Jávea y la Marina Alta han entrado a lo grande en la apasionante historia de la enigmática escritura ibérica. Una pieza excepcional ha salido ahora a la luz. Es un plomo datado entre los siglos IV y III a. C. Contiene nada menos que 200 signos. El amanuense los grabó con precisión. El plomo está desplegado en cuatro láminas. "Es una pieza magnífica", asegura Joan Ferrer i Jané, especialista en epigrafía paleohispánica de la Universitat de Barcelona.

La escritura ibérica se puede leer fonéticamente (la pronunciación la descifró en 1922 el investigador Manuel Gómez-Moreno), pero el significado es una nebulosa.

Este plomo ibérico lo ha recuperado la Fundació Cirne de Jávea. Su presidente, Enric Martínez, es cauto y revela lo estrictamente necesario: "Nos llegó de una donación anónima y pertenece a la Marina Alta, pero no puedo decir más".

La fundación vela por el patrimonio cultural. Hace tres años, de buenas a primeras, el "destino" (por llamarlo de alguna forma) puso en sus manos la asombrosa pieza. Cirne y el Museo de Xàbia contactaron con los principales expertos. Lo primero era comprobar su autenticidad. El Instituto Valenciano de Conservación, Restauración e Investigación (IVCR+i) y los especialistas del grupo Littera de la Universitat de Barcelona (integrado, además de por Joan Ferrer i Jané, por Noemí Moncunill, Víctor Sabaté y Javier Velaza), acreditaron que era un plomo ibérico con todas las de la ley. Además, está entre los 30 ó 40 mejor conservados y entre los 15 con un texto más largo.

"Cualquier museo se rifaría una pieza tan valiosa como ésta", asegura el experto en epigrafía.

El plomo se presentó el viernes en la sede de la Fundació Cirne. Ferrer i Jané explicó que su escritura incisa pertenece a la variante nororiental dual. Afirmó que «epigráficamente» puede situarse en el área edetana (Llíria) o contestana, territorio que abrazaba la actual provincia de Alicante y parte de las de València, Murcia y Albacete.

El experto advirtió de que en los yacimientos no se suelen descubrir ya plomos ibéricos. Los furtivos se han adelantado y los han expoliado. Una vez recuperados, resulta complicado situarlos cronológica y geográficamente.

El rescatado en Jávea presenta signos complejos y de ahí que se date en un momento antiguo de la escritura ibérica, que con el tiempo se iría simplificando.

El experto ha transcrito todos los signos y es capaz de leer el texto. Desentrañar su significado es otro cantar. "El 60 % de lo que podemos entender son nombres propios", señaló.

También ha detectado giros que se utilizaban para dar testimonio, lo que podría llevar a interpretar que se trata un documento comercial. Sin embargo, Ferrer y Jané descarta en principio esa hipótesis e intuye que esos 200 signos están relacionados con el culto y la religión.

La disposición de la escritura es bien curiosa. Las líneas están marcadas. Los signos de la mitad superior aparecen boca arriba y los de la inferior boca abajo. Funciona como un espejo, como si dos personas escribieran cara a cara en las mismas láminas.

El plomo se hallaba originariamente plegado como un libro. Pero el furtivo que se lo llevó de un yacimiento lo abrió y rompió las cuatro "hojas". No obstante, la pieza se ha conservado muy bien. El metal, ideal por su ductilidad para la escritura incisa, ha perdido, eso sí, con el tiempo elasticidad.