La censura en los Oscar incomoda a Hollywood

El 29 de febrero, en Los Angeles o en Nueva York, una sola persona empleada en la cadena estadounidense ABC decidirá qué se escucha y qué no en los millones de hogares de todo el mundo que sigan la retransmisión de la entrega de los Oscar, a la que se aplicará un bucle de retraso de cinco segundos.

El productor de la gala, Joe Roth, quiere aferrarse a la idea de que ese lapso se usará sólo para tapar posibles expresiones malsonantes de lenguaje y no para eliminar declaraciones políticas. Pero no parece una locura que el presidente de la Academia, Frank Pierson, haya bautizado ese poder unipersonal como "una forma de censura. Si la gala llega con un pitido --declara a The Hollywood Reporter --, todos perderemos".

Pierson, líder de una institución mayoritariamente identificada con ideas progresistas, ha escrito una carta a los académicos que se da a conocer 10 días después de que se iniciara el escándalo al quedar al descubierto en directo en TV un pecho de Janet Jackson y sólo tres días después de que los Grammys aplicaran un bucle de cinco minutos. "Incluso un retraso muy breve introduce una forma de censura en la emisión: no es control gubernamental directo --escribe Pierson--, pero significa que un representante de la cadena está intentando imaginar lo que un gobierno toleraría, lo que puede ser aún peor".

Mientras, la sensación de rampante censura sigue extendiéndose, alcanzando series como Urgencias y Policías de Nueva York , donde imágenes integradas en el estilo de las creaciones caen bajo las ciegas tijeras que mueve el miedo a la indecencia.

Ayer, en el Congreso de EEUU, comparecieron los responsables de CBS --la cadena que emitió el momento pecho Jackson -- y Viacom --su casa madre--. Testificaron en en una comisión que pide que se multipliquen por 10 las multas a las empresas que se salten las leyes de decencia en TV. Y, mientras unos congresistas hablaban de "lavar la boca con jabón" y otros pedían responsabilidad a la industria, seguían resonando las preguntas de Pierson. "Una vez que el principio del retraso se ha aceptado, ¿cuánto tiempo deberá pasar hasta que se conviertan en objeto de eliminación no sólo palabras sino también ideas?". En el Congreso no hubo respuesta.