Las películas quedan, la gente se va. Eso pensaba Madronita Andreu, la camarógrafa nacida en 1893, que se avanzó décadas a un tiempo en el que todo se graba. Su legado --más de 900 bovinas filmadas en 16 mm. entre 1920 y 1960-- es la semilla de Un instante en la vida ajena . José Luis López-Linares firma este documental, el único largometraje español que se proyectará en la Mostra de Venecia.

Un instante en la vida ajena se adentra en la cara más dulce de una adinerada familia de la burguesía catalana. Es una intensa mirada a una época vista por una mujer que pudo surgir de las novelas de Francis Scott Fitzgerald. La película, en su génesis, se llamó Los placeres y los días en honor a Marcel Proust. "Pero no queríamos coincidir con el título de la columna de Francisco Umbral", confiesa López-Linares, que asume en solitario la dirección de un filme que ha requerido de meses de encierro en una sala de montaje. "Eran 1500 horas. Podría haber hecho ocho películas distintas".

Javier Rioyo, con quien López-Linares ha realizado documentales como Asaltar los cielos y A propósito de Buñuel , no aparece en los créditos como codirector, sino como coproductor y guionista. "Prácticamente la he hecho yo solo", asegura López-Linares. Sin embargo, eso no significa una ruptura. "Seguimos trabajando juntos. Mantenemos nuestra productora aunque cada uno tenga sus propios proyectos".

VETO A FRANCO

Madronita, hija del doctor de las pastillas para la tos, tuvo una vida de ensueño o al menos eso es lo que ella ha querido que se crea. Sus filmaciones sólo captan las bodas y los bailes, las risas y los abrazos, los días de sol y los encuadres bonitos. Nunca una lágrima. Jamás un entierro. Sus herederos, al igual que hizo ella, siguen controlando las fotos que aparecen en el álbum de familia. Lo que no interesa que se vea, no se enseña.

El contrato de cesión de imágenes lo especifica bien claro: sólo puede salir lo que la familia Andreu autorice. Así, Un instante en la vida ajena no incluye una escena grabada por la cineasta amateur en la que Max H. Klein, su segundo marido, toma el café con Francisco Franco en una finca de Tarragona. En la cinta se ve al señor Klein enseñándole a Franco --que se queda atónito-- la fotografía que le acaba de hacer con una cámara Polaroid. En cambio, la familia no ha tenido inconveniente en que Julio Iglesias y Salvador Dalí aparezcan en el entorno privado de Madronita.

Un instante en la vida ajena evita los bustos parlantes, la aparición de personas que recuerdan la vida de la protagonista. El guión está confeccionado a partir de las entrevistas que realizó Rioyo a amigos y familiares, entre ellos Flora Klein, la hija pequeña de Madronita. Sus recuerdos aparecen en boca del narrador en off , un personaje ficticio que en los últimos años de su vida ayudó a Madronita a poner en orden su archivo fílmico. Jesús Agelet, actor de Els Joglars, interpreta este papel. De esta manera, el filme se alimenta exclusivamente del legado de Madronita, "que siendo autodidacta tuvo un talento natural para filmar".