SUCESOS EN ARAGÓN

Condenado por dejar tuerto de un puñetazo a un aficionado en La Romareda

El tribunal impone a un socio del Real Zaragoza dos años de cárcel y 52.500 euros de indemnización

La víctima perdió por completo la visión en el ojo izquierdo y tuvo que dejar de trabajar

Un puñetazo en La Romareda dejó tuerto a un aficionado: "Se volvió loco"

Óscar C. G., en el banquillo de los acusados de la Audiencia Provincial de Zaragoza.  | EL PERIÓDICO

Óscar C. G., en el banquillo de los acusados de la Audiencia Provincial de Zaragoza. | EL PERIÓDICO / el periódico

El Periódico de Aragón

Una discusión por incumplir el orden de la fila de acceso al estadio de La Romareda llevó a Óscar C. G. (España, 1975) a propinar un puñetazo a un aficionado del Real Zaragoza que había ganado varios puestos entre la marabunta de blanquillos. Le propinó un golpe en el ojo izquierdo que le dejó tuerto al romperle el esfínter pupilar y, por consiguiente, le provocó una dilatación de la pupila que le ha llevado a perder por completo la visión. Ahora, la Sección Tercera de la Audiencia Provincial de Zaragoza le ha condenado a dos años de cárcel como autor de un delito de lesiones por el que también deberá hacer frente al pago de 52.500 euros en concepto de responsabilidad civil.

El tribunal provincial, presidido por el magistrado José Ruiz Ramo, ha considerado probado que Óscar C. G. propinó el citado puñetazo «con evidente desprecio a la integridad física» de la víctima. Al respecto se pronunciaron los profesionales del Instituto de Medicina Legal y Ciencias Forenses de Aragón (Imlcfa) –«el puñetazo tuvo que ser fuerte por la entidad de las lesiones que sufrió», precisaron–, al mismo tiempo que pormenorizaban los daños que sufrió en el ojo izquierdo a pesar de que el ahora condenado negó la mayor.

Primero se le desplazó una lente ventricular que llevaba implantada tras haberse sometido años atrás a una intervención quirúrgica de cataratas. Y, al recibir el puñetazo en el reborde óseo, se desencadenó la dilatación de la pupila a raíz de la rotura del esfínter pupilar. Como consecuencia de todo ello, la víctima tiene reconocida incapacidad permanente total y se ha visto obligada a dejar de trabajar como oficial de telecomunicaciones. A juicio de los magistrados, se trata de «un perjuicio moderado por pérdida de calidad de vida».

Los hechos referidos se remontan a los instantes previos de un partido que enfrentó al Real Zaragoza con el Eibar el 6 de diciembre de 2021. La víctima no tuvo ningún problema en explicar al tribunal que se coló varios puestos en la fila –«mi prioridad era entrar porque dentro tenía a un sobrino con los dos pequeños», si bien también les indicó que en ningún momento se llegó a situar por delante del ahora condenado. «Nadie me dijo nada (por colarse), pero él se fue hasta los tornos muy aireado para decirle a los de seguridad que una persona se estaba colando», declaró en el juicio. «Él ya estaba para entrar y empezó a increparme otra vez. Ahí empezó un forcejeo e intenté apartarlo con tan mala suerte de que le di un manotazo», prosiguió. «Este señor me hizo una cruzada que no entiendo a día de hoy. Se volvió loco. Empezó a lanzarme puñetazos y uno de ellos me alcanzó», sentenció.

Inicialmente, tanto el ministerio fiscal como la acusación particular a cargo de Araceli Esteban Gil solicitaban una pena de siete años de cárcel y una indemnización que ascendía hasta los 64.750 y 70.000 euros, respectivamente. La causa la ha dirigido el Juzgado de Instrucción número 8 de Zaragoza y contra el fallo todavía cabe recurso de apelación ante la Sala Civil y Penal del Tribunal Superior de Justicia de Aragón (TSJA).