La crecida extraordinaria del río de la cueva de las Güixas de Villanúa obliga a cerrarla al público durante 5 días

Las tormentas han propiciado que el caudal del río se desborde

La cueva lleva cerrada desde el pasado domingo

Estado del río subterráneo que recorre la Cueva de las Güixas estos días

Turismo Sabiñánigo

Las tormentas que llevan asentadas en Aragón desde el fin de semana pasado han dejado impactantes imágenes como el incendio de la Cámara de Comercio de Zaragoza y un sinfín de rayos de madrugada a lo largo y ancho de la comunidad. Igualmente llamativo es el corazón de la Cueva de las Güixas, uno de los principales focos turísticos de Sabiñánigo (Huesca). Allí, el crecimiento absolutamente extraordinario del río subterraneo que recorre su interior ha obligado a cerrarlo al público. Así lleva desde el pasado domingo y así continuará, en principio, hasta este próximo jueves.

Los 50 litros por metro cuadrado caídos desde el domingo han propiciado el rebasamiento del caudal que recorre el primer nivel de la cueva hasta hacer imposible el recorrido de los visitantes, llegando a las pasarelas por la que discurre el recorrido.

"El domingo ya cerramos por el riesgo y el lunes y martes por inundación", explica a este periódico Alberto Zárate, guía en este enclave. Este miércoles continúa cerrado a los visitantes por riesgo y también continuará clausurado el jueves por el mismo motivo. El viernes ya sí estará abierto al público, una vez que las previsiones meteorológicas son más halagüeñas.

Crecida extraordinaria del río que atraviesa la cueva

Turismo Sabiñánigo

Zárate contextualiza este fenómeno: "Es habitual que esto ocurra 7 u 8 veces al año, pero lo que es menos habitual es que suceda en estas fechas". La razón que esgrime es que estas inundaciones están vinculadas al fenómeno del deshielo, por lo que es común entre abril y mayo. De hecho, este año solo se ha producido dos veces este fenómeno. "El primero se produjo muy pronto, en marzo, debido a las altas temperaturas que se registraron y propiciaron el deshielo en esas fechas", argumenta Zárate.

Desde entonces, todo ha trascurrido con una inusual normalidad. ¿El responsable? La primavera extremadamente seca que hemos vivido.