El Descenso de Nabatas por el río Gállego se ha cumplido con éxito en la edición número dieciocho, tras dos años sin poder hacer esta tradición por la pandemia. Este evento tiene por objeto mostrar el desaparecido oficio del nabatero y recuperar la tradición.

A las 09.00 horas ya se repasaban las dos nabatas que han realizado el descenso, una de dos trampos y otra de tres trampos, así como todos los detalles de la bajada, de 7,5 kilómetros por el río Gállego, desde Murillo hasta Santa Eulalia. Se ha hecho con el acompañamiento musical de os Gaiters d'a Tierra Baja.

A las 11.00 horas se ha salido con las nabatas, conducidas por 12 nabateros y nabateras acompañados por otros compañeros también vestidos. Tras ellos el Club de Kayak de Murillo de Gállego y los equipos de Salvamento acuático de Diputación de Huesca y Diputación de Zaragoza han hecho su salida para asegurar la seguridad de este evento.

Luego, han llegado las primeras curvas del río, que han dejado ver la fuerza del agua, poniendo a prueba la pericia nabatera. Sobre las 11.15 horas el público que llenaba el puente de Murillo de Gállego ya ha visto aparecer la nabata de tres trampos y después la segunda, observando cómo han pasado por debajo de dicha estructura, en la que hay uno de las pasos más complicados del descenso por las placas de hormigón que ahí quedaron tras su construcción.

Parte del público ha seguido el recorrido por pistas laterales, llegando al paso de la lavadora, otro paso complicado donde dos curvas y una grada dentro del río requiere de mucha habilidad además de equilibrio.

Tras pasar la "lavadora", las nabatas han parado en un ligero remanso en el sitio conocido como "el paso de la barca", dado que ahí existía una antigua barca para pasar el río. En ese punto, han almorzado todos los nabateros a mitad de bajada para dar tiempo a los vehículos a llegar al Puente de Hierro.

En este puente recién arreglado luce una nueva pancarta con el lema 'Río Gállego Vivo'. Tras el puente se encuentra la playa de llegada donde los nabateros y nabateras se han abrazado con sus familias tras la tensión del descenso y han recibido el aplauso del público.