El historiador aragonés Julián Casanova recibió ayer el Premio de las letras aragonesas, máxima distinción de la comunidad en la categoría literaria, con el que fue galardonado el pasado mes de abril. Casanova fue elegido para el premio por «su larga trayectoria, la calidad científica de sus textos, el vigor y la agilidad de su estilo ensayístico, la capacidad y voluntad de comunicación, y el compromiso social de su obra». El acto, encabezado por el presidente autonómico Javier Lambán, contó también con la presencia de Felipe Faci, consejero de Cultura del Gobierno de Aragón; y Luis Nozaleda, director general de Enate. Junto a las personalidades, más de 80 personas, entre las que destacaban numerosos historiadores y escritores, acompañaron a Casanova en el IAACC Pablo Serrano durante la tarde de este lunes.

Antes de la intervención del galardonado, la música se coló en el acto, robando por unos minutos el protagonismo a la Historia. Stairway to heaven, la célebre canción del grupo británico Led Zeppelin, abrió el discurso de un Casanova que ha agradecido el gesto de la organización: «Detrás de esta elección están todos los alumnos e historiadores que conocían mis gustos; me agrada».

Casanova ha declarado que el acto era «muy especial» y ha dedicado toda su intervención a demostrar «por qué la historia es una fuente de inspiración, creación y debate». Ha argumentado que la Historia y su estudio sirven para convertir «en más críticos» a los miembros de una sociedad. «Si estudiamos la Historia, somos más analíticos y podemos expresarnos con mayor rigor y haciendo un mejor uso de la comunicación».

«Desmontar los mitos, salir de la universidad y desarrollar el conocimiento» son las tres claves que el historiador aragonés defiende para la correcta divulgación de un género que, en ocasiones, «se presenta como una sucesión de nombres y fechas». «La tarea del historiador es mostrar cómo un suceso es la causa del siguiente», ha defendido Casanova, que quiso incidir en que su profesión difiere, por ejemplo, de la de cronista. Casanova se ha distanciado de la percepción general de los historiadores y ha defendido el uso de «una opción más estética» por parte de los historiadores, asegurando que buscar una audiencia amplia con un lenguaje más sencillo «no reduce la complejidad del mensaje que estamos enviando». «Sin claridad, somos un grupo extraño para la sociedad», ha sentenciado Casanova.

El auge de las teorías de la conspiración y el uso masivo de las redes sociales obligan al historiador a «trabajar con mucho más cuidado». Casanova ha mantenido que «el rigor, la independencia y la libertad» son fundamentales para realizar bien su trabajo y para conseguir hacer visible «algún tipo de verdad, porque la Historia no es una calle de una sola dirección». En la lucha entre pasado, presente y futuro, el historiador ha defendido a ultranza su postura: «Los que solo miran al futuro tienen miedo de mirar al pasado».

El premiado ha adelantado que ya se encuentra trabajando en un nuevo libro, en el que se alejará del plano europeo para investigar, «siempre con la misma solidez», temas de Latinoamérica, Asia y África.

Faci ha sido el encargado de abrir la ceremonia destacando que una de las claves del éxito de Casanova era conseguir que «los lectores se sintiesen identificados» con el autor. El amplio abanico de temas tratados por el historiador aragonés le ha convertido en un «auténtico fenómeno editorial», capaz de afrontar la Historia de forma «teórica, dándole valor al rigor y al método».

Lambán ha recordado que Casanova y él compartieron un curso del grado de Historia en la Universidad de Zaragoza: «Nos conocemos desde hace 47 años y Julián, evidentemente, es un alumno mucho más aventajado que yo». El presidente ha defendido que todos los historiadores «tienen un servicio público asignado» y que el buen uso de la literatura y el relato son «fundamentales» para la correcta divulgación de esta rama. «Julián es un gran narrador y un gran historiador», resumió Lambán, que se declaró «seguidor» de la obra de Casanova.

«Julián es, junto a Josep Fontana, el único autor español que ha extendido su estudio a fuera de la Península Ibérica», ha aplaudido Lambán, que ha elogiado el trabajo de Casanova sobre la historia de Europa, en especial de su última publicación, Una violencia indómita. El siglo XX europeo.

Huyendo de la parte puramente teórica, el presidente aragonés cerró su intervención comparando los libros de Casanova con «los Fusilamientos del 3 de mayo de Goya o el Guernica de Picasso», como obras capaces de divulgar desde otro prisma la importancia de la historia: «Las obras de los historiadores son tan eficaces como el arte para contar los males de la guerra o narrar la historia»

De Ana María Navales en 2001 a Ana Alcolea en la última edición

La nómina de los ganadores del Premio de las letras aragonesas es muy extensa. Aquí, el palmarés:

  • 2001: Ana María Navales
  • 2002: José Carlos Mainer
  • 2003: Soledad Puértolas
  • 2004: Jesús Moncada
  • 2005: Rosendo Tello
  • 2006: Francisco Carrasquer
  • 2007: José María Conget Ferruz
  • 2008: Ramón Gil Novales
  • 2009: José Luis Borau
  • 2010: Ángel Guinda
  • 2011: Ignacio Martínez de Pisón
  • 2012: José Manuel Blecua Perdices
  • 2013: José Verón Gormaz
  • 2014: Magdalena Lasala
  • 2015: Manuel Vilas
  • 2016: Agustín Sánchez Vidal
  • 2017: José Luis Corral
  • 2018: Juan Bolea
  • 2019: Ana Alcolea