SUCESOS EN ARAGÓN

Un padrastro confiesa haber abusado de sus hijas menores en Zaragoza

Acepta ocho años de cárcel por tocamientos y episodios en los que les vendaba los ojos y les introducía en la boca "una medicina"

También deberá indemnizar con 15.000 euros a cada una de las víctimas por los daños morales ocasionados

El juicio se celebró ante la Sección Sexta de la Audiencia Provincial de Zaragoza.

El juicio se celebró ante la Sección Sexta de la Audiencia Provincial de Zaragoza. / MIGUEL ÁNGEL GRACIA

La diferencia de edad es un elemento del que se sirven los delincuentes sexuales para consumar con éxito sus pretensiones, tal y como hizo un vecino de Zaragoza –Álvaro (Colombia, 1988)– para abusar, durante meses, de sus hijastras de nueve y siete años. No solo les tocó los genitales, sino que también les ponía una venda en los ojos y les introducía en la boca lo que él llamaba una medicina. Hace unas semanas, el colombiano de 36 años reconoció los hechos ante la Sección Sexta de la Audiencia Provincial de Zaragoza y aceptó una pena de cuatro años de cárcel por cada uno de los dos delitos de abuso sexual de los que fueron víctimas las menores.

Estos fueron los términos del acuerdo suscrito entre el ministerio fiscal, la acusación particular a cargo de Eva María Escanero, y la defensa ejercida por Andrés Ortiz, y que también recoge el pago de 30.000 euros de indemnización en concepto de responsabilidad civil por los daños morales ocasionados a la víctima.

Los hechos referidos se remontan al periodo de tiempo transcurrido entre septiembre de 2020 y los primeros meses de 2021. De acuerdo al escrito de acusación de la Fiscalía, todo empezó cuando una de las niñas entró a la habitación del acusado y este se encontraba desnudo, situación que aprovechó el adulto para instarle a tocarle los genitales. Fue el primer capítulo de los muchos que siguieron a lo largo de las siguientes semanas como, por ejemplo, los tocamientos de genitales cuando entraba al cuarto de la menor.

El padrastro también les mostraba vídeos de contenido pornográfico en su terminal mientras le describía las escenas que veía. De todo ello era desconocedora la madre porque el ahora condenado protagonizaba los citados episodios cuando la mujer estaba trabajando. También se cobró como víctima a la segunda de las hermanas al acostarse en la cama con ella y tocarle los genitales. A ambas les vendaba los ojos y les decía que les metía una medicina en la boca, sin que las menores pudieran ver lo que era.

La sentencia, que fue dictada in voce por la presidenta del tribunal provincial, la magistrada María del Milagro Rubio, es firme y también incluye una orden de alejamiento de 200 metros durante diez años.

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