El ayuntamiento de Brea de Aragón, en la comarca del Aranda, ha preparado en el cementerio un nicho en el que mañana domingo, a las 13 horas, quedarán depositadas las cenizas de la actriz Lola Lemos, fallecida el pasado jueves en Madrid a los 96 años e incinerada ayer en el tanatorio de la M 30.

A lo largo de toda su vida, Lola Lemos tuvo a gala haber nacido en un rellano de la fonda de Brea un día en que sus padres, de gira con Pastora Imperio y recogidos todos los bártulos, estaban a punto de montar en el coche de caballos, tras una función.

"Mi madre trabajaba hasta romper aguas" explicaba la actriz que fue bautizada aquel día, el 5 de mayo de 1913, en la parroquia del pueblo aragonés que hace diez años la declaró hija adoptiva (aunque no tenía la fe de nacimiento) y puso su nombre y una placa a la placeta en donde estaba aquella fonda.

UNA LARGA CARRERA Dolores García Lemos, hermana del también actor Carlos Lemos, era miembro de una de las familias con más solera en el mundo de la interpretación española (la saga venía del siglo XVIII) y debutó a los 10 años en el teatro. Aunque ha sido una actriz fundamentalmente escénica, se la conoce sobre todo por haber estado presente en televisión desde los años 60 y 70 en espacios como Estudio 1, Historias para no dormir o Novela.

Pero fue al final de su carrera como actriz cuando alcanzó buena parte de su popularidad, al participar en series de éxito como Menudo es mi padre, emitida entre 1996 y 1998 o Abierto 24 horas, en el año 2000. De su participación en el cine quedan como testigos películas como Llegaron dos hombres (1959), Sor Citroen, Extramuros o Alegre ma non troppo.

A finales del pasado año, Lola Lemos aparecía en el libro 34 actores hablan de su oficio, firmado por Arantxa Aguirre y José Luis López-Linares, en el que se recogen testimonios de actores sobre su trayectoria profesional.

En el mismo, Aguirre destacaba especialmente el testimonio de Lola Lemos, al que calificaba de "conmovedor" al considerar que evidenciaba que los actores "están enamorados de su oficio". Para Lola Lemos, Brea fue mucho más que una casualidad. Ella relataba cómo a finales de los años 70, cuando estaba de primera actriz en el Argensola, el empresario preparó una función en Brea, donde no había vuelto desde el día que nació: "Trabajamos un día de lluvia increíble y ni pude ver el pueblo", recordaba.

Fue hace diez años, cuando, tras una entrevista de la actriz en televisión, el alcalde de Brea entonces, Luis Sáez Guinea comunicó a Lola Lemos el deseo del pueblo de rendirle un homenaje. Y el 21 de abril de 1999, acompañada de una hija, pasó tres días en Brea donde todos la saludaban por la calle. El grupo teatral de Brea, La Guaracha, que es el nombre de una sandalia que hacían los zapateros del pueblo en los tiempos en que ella nació, le preparó un papel en la representación de La barca sin pescador, de Alejandro Casona, que harían en su honor. Lola Lemos, que había hecho esa obra de joven, ensayó con el grupo para hacer de la abuela en el tercer acto. Aún recuerdan aquellos actores cómo una actriz consumada apenas podía contener los nervios (lo mismo que ellos) minutos antes de salir a escena.

A partir de entonces, cada año paticipaba, en persona o mandando un ramo, en la ofrenda de flores a la Virgen del Rosario, y ayudaba económicamente a la parroquia y a la biblioteca. Su última voluntad fue que trajeran sus cenizas a su pueblo natal.