El ahora condenado reconoció los hechos ante el tribunal de la Sección Sexta de la Audiencia Provincial de Zaragoza.

El ahora condenado reconoció los hechos ante el tribunal de la Sección Sexta de la Audiencia Provincial de Zaragoza. / EL PERIÓDICO

El Periódico de Aragón

Una diferencia de 14 años de edad no fue suficiente para que un vecino de Maella desistiera de sus ánimos sexuales con una joven de 12 años con la que intercambiaba mensajes a través de Whatsapp. Tampoco lo hizo pese a las advertencias de los padres de la menor para que cesara su empeño por concertar una cita con ella, informándole de que sufría desajustes emocionales y, por ello, recibía tratamiento psicológico. Ayer, Carlos F. (España, 1996) reconoció ante el tribunal de la Sección Sexta de la Audiencia Provincial de Zaragoza haber besado y manoseado a esta chica y aceptó una pena de dos años de cárcel como autor de un delito de abuso sexual.

Este joven de 27 años no ingresará en prisión porque se acordó la suspensión de la pena privativa de libertad una vez se declaró firme la sentencia, dictada in voce por la magistrada presidenta del tribunal provincial, Milagro Rubio Gil. El acuerdo suscrito entre el ministerio fiscal, la acusación particular a cargo de María Trinidad Paño y la defensa ejercida por Elena Bondía también incluye una orden de alejamiento de 100 metros durante cinco años y la medida de libertad vigilada por el mismo periodo de tiempo. La indemnización, que asciende a 6.000 euros, ya ha sido consignada en las arcas del juzgado –de ahí la aplicación de la atenuante de reparación de daño– y Carlos F. también deberá abonar las costas procesales incluidas las de la acusación particular.

Los hechos referidos se remontan a la tarde del 2 de octubre del año pasado, en torno a las 17.00 horas, cuando el ahora condenado consiguió quedar con la víctima. Le llevó a la zona trasera de una gasolinera de Caspe, donde comenzó a tocarle el culo y los pechos e incluso grabó con el móvil los besos que se dieron para que luego ella los difundiera en su propio perfil de Instagram.

Lo hizo siendo consciente en todo momento de la edad de la joven (12) y de su situación de vulnerabilidad porque, esa misma semana, los padres de la víctima se personaron en el pub que él mismo regentaba en Maella para requerirle que dejara de hablar con su primogénita. La había conocido días antes por mediación de un amigo en común y no dudó en intercambiar mensajes a través de Whatsapp tras guiñarle un ojo en ese primer intercambio de miradas.

Tal fue la ignorancia de la joven que incluso le llegó a contar a su madre que había conocido al ahora condenado y fue entonces cuando los progenitores decidieron advertirle a este último personándose en el citado pub. Pero no fue suficiente porque Carlos F. inició una videollamada esa misma madrugada y volvió a hacer caso omiso de los audios y mensajes de texto que la madre le envió horas después. Todo ello desembocó en el encuentro que ambos mantuvieron en la estación de servicio y que finalizó antes de hora cuando la chica le mintió diciéndole que le estaba esperando su madre.