Etopia está contribuyendo a escribir el futuro de la danza contemporánea. Desde hace cuatro años, el centro de Arte y Tecnología del barrio de la Almozara acoge unas residencias en las que diferentes compañías exploran la relación entre la danza, la tecnología y la ciencia. «Sin conocer, formarse y probar las herramientas y posibilidades que nos ofrecen las nuevas tecnologías en el arte del movimiento no sería posible abrir nuevos caminos para los que vienen detrás. Y eso es precisamente lo que se está haciendo en Etopia: proporcionar esa línea de investigación a los creadores», explica Natividad Buil, directora de Trayectos, el Festival Internacional de Danza Contemporánea de Zaragoza.

Este año, el Laboratorio de Danza y Nuevos Medios, que es un proyecto surgido del propio festival, echó a andar a finales de octubre con la residencia de la compañía barcelonesa Kònic thtr. Culminará su trabajo a finales de esta misma semana tras un mes investigando las posibilidades que ofrecen las nuevas tecnologías y estimulando su creatividad.

Para ello, eso sí, se necesitan los medios necesarios. «Con este sistema de residencias los artistas pueden ampliar su reflexión hacia lugares en los que se incluyan las nuevas tecnologías sin la necesidad o la presión de producir una obra en concreto», explica Buil, que apunta que en España apenas existen centros de creación con las condiciones y los medios adecuados para investigar.

Etopia quiere llenar ese vacío con el Laborario de Danza y Nuevos Medios, que pone a disposición de los artistas sus laboratorios de innovación abierta: biología (wetlab), fabricación digital, audiovisual y sonido. En este caso, Kònic thtr está usando los de sonido y biología. En estos espacios, Rosa Sánchez, performer y directora artística de la compañía; Alain Baumann, músico, programador y director tecnológico; y María Ganzaraín, bailarina y creadora de danza contemporánea, experimentan la primera fase de Inteligencias múltiples in_exo corpóreas, una creación cuyo estreno está previsto para junio de 2022 en el Mercat de Les Flors de Barcelona. «Están utilizando sensores para registrar sus movimientos y explorar qué posibilidades les puede ofrecer a nivel creativo», explica Buil.

La propuesta de la compañía barcelonesa trata de relacionar arte, ciencia, tecnología y sociedad en un formato escénico no convencional. De hecho, el escenario se convierte en un lugar interactivo mediante sonido, imágenes en 3D y otros elementos que simulan la respiración humana o los distintos estados de la materia. Todo ello acompañado de una gráfica interactiva proyectada que responde a la evolución del movimiento que se realiza en escena. Una producción para la que Etopia está sirviendo como laboratorio de pruebas y experimentación. «Esta iniciativa nos parece fundamental en los proyectos transversales de la danza contemporánea, que hoy no solo se nutre de escritura coreográfica, sino también de otras disciplinas. Para poder realizar estas composiciones en escena, necesitamos de la exploración y del apoyo de estructuras como Trayectos», apunta Rosa Sánchez.

A lo largo de las diferentes ediciones de esta iniciativa, sustentada con el apoyo del ayuntamiento, han surgido atractivas performances que escapan del concepto convencional de danza, como cuando unos artistas conectaron sensores al arco de un violín que, cuando era tocado, interactuaba con las luces incorporadas en una bailarina.