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crítica

Un tratado de cultura popular

Un tratado de cultura popular

It follows sorprendió hace cuatro años. Aquella sacudida se prolonga ahora con Lo que esconde Silver Lake, una película de catalogación algo más difícil -es drama, comedia, thriller y fantástico con toques surrealistas, todo a la vez- que acaba siendo, sobre todo, una original revisión de la mitología e influencia de la cultura popular estadounidense.

La acción acontece en una ciudad de Los Ángeles filmada por momentos como Hitchcock filmó San Francisco en Vértigo. Rodada también con ecos del David Lynch de Mulholland Drive y del Hitchcock reformulado por Brian De Palma. El resultado es un estilo muy particular, que no esconde las influencias pero no se limita a atestiguarlas: en el cine estadounidense actual, David Robert Mitchell filma como nadie lo hace en la relación entre escenarios y personajes.

La trama es enrevesada, pero no complicada. Su protagonista, un joven aburrido en una urbanización angelina, conoce a una atractiva vecina que desaparece al día siguiente coincidiendo con el asesinato de un personaje público y algunas cosas más.

El personaje encarnado por Andrew Garfield deja de lado la monotonía para instalarse en lo extraordinario, como el protagonista de Terciopelo azul. Buscando a la enigmática vecina se da de bruces con una realidad igual de enigmática en la que las canciones rock tienen mensajes ocultos, los misterios se resuelven mediante la guía utilizada por los indigentes en los años 30, la sombra de Kurt Cobain flota en el ambiente y las heroínas del cine mudo regresan de entre el celuloide muerto.

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‘THRILLER’

Lo que esconde Silver Lake

David Robert Mitchell

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