Seis amigos, de entre catorce y diecisiete años, que ponen a Alcorisa en el mapa y defienden el mundo rural gracias a su rap. Octava Rampa, colectivo nacido a finales de 2019, monta eventos en los alrededores de su municipio natal y pelea contra la despoblación desde sus letras.

"No hablamos solo de la despoblación pero al final es una situación que nos afecta", razonan Manu Millera y Paul Vidal, dos de los componentes del grupo. Porque Alcorisa les vio nacer y es fundamental para su desarrollo: "El ayuntamiento nos ha facilitado mucho las cosas y nos ha ayudado siempre en la organización de eventos". Millera defiende que la vida en el pueblo "es más cercana" y que desde los primeros pasos, Octava Rampa notó "el apoyo de la gente, que nos animaba a seguir". Sobre las diferencias entre un pueblo y una ciudad, Vidal no encuentra tantas: "Al final, si te lo curras, llegas igual de lejos".

Este joven grupo nació con el objetivo de acercar el rap a su zona, tanto desde sus canciones como con las batallas de gallos. "Son eventos a los que viene todo tipo de público", explica Vidal, que recuerda haber visto "a gente de nuestra edad, a treintañeros y a niños de diez años acompañados por sus padres". La batalla con más repercusión la celebraron en junio de 2020, cuando las restricciones del confinamiento amainaban: "Cumplimos con las medidas y vino mucha gente, que tenía ganas de ver cosas así". Este verano que ahora acaba lo han dedicado a recorrer los pueblos cercanos a Alcorisa, para demostrar que en todos los sitios hay aficionados.

Octava Rampa trata con mimo a su público, cada vez más fiel. "Queremos que formen parte de los eventos", explica Vidal. Millera cuenta que animan a los asistentes "a lanzar palabras con las que improvisar". Todos son importantes en los shows de los alcorisanos.

La composición de canciones es la siguiente tarea que afrontan. «Por ahora trabajamos de forma individual, aunque siempre pensamos en colaborar», explica Millera. El primer fruto de su unión es 44550, cuyo videoclip se grabó en la estación abandonada de Alcorisa y tiene como nombre el código postal del pueblo. "Nos encanta hablar del lugar en el que nos criamos", cuenta Vidal con cariño. El éxito del tema, que acumula miles de reproducciones en YouTube, y su defensa del mundo rural les puso en contacto con el partido político Teruel Existe: "Nos invitaron a colaborar en un proyecto y centrarnos en la defensa de la despoblación". "Nos llenó de orgullo", recuerda Millera, que asegura que el drama de la despoblación "se puede explicar mucho mejor a través de canciones".

La última de las patas de Octava Rampa es una tienda de moda online, en la que se apoyan para "seguir financiando el proyecto"., según Vidal. "Colaboramos con una tienda de Alcorisa, así que todo se queda en el pueblo", cuenta Millera.

El futuro de Octava Rampa lo adivinaron en 44550: «Todos los de mi lado partirán para dibujar su camino». Aunque el colectivo siga vivo, sus componentes son conscientes de que lo harán desde la distancia, "porque cada uno se irá a estudiar a otro lado". Las canciones y las batallas de gallos se quedarán para el verano, "pero no queremos reservar el proyecto solo para julio y agosto", comenta Vidal. La evolución, defiende Millera, será importante "porque podremos ver nuestras diferencias, tanto de pensamiento como en la composición". El éxito, marcado su trabajo, no parece lejano: "Si uno despunta, todos lo apoyaremos. Eso demostrará que Octava Rampa sigue vivo".