Llegó la irlandesa Sharon Corr a Zaragoza y llenó el Teatro de las Esquinas. Su concierto iba a celebrarse inicialmente en Rock & Blues, pero finalmente se cambió la ubicación. Mejor, pues el Rock & Blues no habría podido albergar a tantos espectadores. Desde una perspectiva pandémica es muy agradable ver una sala repleta de público, y comprobar que estos disfrutan de la actuación, también. Corr (voz, piano y violín), acompañada por un guitarrista notable, un batería espléndido y un bajista cumplidor no escatimó esfuerzos para que el público saliese contento de su actuación: habló en español, interpretó 19 piezas y derrochó empatía.

Abrió la velada con Radio, una pieza de The Corrs, formación de la que también recuperó Dreams, So Young y el muy coreado, palmeado y casi bailado (porque no se podía, que si no…) instrumental Trout In The Bath. De The Fool & The Scorpion, su disco más reciente, eligió My Beautiful, Under A Daylight Moon, Only You, Free Fall, Running On The Rooftops y la canción que le da título. El resto del repertorio (Small Town Boy, Take A Minute, Catch Me When I Fall, la instrumental Mna Na H’eireaan, Live Before I Die y The Sun And The Moon, entre otras) lo escogió de sus álbumes anteriores.

A mí, que no soy fan incondicional de Sharon, aunque reconozco su valía como artista, el concierto no terminó de entusiasmarme. Anoté en mi libreta de apuntes (esa que a veces te olvidas de leer o pierdes en un descuido) que canciones como Catch Me When I Fall, Mna Na H’eireaan, Only You y Free Fall brillaron por encima de las demás. Lo que viene a decir que las demás no despertaron mi interés. Creo que Sharon tiende a una interpretación muy lineal, abusando en ocasiones de técnicas como el vibrato. Resuelta estuvo con el violín, mientras que apenas pudimos apreciar su destreza con el piano, engullido, en general, por el resto de los instrumentos. En conjunto, la actuación me recordó a una tarta de manzana, postre tradicional irlandés. Una apple pie, vaya.

Uno habría preferido otro tipo de dulce del país, como un irish whiskey truffles, por ejemplo; pero oye, si al público le pareció bien la tarta de manzana, para qué iba Sharon a sacar el güisqui. Claro que, igual es que no le quedaba.