Vuelve el Paraninfo de la Universidad de Zaragoza a retomar la actividad gastronómica. Y lo hace de mano del original, pues el equipo de Carmelo Bosque, que le diera forma en su primera y fructífera etapa, retoma el mando de fogones y sala, a partir del equipo de La Granada, comandado por la cocinera Diana Roitegui, con Fernando Barbanoj y Miguel Serrano en la sala.

Dos espectaculares y luminosos comedores, de altos techos, esperan al cliente, que puede disfrutar de su oferta a lo largo de todo el día, desde las 8.00 hasta las 20.00 horas, salvo los domingos. Y como antaño, su mejor estrella es el menú, al precio cerrado de 17,50 euros, incluida también la bodega.

Como cabía esperar, la propuesta culinaria responde a la exitosa de La Granada, restaurante que ha cerrado sus puertas en su emplazamiento original, pero que, en realidad, revive dentro del más emblemático edificio de la Universidad de Zaragoza. A través de una amplia y variada carta que el comensal decide según sus gustos. Con una cocina que podríamos definir de mercado, pero desde un eclecticismo que abarca platos clásicos con un toque diferente, y las personales propuestas de la cocinera.

Entre los primeros, por ejemplo, Langostinos en gabardina de pasta brick, salsa agridulce y rúcula; Quiche de cebolla caramelizada y tomatitos, pesto de albahaca y crema de piquillos; Caldereta de ternasco de Aragón IGP, guisado con tomillo y citronela; Carrillera de ternera guisada al vino tinto, pure de apionabo, arroz inflado y algas; o Torrija de pan de mantequilla, sopa de canela y helado de leche.

Más intención de sorprender aparece en otras lúcidas propuestas de la cocinera, como el Arroz cremoso de espinacas, bacon ahumado y berros fritos; Tartar especiado de berenjena, hummus de garbanzo, pechuga de pollo confitada y alioli de membrillo; Canelones de pollo al curry napados con salsa bechamel especiada; Corvina asada, salsa de miso blanco, quinoa negra salteada, puré de brócoli y bisaltos; o Sopa fría de melón, macedonia de frutas, hierbabuena, jengibre con sorbete de fruta de la pasión.

EN BUSCA DE LA DIFERENCIACIÓN

Todos ellos frescos y ligeros, muy bien presentados y con esa voluntad de diferenciarse de la clásica casa de comidas. Un menú que, en cualquiera de sus opciones, permite retomar las obligaciones laborales de la tarde.

Apenas lleva unas semanas abierto, pero se puede augurar que, como sucedió antaño, pronto habrá que reservar si se quiere disfrutar de la propuesta (976 223 903). Incluso cuando los aforos vuelvan a la normalidad. Para no perdérselo.